El poder

Un amigo aunque escritor me argumenta que este Gobierno no tiene el poder y que el PSOE permanece agazapado hasta el d¨ªa D, hora H, del, nuevo desembarco de Normand¨ªa. Le enumero los instrumentos pol¨ªticos, econ¨®micos y administrativos de que dispone el Gobierno, desde el BOE hasta sus amigos y conocidos de la banca privada, pero mi interlocutor no se rinde ante los instrumentos. El problema, dice, es que este Gobierno no cuenta con gente v¨¢lida para gobernar y administrar porque sigue pagando el precio hist¨®rico de la colaboraci¨®n con el franquismo de la derecha social y pol¨ªtica. A?ade: el PP carece de suficientes cuadros para garantizar presencia y eficacia democr¨¢tica y la propia Administraci¨®n est¨¢ llena de simpatizantes del felipismo.Yo mismo argument¨¦ en el inmediato pasado que el colaboracionismo hab¨ªa sido la causa de tanta dificultad para encontrar un l¨ªder democr¨¢tico de derechas y el principal obst¨¢culo para que Fraga Iribarne fuera ese l¨ªder. Pero la sombra del franquismo no es tan alargada como para seguir explicando la sensaci¨®n de interina instalaci¨®n del PP en el poder. Razones hay, como las indecisiones que han marcado su mandato, lo sospechosos de algo que siempre fueron algunos de sus ministros, la imposibilidad metaf¨ªsica de explicar c¨®mo el 3 de marzo se levantaron antipujolistas y se acostaron con el honorable en una cama preparada por Duran i Lleida.

La campa?a de que el PP tiene el gobierno, pero no el poder, apuntala a los aznaristas. Peperos y antifelipistas en general necesitan creer que Aznar puede ser breve, y Felipe, eterno. Temores opuestos por el v¨¦rtice, pero concertados, mientras los cantores de Aznar no pasa d¨ªa sin que nos den la lata por lo bien que le salen las cuentas a este chico.