Una cita hist¨®ricamente aburrida
El electorado brit¨¢nico vive con apat¨ªa una campa?a electoral que puede traer el mayor cambio pol¨ªtico al pa¨ªs en 18 a?os
El pr¨®ximo 1 de mayo, los ciudadanos brit¨¢nicos tienen una cita hist¨®rica con las urnas. Por primera vez en 18 a?os, los conservadores ven amenazado su cetro por un partido laborista cuyo lema en la campa?a electoral es "ha llegado el momento del cambio". Hasta el primer ministro, John Major, ha confesado que la batalla le divierte. Contra todo pron¨®stico, sin embargo, el electorado de este pa¨ªs aparece mustio.
Una encuesta Gallup publicada ayer revela que s¨®lo el 67% de los brit¨¢nicos con derecho a voto est¨¢ decidido a acudir a las urnas, el porcentaje m¨¢s bajo desde la Segunda Guerra Mundial. El panorama es todav¨ªa m¨¢s sombr¨ªo entre los j¨®venes. S¨®lo la mitad de los que estrenan derecho a voto est¨¢n decididos a ejercerlo.
No se trata ¨²nicamente de las encuestas. La falta de inter¨¦s que despierta la campa?a electoral se aprecia en las portadas de la prensa popular. Diarios como The Sun, The Mirror y The Star, que representan el 53% de la tirada nacional, han relegado las noticias de la campa?a a p¨¢ginas interiores. Un debate organizado por la BBC entre los tres principales aspirantes a dirigir las finanzas nacionales, el actual canciller del Exchequer, Kenneth Clarke, y los candidatos laborista, Gordon Brown, y liberal dem¨®crata, Malcolm Bruce, pas¨® desapercibido para la audiencia, incluidos los periodistas especializados.
Pereza electoral
Es como si un monumental aburrimiento pol¨ªtico sobrevolara el pa¨ªs. "Gane quien gane no va a cambiar nada", opina Tom, de 26 a?os que trabaja como laborante en un peri¨®dico de Londres. A Tom no le gustan los tories, pero confiesa que le da pereza la sola idea de acercarse al colegio electoral.Incluso los brit¨¢nicos m¨¢s disciplinados, los que consideran un deber ineludible el votar, parecen haber perdido hace tiempo el entusiasmo. Lydia y Peter, estudiantes de ¨²ltimo curso de Hisp¨¢nicas en el Kings College de Londres, no simpatizan con ninguno de los partidos. "Casi no se pueden distinguir los programas", dice Lydia. Pero quiz¨¢ voten porque quieren contribuir con su granito de arena "a echar de una vez por todas a los conservadores del poder".
Clyde, un carnicero de 30 a?os que presume de conciencia ciudadana, no faltar¨¢ a la cita el jueves 1 de mayo. No porque las elecciones sean "hist¨®ricas", como dicen los periodistas, sino porque, explica, "por primera vez tenemos la posibilidad de elegir". Clyde no disimula su pasi¨®n por Margaret Thatcher, pero a falta de la Dama de Hierro, el candidato laborista, Tony Blair, le parece la mano m¨¢s firme para llevar las riendas del pa¨ªs. A Kris, de 31 a?os, estudiante de posgrado, votar le parece absolutamente irrelevante. "La capacidad de la gente de influir en los asuntos pol¨ªticos no existe, as¨ª es que ni me molesto en pasar por las urnas".
Una de las explicaciones de tanta apat¨ªa podr¨ªa estar en la abrumadora mayor¨ªa -m¨¢s de 20 puntos- que las encuestas de opini¨®n dan a los laboristas. Es como si nada ni nadie pudiera detener su marcha triunfal. Sin embargo, pasados fiascos como el de las elecciones de 1992, cuando volvieron a ganar los conservadores despu¨¦s de que el l¨ªder laborista Neil Kinnock hubiera celebrado pr¨¢cticamente la victoria en un mitin multitudinario, justifican todav¨ªa una reserva de emoci¨®n.
Hay quien opina que la culpa la tiene la uniformidad program¨¢tica de los partidos. Pero estudiosos como el historiador Kenneth Morgan, vicerrector de la Universidad del Pa¨ªs de Gales, consideran que si ganan los laboristas se notar¨¢ la diferencia.
"Los cambios constitucionales que proponen pueden transformar el pa¨ªs, por no hablar de las relaciones con Europa, que cambiar¨¢n considerablemente. Y los servicios p¨²blicos estar¨¢n m¨¢s atendidos", asegura el profesor Morgan.
Puede que Kenneth Morgan tenga raz¨®n, pero por lo que se va viendo hasta ahora -y estamos en la tercera semana de campa?a-, la cuenta se ha saldado con un endurecimiento de la pol¨ªtica laborista hacia Europa y un anuncio velado de que el partido de Blair prepara inminentes privatizaciones. Y a¨²n quedan otras tres semanas m¨¢s hasta la fecha de la convocatoria electoral. Para el 2 de mayo, la uniformidad entre unos y otros puede ser absoluta. Quiz¨¢ Tom, el esc¨¦ptico, tenga al final raz¨®n.
Las iglesias critican a los 'tories'
Los conservadores brit¨¢nicos encajaron ayer un nuevo ataque, esta vez dirigido al coraz¨®n de su pol¨ªtica de empleo, a la que un documento de las 11 denominaciones cristianas del Reino Unido e Irlanda responsabiliza de la aguda divisi¨®n social que sufre el pa¨ªs. El informe, elaborado durante 18 meses por un panel de 16 especialistas -entre ellos directivos de grandes empresas bajo la supervisi¨®n del obispo anglicano de Liverpool, David Sheppard, ha llegado a la conclusi¨®n de que los partidos pol¨ªticos brit¨¢nicos se han olvidado de los desempleados en -su obsesi¨®n por conseguir los votos de las clases medias.El documento titulado Unemployment and the future of work (Desempleo y el futuro del trabajo) denuncia la alarmante situaci¨®n de algunas zonas del pa¨ªs -Merseyside en el norte y los valles del sur del Pa¨ªs de Gales- donde "se vive como en los a?os treinta" y reclama medidas pol¨ªticas urgentes para estimular la creaci¨®n de empleo, entre otras una subida de impuestos para crear puestos de trabajo en el sector p¨²blico y desgravaciones fiscales para los empresarios. Las iglesias piden tambi¨¦n que se establezca un salario m¨ªnimo digno y que se reconozcan los derechos sindicales de los trabajadores. Las estad¨ªsticas de paro, de las que tan orgulloso est¨¢ el Gobierno de John Major, no son aceptadas como v¨¢lidas en el informe, que sit¨²a la cifra real de desempleados en tomo a los 4,5 millones de personas, casi el doble que la estad¨ªstica oficial. La tesis del documento es que en paro est¨¢n no s¨®lo los que buscan un empleo, sino los que han perdido ya la esperanza de encontrarlo y se han borrado de las oficinas de empleo. Los partidos pol¨ªticos son responsables, por su parte, "de no haber movilizado a la opini¨®n p¨²blica para que exija un remedio a esta situaci¨®n".
El primer ministro se limit¨® ayer a manifestar su desacuerdo con la opini¨®n de las iglesias, mientras que laboristas y liberal dem¨®cratas insist¨ªan en que sus respectivos programas recogen buena parte de las recomendaciones cristianas.
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