El exc¨¦ntrico alcalde de Bogot¨¢ surge como la ¨²nica figura capaz de sacar al pa¨ªs del caos
Para unos no pasa de ser un payaso. Para otros es el fujimori colombiano, y otros piensan que este personaje, al que le sobra genialidad, es la figura perfecta para sacara colombia del caos en que est¨¢ sumida. Es Antanas Mockus, fil¨®sofo, matem¨¢tico, de origen lituano, y el m¨¢s original de los ilcaldes que ha tenido colombia. Tiene 44 a?os y no es descabellado pensar que podr¨ªa ser el pr¨®ximo presidente. El s¨¢bado dej¨® el segundo cargo pol¨ªtico m¨¢s importante m pa¨ªs -la alcald¨ªa de Bogot¨¢- para pasar a ser candidato, en mayo de 1998, a la presidencia.
Hasta su renuncia fue original. Su breve carta, s¨®lo cuatro l¨ªneas, la present¨® en acetato "porque la l¨¢mina es sin¨®nimo de transparencia", como explic¨® a los periodistas. Luego la coloc¨® en un sobre tama?o folio y se dedic¨® a perseguir al presidente, Ernesto Samper, para entreg¨¢rselo personalmente.Curiosamente, las mismas encuestas que le se?alan como mal alcalde le colocan en los primeros renglones en la lista de presidenciales. El ¨²ltimo sondeo lo ubica s¨®lo a cuatro puntos del puntero, el fiscal Alfonso Valdivieso. "Puede que no sepa gobernar", comentan en la calle, "pero no roba". Y esto, en un pa¨ªs ahogado por la corrupci¨®n de su clase dirigente, es su mejor carta de presentaci¨®n.
"Su prestigio", dicen los analistas, "est¨¢ en su personalidad, no en su gesti¨®n como alcalde". A esto se le suma su n¨ªtida imagen de antipol¨ªtico. Es el ¨²nico que no pertenece, o ha pertenecido, a alguno de los dos partidos tradicionales, el ¨²nico -aunque los dem¨¢s se muestren como candidatos suprapartidistas- que garantiza el rompimiento con las viejas y corruptas costumbres pol¨ªticas.
Al d¨ªa siguiente de anunciar su intenci¨®n de lanzarse a la presidencia, la caricatura m¨¢s comentada fue una que lo muestra dando la espalda, con los pantalones abajo y las nalgas al aire. La leyenda es "Mockus, el ¨²nico candidato que ha demostrado que no tiene rabo de paja". La caricatura hace referencia a la an¨¦cdota que hizo famoso a Mockus y le catapult¨® a nivel nacional. Ocurri¨® hace a?os, cuando era rector de la universidad p¨²blica m¨¢s grande del pa¨ªs, la Nacional de Bogot¨¢. En una protesta estudiantil, cuando se acabaron las palabras, dio la espalda a los estudiantes y realiz¨® su hist¨®rico destape. Luego se retir¨®.
En la alcald¨ªa continu¨® con sus excentricidades. En la mitad de su oficina cuelga una inmensa zanahoria, s¨ªmbolo de su gesti¨®n. Se visti¨® de Superman para ense?ar a la ciudadan¨ªa a ser "superc¨ªvica"; se cas¨® en un circo: ingres¨® montando en elefante y dio el s¨ª rodeado, por siete tigres.
A la alcald¨ªa lleg¨® sin campa?a, sin partido ni f¨®rmula. Su carrera a la presidencia tambi¨¦n ser¨¢ sui g¨¦neris. Piensa recorrer el pa¨ªs en bicicleta, donde la geograf¨ªa se lo permita, y en lugar de falsas promesas se dedicar¨¢ a "sembrar ense?anzas". "Voy a traducir mi fastidio por las campa?as transform¨¢ndolas en un proceso pedag¨®gico", dijo hace poco en una reuni¨®n con la prensa extranjera. Su ense?anza principal ser¨¢ la unidad de la sociedad. Y en la presidencia continuar¨¢ con sus m¨¦todos pedag¨®gicos. A trav¨¦s de s¨ªmbolos, como es su costumbre, piensa reconstruir la confianza de los ciudadanos en el Estado y entre los ciudadanos. "Creo que si logro restablecer la confianza entre unos y otros, y bajar la tasa de homicidios, podr¨¦ hablar de un Gobierno adecuado", contesta.
Y nadie duda de que, aunque es un maestro en temas de conciliaci¨®n y aunque entre sus palabras favoritas est¨¦n di¨¢logo y convivencia, aplicar¨¢ tambi¨¦n la mano dura. En Bogot¨¢ ya lo hizo. Mand¨® a la cama a todos a la una de la ma?ana, hora en que se cierran todos los establecimientos de diversi¨®n. Nada ni nadie lo hizo cambiar de opini¨®n. Lo mismo ocurri¨® con su medida de Navidad sin p¨®lvora, que ha mantenido hasta el extremo de aplicarla a un grupo de teatro espa?ol que ten¨ªa planeado presentar una obra llena de juegos pirot¨¦cnicos.
A¨²n no se sabe si optar¨¢ por el plan A o por el plan B: apuntar a la presidencia o a la vicepresidencia dentro de un mismo equipo. Pero quienes le conocen de cerca y detectan en ¨¦l bastante vanidad, dicen que sin duda apuntar¨¢ a lo primero.
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