Los primeros dinosaurios del Sur
Las huellas f¨®siles halladas en Andaluc¨ªa corresponden a una especie nueva en Espa?a
El mapa espa?ol de dinosaurios va a modificar sus fronteras. Por primera vez se han encontrado huellas de su presencia en la regi¨®n sur del pa¨ªs. Media docena de icnitas (pisadas f¨®siles) de este grupo de animales extinguidos han sido descubiertas en la sierra de Cazorla (Ja¨¦n). Hasta el momento del hallazgo, los restos directos (huesos) e indirectos (icnitas y huevos) de dinosaurios se circunscrib¨ªan a un arco geogr¨¢fico extendido desde la cornisa cant¨¢brica hasta Levante, pasando por Catalu?a, con epicentro en La Rioja y Soria, cubiertas por rastros de miles de icnitas.El hallazgo de Cazorla fue obra de la casualidad, en parte. Sus autores, Jos¨¦ Luis Rubio y Fernando Palacios, zo¨®logos del Museo de Ciencias Naturales-CSIC de Madrid, se encontraban inspeccionando las serran¨ªas del parque natural de Cazorla con el fin de elaborar una propuesta de conservaci¨®n de reptiles para la Junta de Andaluc¨ªa. Los dos cient¨ªficos andaban tras la pista de la lagartija de Valverde, una especie amenazada cuya ecolog¨ªa est¨¢n estudiando. El azar quiso que en vez de un diminuto reptil se toparan con su remot¨ªsimo tatarabuelo, un dinosaurio de m¨¢s de dos metros y medio de alto, a trav¨¦s de las huellas de sus pisadas impresas en una roca de la era cret¨¢cica.
Las icnitas en cuesti¨®n miden alrededor de 28 cent¨ªmetros de longitud y muestran la marca de tres dedos alargados con suaves impresiones de almohadillas digitales. El relieve fracturado de las rocas informa de la humedad del suelo original, situado cerca de un mar existente en la zona hace unos 145 millones de a?os. Su escasa profundidad, a pesar del tama?o estimado de los dinosaurios, indicar¨ªa que el terreno estaba relativamente seco y duro cuando por all¨ª pasaron los reptiles de tiempos mesozoicos.
El descubrimiento, cuya presentaci¨®n oficial tendr¨¢ como marco el pr¨®ximo Congreso Iberoamericano de Biodiversidad en Chile, se refiere a huellas aisladas unas de otras. Esta circunstancia, si bien proporciona una considerable informaci¨®n acerca de los autores de las mismas, no permite precisar otros aspectos relevantes, como la velocidad y el movimiento del dinosaurio, para lo cual hay que contar con rastros f¨®siles, vale decir la traza de pisadas dejadas por un organismo en su desplazamiento.
Esqueletos
?Caben esperar posteriores descubrimientos en la zona? Probablemente, responden los dos investigadores. "Pero la presencia de icnitas en absoluto garantiza que haya esqueletos de dinosaurios en la proximidad", matiza Rubio. "Lo que es bueno para la conservaci¨®n de las huellas resulta perjudicial para la preservaci¨®n de los huesos; las condiciones son distintas en uno u otro caso", explica Rubio. 'Las icnitas se forman en la circunstancia de un proceso de sedimentaci¨®n muy lento sobre el barro donde se han impreso las pisadas; los grandes esqueletos, por el contrario, requieren, para preservar se, una sedimentaci¨®n muy r¨¢pida que cubra los cad¨¢veres sin dar tiempo a su deterioro".En Espa?a se da una situaci¨®n parad¨®jica: los yacimientos de huesos de dinosaurios herb¨ªvoros superan ampliamen te a lo de carn¨ªvoros -es normal que hubiera m¨¢s presas que depredadores-; sin embargo, la abrumadora mayor¨ªa de las icnitas pertenece a carn¨ªvoros. Ante el misterio, los paleont¨®logos conjeturan que la desigualdad se ex plica porque estando los carn¨ªvoros obligados.a moverse continuamente en busca de presas, el n¨²mero de huellas dejadas por ellos ser¨ªa superior al de los herb¨ªvoros, de menor movilidad y h¨¢bitos m¨¢s sedentarios.
La criatura que produjo las pisadas de Cazorla pertenecer¨ªa al suborden de los ter¨®podos, unos carn¨ªvoros b¨ªpedos con un aire de familia con el temible velocirraptor popularizado por la pel¨ªcula Parque Jur¨¢sico. La forma alargada de la huella, los dedos finos y la peque?ez de la planta son se?as de identidad de los depredadores especializados en correr tras sus presas (en contraste, la huella de los lentos dinosaurios herb¨ªvoros tiene forma redondeada).
A partir de la dimensi¨®n de la huella se calcula la altura de la pata y luego la del conjunto del cuerpo; mediante tal procedimiento, los investigadores del museo han determinado que se trataba de una criatura cuya cabeza se alzaba unos dos metros por encima del suelo, con una longitud de unos cuatro metros desde el hocico hasta la punta de la cola y un peso probablemente superior a los 200 kilos.
El hallazgo tiene sus implicaciones taxon¨®micas. Obviamente, una huella no es lo mismo que un esqueleto, y como la informaci¨®n obtenible de las pisadas es de una ¨ªndole conjetural, se habla de una paleoicnolog¨ªa, cuyos descubrimientos se encuadrar¨ªan en icnog¨¦neros e icnoespecies. De la comparaci¨®n de las icnitas de Cazorla con otras de La Rioja y Soria del mismo periodo geol¨®gico, Rubio y Palacios han intuido la posibilidad de que las primeras pertenezcan a una especie desconocida, a la cual han dado el nombre preliminar de Cazorlasaurichus palaciosi "Ha llazgos de este tipo siempre son importantes, pues el primer de ber del paleont¨®logo es completar el registro f¨®sil. Y ello es tan to m¨¢s relevante si finalmente conduce al descubrimiento de algo novedoso", comenta al res pecto Jos¨¦ Luis Sanz, catedr¨¢tico de Paleontolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, un reconocido experto en icnitas. Rubio y Palacios volver¨¢n pronto a Cazorla en busca de m¨¢s ?cnitas, especialmente de rastros completos de huellas. Si la pesquisa es fructuosa, los hallazgos a?adir¨¢n un valor propio al parque natural. Sorianos los dos, conocen de primera mano los beneficios indirectos derivados de yacimientos de estas caracter¨ªsticas, tangibles en la promoci¨®n del turismo. "Hay aqu¨ª una potencia] fuente de turismo para el parque. Como se ha visto con las icnitas de La Rioja, los recursos f¨®siles entra?an un atractivo tur¨ªstico de primer orden", se?ala Palacios. "La experiencia de La Rioja nos da otra lecci¨®n acerca de la importancia de adoptar cuanto antes medidas con miras a proteger los f¨®siles. Y esto tambi¨¦n vale para el yacimiento de Cazorla, considerando su extrema fragilidad", a?ade Rubio.
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