Un h¨¦roe de nuestro tiempo
En uno de sus escritos V¨¢clav Havel recuerda una frase que periodistas occidentales dijeron a los disidentes de su pa¨ªs que informaban acerca de uno de los suyos, decidido a mantener una huelga de hambre a ultranza: "Recu¨¦rdamelo cuando haya muerto". La cita resulta muy expresiva de la frecuente superficialidad banal de los medios de comunicaci¨®n de los pa¨ªses democr¨¢ticos pero tambi¨¦n revela la esencia misma de la significaci¨®n de Havel como intelectual. Tiene tras de s¨ª una amplia obra teatral y de ensayo pero sobre todo se trata de un intelectual en el m¨¢s pleno sentido de la palabra y, por tanto, un hombre que parece de otro tiempo. En uno de sus textos m¨¢s conocidos ha puesto de manifiesto lo que ¨¦l denomina "el poder de los sin poder", es decir de aquellos que tienen a su favor el uso de la palabra, el juicio moral y el escueto raciocinio. Pueden derribar reg¨ªmenes, como demuestra su caso. Los intelectuales por excelencia -franceses, por supuesto, como Sartre o Aron- pudieron, en alguna ocasi¨®n, influir en la vida p¨²blica de su pa¨ªs. Havel fue en su momento el m¨¢s l¨²cido denunciador de la dictadura postotalitaria de los pa¨ªses del Este, dominada por bur¨®cratas amorfos que convert¨ªan a los ciudadanos en v¨ªctimas y, al mismo tiempo, c¨®mplices y que reduc¨ªan la vida cotidiana a un magma gris y prosaico en que ning¨²n ideal colectivo era posible y ning¨²n prop¨®sito com¨²n merec¨ªa la pena. La obra de Havel tiene no poco que ver con la de un ilustre compatriota: como Kafka, denuncia el absurdo de la vida individual y colectiva, presenta como no evidente la realidad habitualmente aceptada -por eso puede ejercer una cr¨ªtica radical- y, en fin, practica un sentimiento de culpa del que deriva una profunda conciencia moral. Pero fue la prueba viva de que la palabra pod¨ªa vencer a la fuerza policiaca. Detenido en tres ocasiones, contabiliz¨® cuatro a?os de c¨¢rcel. Pero el poder de la palabra acab¨® triunfando.
Ahora hay quien considera como principales fil¨®sofos del liberalismo o la democracia a personas como Hayek y Popper cuya principal obra fue escrita hace 50 a?os. El mayor inconveniente de estos ¨²ltimos radica, no obstante, en que no vivieron como Havel esta experiencia radical consistente en vivir en una dictadura totalitaria y contribuir a derrocarla. V¨¢clav Havel, presidente de Chequia, es hoy pol¨ªtico profesional como presidente de su pa¨ªs, pero lo es en el menor grado y condici¨®n imaginables. En uno de sus discursos se ha descrito como una persona que le parece a ¨¦l mismo "antip¨¢tico y merecedor de la burla general". Eso mismo -impensable en cualquier pol¨ªtico de Espa?a o Francia- demuestra que es todo lo contrario. Porque Havel ha denunciado como nadie los males de esas democracias a las que los pa¨ªses de Centroeuropa han llegado y les parecen, como m¨ªnimo, muy mejorables. Cuando habla de la necesidad de una "pol¨ªtica antipol¨ªtica" nos recuerda que la democracia es cuesti¨®n de valores y que si el postotalitarismo ten¨ªa inconvenientes tambi¨¦n los tiene la posdemocracia. Como intelectual que ha sabido denunciar los males de dos reg¨ªmenes sucesivos bien merece la consideraci¨®n de h¨¦roe de nuestro tiempo.
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