Sombra de Mitterrand
LAS SOMBRAS que Mitterrand gener¨® en tomo a su persona y a su gesti¨®n le persiguen tras su muerte, incluso mas que en vida. Lo que antes eran sospechas de espionaje -a extra?os, pero tambi¨¦n a propios- y otras turbias actividades llevadas a cabo, por el gabinete negro que puso, en pie en el El¨ªseo se est¨¢n r¨¢pidamente convirtiendo en pruebas, con el descubrimiento de una base documental que sustenta estas, sospechas.Pocos son los pa¨ªses que viven con tanta intensidad lo que, en el fondo, son esc¨¢ndalos de su pasado. El que ha levantado un juez al toparse con una parte de los papeles secretos de la c¨¦lula antiterrorista que dirigi¨® Christian Prouteau, y a la que, al parecer, el entonces presidente dio todo su apoyo, viene a confirmar lo que de Mitterrand escribiera en 1954, cuando era ministro del Interior, la Embajada de Estados Unidos: "Un hombre extremadamente competente y peligroso".
Con esta c¨¦lula, reforzada cuando la cohabitaci¨®n con la derecha le priv¨® de buena parte de sus redes de informaci¨®n, Mitterrand espi¨® mediante escuchas no autorizadas a todo tipo de personajes. Posiblemente, no se llegue nunca a saber toda la verdad sobre estos casos, al haberse incautado de parte de este material los servicios franceses. Pero al menos se apunta que con tales m¨¦todos se intent¨® tapar la existencia de su hija natural. Mazarine, se espi¨® a periodistas molestos, o se elaboraron planes para asesinar al terrorista Carlos.
?Se trataba de pr¨¢cticas limitadas a la era Mitterrand o, como sugieren los documentos, echaban ra¨ªces en una V Rep¨²blica que tanto poder pone en manos del presidente? Despu¨¦s de todo, en julio de 1996 -con Chirac y Jupp¨¦- se supo de otras escuchas ilegales desde el poder a personas en el fondo afines, colaboradores de Fran?ois L¨¦otard. La sombra se alargar¨ªa as¨ª de un presidente ya muerto a un sistema a¨²n vivo.
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