Primavera econ¨®mica
LA SOCIEDAD espa?ola est¨¢ viviendo un periodo de bonanza y estabilidad econ¨®mica que se est¨¢ convirtiendo en el mayor activo pol¨ªtico del Gobierno. El ¨²ltimo episodio de esta primavera econ¨®mica fue el dato del IPC de marzo, que baj¨® hasta el 2,2% la tasa de inflaci¨®n y consigui¨® un registro m¨ªnimo sin precedentes. La reforma laboral pactada por los sindicatos y los empresarios y la buena evoluci¨®n del empleo en marzo fueron hitos inmediatamente anteriores del optimismo reinante que, de paso, ha generado una cierta euforia sobre las posibilidades espa?olas de cumplir los objetivos de la UEM. Si un Gobierno estuviera en condiciones de elegir un entorno econ¨®mico ¨®ptimo para desarrollar su labor, seguramente no diferir¨ªa mucho del que reflejan los indicadores macroecon¨®micos espa?oles en el ¨²ltimo a?o.En la obtenci¨®n de registros econ¨®micos tan favorables concurren diversos factores, cuya naturaleza y alcance es desigual, pero que, en l¨ªneas generales, permiten anticipar el mantenimiento de la tasa de inflaci¨®n en niveles compatibles con los objetivos marcados por el Banco de Espa?a y en la aproximaci¨®n a las condiciones de convergencia exigidas para el acceso a la fase final de la uni¨®n monetaria. El descenso espectacular de los precios no es algo espec¨ªfico de nuestra econom¨ªa. Todos los pa¨ªses europeos mantienen una tendencia similar, hasta tal punto que, en febrero, la tasa de inflaci¨®n espa?ola sigue siendo la m¨¢s elevada de Europa, con la excepci¨®n, claro est¨¢, de Grecia.
Ning¨²n escenario, ni siquiera el m¨¢s id¨ªlico, est¨¢ exento de sombras. La debilidad del consumo privado contribuye sin duda a la contenci¨®n de los precios; factores como la mayor flexibilidad en el mercado de trabajo, la contenci¨®n de las remuneraciones salariales y la manifiesta incertidumbre sobre el futuro del sistema p¨²blico de pensiones hacen que los consumidores intensifiquen su tendencia al ahorro. Pero esta depresi¨®n del consumo ha venido limitando hasta ahora la capacidad de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola. Si las tasas de crecimiento son todav¨ªa aceptables se debe a que las empresas siguen aumentando su cuota de exportaciones. El crecimiento de la econom¨ªa es inferior todav¨ªa al necesario para absorber el elevado desempleo que sigue diferenci¨¢ndonos del resto de Europa y, desde luego, para satisfacer el objetivo de generaci¨®n de ingresos impositivos necesario para reducir el d¨¦ficit p¨²blico al 3% del PIB este a?o. Es necesario comprobar si en el primer trimestre del a?o se confirman las expectativas de recuperaci¨®n del consumo, como esperan los expertos.
La estabilidad actual favorece a todos los ciudadanos, que ver¨¢n, si no lo han visto ya, c¨®mo se reduce el coste del dinero. A este respecto, conviene recordar que son los ciudadanos y los agentes sociales quienes m¨¢s est¨¢n contribuyendo a reducir la inflaci¨®n y los desequilibrios econ¨®micos. Los consumidores han aumentado su adiestramiento social y son m¨¢s exigentes en calidad y precio; los empresarios se est¨¢n adaptando a la competitividad de los mercados y han reducido notablemente su presi¨®n sobre la inflaci¨®n.
El Gobierno est¨¢ capitalizando el ¨¦xito del conjunto de la sociedad en aproximamos a los par¨¢metros econ¨®micos europeos. Poco hay que oponer al respecto; es una pr¨¢ctica habitual, tambi¨¦n fuera de Espa?a. Hay que se?alar, sin embargo, que una parte de la mejora econ¨®mica es atribuible a la inocuidad o prescindibilidad de sus decisiones. Sus mejores ¨¦xitos lucen all¨¢ donde ha dejado actuar libremente a la sociedad civil. All¨ª donde ha intervenido, los resultados son m¨¢s discutibles. As¨ª, sus programas de liberalizaci¨®n apenas han conseguido reducir la inflaci¨®n del sector servicios; y su plan de estabilidad hasta el a?o 2000, adem¨¢s de ser poco respetuoso con la memoria hist¨®rica de los ciudadanos cuando promete, sin argumentos suficientes, la creaci¨®n de un mill¨®n de puestos de trabajo, vuelve a repetir las vagos prop¨®sitos de liberalizaci¨®n y de persecuci¨®n del fraude.
Sin embargo, el Ejecutivo tiene una tarea que cumplir, y es relativamente urgente. Para que Espa?a se asiente entre los pa¨ªses de baja inflaci¨®n, de forma que los tipos de inter¨¦s sigan bajando y sea m¨¢s f¨¢cil la recuperaci¨®n de la inversi¨®n privada y, con ella, el crecimiento del empleo, es necesario que el Gobierno concrete alguna de las medidas liberalizadoras que anuncia con insistencia en t¨¦rminos imprecisos; tambi¨¦n ser¨ªa deseable que aumentara la ambici¨®n y alcance de tales reformas. Si estas medidas no se aplican y con ¨¦xito, esta benigna primavera econ¨®mica no podr¨¢ cumplir los voluntaristas objetivos que el Gobierno acaba de hacer p¨²blicos en su programa de estabilidad. Y nadie quiere que el oto?o nos traiga tristezas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.