Ser y deber ser
Los medios que, como EL PA?S, han apostado desde su fundaci¨®n por unas claras referencias ¨¦ticas y deontol¨®gicas en su quehacer informativo, elevadas incluso a la categor¨ªa de norma escrita de obligado cumplimiento, saben que ni en las circunstancias m¨¢s dif¨ªciles pueden desvincularse de ese compromiso moral que han contra¨ªdo consigo mismo y con sus lectores. Si lo hicieran -es decir, si echaran por la borda ese imperativo ¨¦tico que les anima en su quehacer informativo (al menos como ideal de conducta que se sabe arduo de conseguir en ocasiones)- perder¨ªan su m¨¢s genuina se?a de identidad. Sucede algo as¨ª como en el Estado d¨¦ derecho: ni en las situaciones de acoso m¨¢s despiadado puede dejar de cumplir sus normas y principios si no quiere desnaturalizarse y ponerse al, mismo nivel que sus, enemigos.La l¨®gica tensi¨®n moral que se genera en tales situaciones -lo que en t¨¦rminos filos¨®ficos suele definirse como pugna entre el ser y el deber ser- parece haberla percibido P¨ªo Moa Banga, de Vigo,- en la actitud informativa de EL PA?S ante "el envite que lo ha lanzado el Gobierno al peri¨®dico", y que, seg¨²n afirma, constituye "un ataque inadmisible a la: libertad de expresi¨®n". Este lector vigu¨¦s, que se dedara comprador habitual de EL PA?S "por considerarlo el m¨¢s documentado y el m¨¢s exigente con la verdad en el panorama de la prensa espa?ola", cree que "el diario hace bien en poner al descubierto a las personas y los motivos que les inducen a perjudicar sus leg¨ªtimos intereses y, con ello, el derecho de los lectores a escoger sus fuentes de informaci¨®n". -Pero se?ala que "EL PA?S se equivocar¨ªa si en esa batalla emplease armas vedadas por el Libro de estilo o simplemente por la ¨¦tica". Es una consideraci¨®n que, l¨®gicamente, comparte el Defensor del Lector y, sin duda alguna, todas las instancias del peri¨®dico, desde la direcci¨®n hasta la Re dacci¨®n. Es tambi¨¦n el mensaje que env¨ªan los lectores desde que se inici¨® en las pasadas navidades la llamada batalla digital por par te del Gobierno, reforzada des pu¨¦s con turbias iniciativas de ea r¨¢cter judicial contra los m¨¢ximos responsables de EL PA?S. "El diario debe tener extremo cuidado entratar este tema", indica desde M¨¦xico, DF, Jos¨¦ Manuel Dur¨¢n Prieto; que el d¨ªa r¨ªo no se deslice "hacia los criterios o actitudes de parcialidad y/ o sensacionalismo que siempre ha caracterizado a los otros pe ri¨®dicos de este pa¨ªs", advierte Jos¨¦, Antonio D¨ªaz, desde V¨ªllalba (Madrid); "comprendo que el Gobierno de Aznar est¨¢ obrando con u?a mala fe inaudita..., pero yo, como lector de EL PA?S, es pero que se cumpla ese adjetivo de independiente que luce, en la cabecera del peri¨®dico", se?ala Javier Dilla desde Barcelona. Y as¨ª otros muchos testimonios.
El supuesto, concreto que ha llevado al lector de Vigo a dirigirse al Defensor del Lector es el reportaje publicado el 24 de marzo con el t¨ªtulo La aldea global d¨¦ Rodr¨ªguez y el subt¨ªtulo 'El portavoz del Gobierno se introdujo en negocios de comunicaci¨®n durante su etapa en la Junta de Castilla y Le¨®n', y del que es autor Francisco Mercado. "Es posible", se?ala el lector, "que el barbado personaje sea criticable desde diferentes puntos de vista, pero para eso debe bastar con la exposici¨®n de los hechos, no con supuestos indemostrables o al menos no demostrados. Es impropio atribuirle el cobro de una deuda impagable del PP simplemente porque as¨ª lo creen algunos, periodistas; por supuesto, no. identificados". Y da, este buen consejo para cualquier periodista: "Cultiven ustedes el periodismo de investigaci¨®n y reh¨²yan el periodismo de las insidias. Los, lectores se lo agradeceremos y todos saldremos ganando".
Antes de verificar si se ha vulnerado o no el Libro de estilo, el Defensor del Lector debe afirmar, en contra de lo que parece presumir este lector, que la publicaci¨®n del reportaje nada tiene que ver "con el envite que le ha lanzado ' el Gobierno al peri¨®dico", Es p¨²blico y notorio que el secretario de Estado de Comunicaci¨®n y portavoz del Gobierno ha mostrado una especial beligerancia contra EL PA?S, y de ello existen numerosos testimonios. Pero esa beligerancia es irrelevante ante el inter¨¦s informativo que en s¨ª misma tiene la actividad empresarial desarrollada en el ¨¢rea de la comunicaci¨®n por el antiguo periodista de El Norte de Castilla a patir, de que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, entonces presidente de Castilla y Le¨®n le nombrara su portavoz en 1987. No s¨®lo EL PA?S, tambi¨¦n otros medios ¨ªnformativos han considerado de inter¨¦s p¨²blico indagar sobre la realidad de unos negocios presumiblemente montados a la sombra del poder.
Pero ?se ha vulnerado el Libro de estilo al atribuir a periodistas no identificados no s¨®lo hechos sino tambi¨¦n opiniones juicios de valor- respecto de la actividad del actual secretario de Estado de Comunicaci¨®n en su etapa de portavoz de la Junta de Castilla y Le¨®n al servicio de Aznar? El, autor del reportaje niega en primer lugar, qu¨¦ esa atribuci¨®n constituya "periodismo de ins¨ªd¨ªas". "No hay insidia", dice, puesto que recojo un elogio sobre Rodr¨ªguez: hizo bien su trabajo. En, caso de haberle atribuido algo negativo, lesivo para su imagen, s¨ª ser¨ªa exigible una clara identificaci¨®n de las fuentes para no amparar impunidades en la calificaci¨®n. Pero no es el caso. Rodr¨ªguez proclam¨® a sus colegas de periodismo que iba a fabricar con Aznar un presidente del Gobierno, y a fe que lo consigui¨®". Tampoco hay ocultismo, a juicio del autor del reportaje. "Se explica", a?ade, "que algunos de los periodistas consultados trabajaron a sus ¨®rdenes. Y esto va seguido de una cita que incluye la siguiente frase: En Va lladolid hubo bodegu¨ªlla. Ven¨ªan influyentes periodistas de Madrid invitados por la Junta. Ve n¨ªan, no iban. El lector ya tiene dos datos que perfilan las fuentes: trabajaron para Rodr¨ªguez y lo hicieron en Valladolid. Mayor precisi¨®n ser¨ªa vulnerar el anonimato exigido por las fuentes, que, digamos, no quieren dar pie a que Rodr¨ªguez les agradezca el elogio".
La explicaci¨®n es razonada y absolutamente v¨¢lida respecto de los hechos avalados por esas fuentes. Pero el Libro de estilo proh¨ªbe que se disimulen como fuentes informativas aquellas que s¨®lo aportan opiniones. En este supuesto el anonimato de las fuentes no es admisible. Adem¨¢s, que "Aznar, m¨¢s que el PP, tiene una deuda impagable con Rodr¨ªguez" es algo que se deduce sin mayor esfuerzo del documentado reportaje. No hac¨ªa falta de c¨ªrselo expresamente al lector a, trav¨¦s de la opini¨®n. de periodistas an¨®nimos o, al menos, no suficientemente identificados.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector o telefonearle al n¨²mero (91) 337 78 36.
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