Al zorro no le gusta la caza
Cient¨ªficos y laboristas, contra los deportes cineg¨¦ticos brit¨¢nicos
Malos tiempos para los cazadores brit¨¢nicos. Por si fuera peque?a la amenaza de que un futuro Gobierno laborista pueda acabar con el deporte nacional de la caza del zorro, la ejecutiva del Patrimonio Nacional prohibi¨® el pasado jueves por unanimidad que se caze a los ciervos en los parques nacionales. Las razones de tan en¨¦rgica decisi¨®n est¨¢n en un informe del profesor Patrick Bateson, de Cambridge, seg¨²n el cual: "La caza causa un sufrimiento a los animales que va m¨¢s all¨¢ de sus expectativas naturales". No esta claro cu¨¢les puedan ser estas expectativas, aunque por lo visto los cazadores pensaban que los ciervos disfrutaban corriendo perseguidos por una jaur¨ªa de furiosos perros. Hasta que la ciencia ha desentra?ado -tras dos arduos a?os de investigaci¨®n- lo que el sentido com¨²n hab¨ªa establecido hace tiempo en mentes menos evolucionadas, a los directivos del Patrimonio Nacional no se les hab¨ªa ocurrido. Lo malo es que esta primera prohibici¨®n, adem¨¢s de limitar el escenario de este deporte, estrecha el cerco que atenaza cada vez m¨¢s a los amantes de los deportes de caza con perros.La semana pasada, varios cazadores mantuvieron un serio debate epistolar con el portavoz laborista sobre asuntos rurales, Elliot Morley, en torno al siempre debatido tema de la caza del zorro. La pol¨¦mica la hab¨ªa suscitado un peri¨®dico conservador, The Sunday Telegraph, al que una mano an¨®nima hizo llegar una carta del Partido Laborista, de diciembre de 1994, en la que quedaba clara la oposici¨®n tajante de su l¨ªder Tony Blair a ese deporte. ?Han renunciado los laboristas, en persecuci¨®n del centro radical, a este compromiso del viejo laborismo?, ven¨ªa a preguntarse el peri¨®dico.
La respuesta es no, si uno se atiene a las fuentes oficiales. Pero no es menos cierto que el manifiesto del partido pasa de puntillas por un tema que, por ejemplo, en las elecciones de 1983 se hizo constar con toda claridad. La promesa de que un Gobierno laborista otorgar¨ªa tiempo en la C¨¢mara de los Comunes a un debate y a una subsiguiente votaci¨®n libre formaba casi parte del corpus ideol¨®gico de un partido que siempre vio la caza de zorros como una cruel diversi¨®n de clases altas: se?oritos de casaca escarlata subidos en imponentes caballos persiguiendo a infelices animales por el solo placer de matarles. Las malas lenguas aseguran que la oposici¨®n a este deporte no se centra tanto en la preocupaci¨®n por el bienestar de los animales como en el estricto odio de clases.
Sin embargo, no todo son casacas rojas, milores y miladies, en este deporte intr¨ªnsicamente ingl¨¦s. Unos cuantos trabajadores -ojeadores, guardabosques, herreros y perseguidores, entre otros- han optado por crear un sindicato especial para luchar por sus puestos de trabajo. John Fretwell, su l¨ªder, opina que la visi¨®n laborista de la caza del zorro est¨¢ deformada por los prejuicios. "No todo es cosa de ricos. Somos unos 90.000 trabajadores y los laboristas est¨¢n amenazando nuestro medio de vida", opina. El flamante nuevo sindicato ha sido acusado, sin embargo, de ser un mero invento del lobby pro caza.
Seg¨²n Richard Moore, portavoz de la International Fund for Animal Welfare, una amplia organizaci¨®n que defiende los derechos de los animales, "se trata de un mero montaje. Curiosamente, exist¨ªa ya un sindicato de trabajadores rurales en el sindicato de transportes y nunca han dicho nada sobre la prohibici¨®n de la caza del zorro". Moore ofrece datos estad¨ªsticos inapelables: "El 70% de los ciudadanos brit¨¢nicos est¨¢ en contra de la caza del zorro, incluso en las zonas rurales el 66% de los habitantes no quiere que se mantenga ese susodicho deporte". La m¨¢s importante organizaci¨®n pro caza, la British Field Sport Society, estar¨ªa a su juicio moviendo los hilos del nuevo sindicato. No hace mucho los cazadores acusaron a una organizaci¨®n que forma parte de IFWA, la Political Animal Lobby, de haber pagado un mill¨®n de libras al Partido Laborista para lograr que ponga en marcha la votaci¨®n contra este deporte.
Sin embargo, algunos candidatos del partido, como Jack Cunningham, portavoz de cultura, niegan que los laboristas se opongan oficialmente a la caza del zorro. Una cosa es que se autorice un voto libre en la C¨¢mara, y otra muy distinta es que el resultado de la votaci¨®n est¨¦ decidido. El Parlamento, asegura, tendr¨¢ la ¨²ltima palabra.
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