Por un pedazo de tierra
En primer lugar, ha de quedar claro que el terrorista suicida que se autoinmol¨® en un caf¨¦ de Tel Aviv el 21 de marzo y aquellos que le encomendaron la misi¨®n, la gente de Ham¨¢s y de la Yihad, no tramaron este atentado como protesta a la construcci¨®n de un barrio jud¨ªo en Jerusal¨¦n oriental. Se autoinmol¨® para matar a los que estaban a su alrededor porque odiaba profundamente a Israel y a los jud¨ªos en cuanto que jud¨ªos. La desafortunada decisi¨®n del Gobierno de Israel de contruir un nuevo barrio para apoderarse de tierra de ¨¢rabes en Jerusal¨¦n oriental, continuando as¨ª una pol¨ªtica de discriminaci¨®n y expoliaci¨®n, fue s¨®lo el pretexto del terrorista y sus emisarios para seguir con el objetivo de acabar, no s¨®lo con el proceso de paz iniciado en Oslo, sino con cualquier soluci¨®n de paz para esta zona.?Es cierto que la Autoridad Palestina apoy¨® y anim¨® a los activistas de Ham¨¢s, ante el grave empeoramiento de su relaci¨®n con Israel? Es muy posible que s¨ª, lo que constituye un hecho muy grave por su parte. Pero la pregunta importante es por qu¨¦ las relaciones entre Israel y los palestinos han llegado a tal deterioro. La respuesta, est¨¢ clara y lamentablemente, en mi opini¨®n, no deja lugar a dudas; el motivo reside en que Israel intenta constantemente y sin ninguna ¨¦tica anexionarse unos territorios que no son precisamente extensos, lo que hace m¨¢s doloroso y carente de sentido su empecinamiento.
Que me disculpe el lector espa?ol si ahora soy m¨¢s concreto en mi exposici¨®n, pues voy a intentar explicar el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª con n¨²meros.
Todo el territorio de lo que se denomina Palestina, que se corresponde con la Tierra de Israel al oeste de Jordania, ocupa una extensi¨®n de 27.200 kil¨®metros cuadrados, 10.000 de ellos de desierto, que en gran parte se encuentra en territorio de Israel. La divisi¨®n establecida por la ONU en 1947 otorgaba a Israel unos 14.000 kil¨®metros cuadrados y a los palestinos unos 13.000. Los palestinos no aceptaron este reparto y promovieron junto a los pa¨ªses ¨¢rabes una guerra de exterminio del peque?o Israel. Ello condujo a la guerra de 1948, en la que el Estado jud¨ªo logr¨® expulsar a sus enemigos, y no s¨®lo mantuvo lo que la ONU le hab¨ªa dado, sino que se anexion¨® 6.000 kil¨®metros cuadrados de territorio de Palestina.
De esta manera, se llega a lo que se ha dado en llamar L¨ªnea Verde, o frontera del 49, que, con el tiempo, ser¨ªa reconocida por la mayor¨ªa de Ia comunidad internacional como la frontera fija del Estado jud¨ªo, que se extend¨ªa sobre tres cuartas partes de Palestina. Desde la victoria de Israel en la guerra del 1967, Israel ha ido mordisqueando la cuarta parte que queda en manos de los palestinos y hoy se puede decir que unos 1.000 kil¨®metros cuadrados de ese territorio han sido anexionados. A los palestinos les quedan unos 6.000 kil¨®metros cuadrados de territorio.
El Tratado de Oslo supuso el reconocimiento por parte de Israel del derecho de autodeteminaci¨®n de los palestinos y condujo a conversaciones directas con la OLP, como representante leg¨ªtimo del pueblo palestino. Hoy todo israel¨ª sabe que inevitablemente la culminaci¨®n del proceso de paz conlleva la creaci¨®n de un Estado palestino, que Israel no puede seguir dominando a otro pueblo. Y la discusi¨®n gira en torno a cu¨¢nto territorio va a quedar en manos del peque?o Estado palestino. La derecha israel¨ª quiere reducirlo al m¨ªnimo, es decir, a unos 4.500 kil¨®metros cuadrados. En cambio, el centro y la izquierda israel¨ªes est¨¢n dispuestos a que el Estado palestino est¨¦ constituido por los 6.000 kil¨®metros cuadrados que le han quedado hasta ahora. El motivo de la discusi¨®n son, pues, unos 1.000 o 1.500 kil¨®metros cuadrados, adem¨¢s no contiguos, al estar dispersos en una colina aqu¨ª, una llanura all¨¢, una carretera comarcal acull¨¢, una tumba sagrada m¨¢s all¨¢.
Los palestinos, que han perdido unas tres cuartas partes del territorio de Palestina, luchan ahora con justicia por lo poco que les queda. La guerra que en estos momentos nos ocupa es una guerra por "bienes inmuebles". No trata de una cuesti¨®n de seguridad o de abastecimiento de agua (asuntos solucionables mediante acuerdos que comprometieran al Estado palestino). Se trata del deseo de Netanyahu de anexionar a Israel un poco m¨¢s de tierra, de mordisquear al territorio palestino unos pedazos que constituir¨ªan el equivalente, por ejemplo, a menos de dos tercios del municipio de Roma.
?ste es el hueso causante de esta guerra. Por un pedazo de tierra, que ser¨ªa una veinteava parte del territorio total de Israel, Netanyahu y su Gobierno est¨¢n dispuestos a poner en peligro el proceso de paz y la lenta pero segura reconciliaci¨®n con parte del mundo ¨¢rabe, del que podr¨ªa llegar dentro de unos a?os la amenaza para Israel de un ataque con armamento nuclear o biol¨®gico.
Tanto Europa Occidental como EE UU pueden detener este retroceso fatal antes de que sea demasiado tarde. No pueden cambiar el Gobierno en Israel, pero s¨ª ejercer presi¨®n contundente sobre Netanyahu para que abandone su lucha por unas colinas y sea capaz de alcanzar una perspectiva global de la situaci¨®n.
Israel no puede solucionar la diferencia de nivel econ¨®mico entre la sociedad palestina y la israel¨ª. Pero, al menos, s¨ª puede separarse de la sociedad palestina y la israel¨ª, siempre con la condici¨®n de dar a los palestinos ese m¨ªnimo que les corresponde desde un punto de vista racional y moral.
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