Los trabajadores de las c¨¢rceles, en el punto de mira
El atentado de ayer de ETA contra el funcionario Juan Jos¨¦ Baeza Gonz¨¢lez es el ¨²ltimo acto de la estrategia terrorista para obligar al Gobierno a dar marcha atr¨¢s en su pol¨ªtica de dispersi¨®n de los presos de ETA. Una campa?a que se apoya en los sangrientos aldabonazos de los anteriores atentados, en las encerronas y huelgas de hambre protagonizadas por el entorno civil de la banda y, sobre todo, en el chantaje diario que supone el secuestro del funcionario de prisiones Jos¨¦ Antonio Ortega Lara, que hoy cumple 15 meses en poder de la banda.
Mientras KAS, HB y las familias de los presos funcionan como altavoces de las exigencias del colectivo de presos, ETA vatachando de su particular lista de muerte a los funcionarios de prisiones, a los que considera no s¨®lo "carceleros" sino "objetivos militares" de primer orden.
Desde que el ministro socialista Enrique M¨²gica inici¨® a mediados de los a?os 80 la pol¨ªtica de dispersi¨®n de los presos de ETA, la organizaci¨®n terrorista ha dado muerte a tres funcionarios de prisiones. El 14 de marzo de 1990, ETA asesin¨® de un tiro en la nuca al contable de la c¨¢rcel guipuzcoana de Martutene, ?ngel Mota Iglesias, afiliado al sindicato ELA. Tres a?os m¨¢s tarde, el 22 de enero de 1993, dos disparos en la cabeza acabaron con la vida del Jos¨¦ Ram¨®n Dom¨ªnguez Burillo, afiliado al sindicato UGT y educador de la prisi¨®n de Martutene.
La ¨²ltima v¨ªctima de la lista fue el psic¨®logo de Martutene, Javier G¨®mez Elosegui, militante de ELA, partidario de la alianza estrat¨¦gica con la central abertzale LAB y defensor del acercamiento de los presos vascos a Euskadi, asesinado el 11 de marzo pasado.
Campa?as de miedo
Paralelamente, ETA realiz¨® varias campa?as de amedrentamiento con el env¨ªo de paquetes bomba al Ministerio de Justicia y a la prisi¨®n madrile?a de Carabanchel (abril de 1990) -un funcionario result¨® herido grave-, y el env¨ªo de una carta a casa de otro funcionario, que caus¨® la muerte, el 11 de agosto de 1989, a su madre, Conrada Mu?oz.
ETA, sin embargo, ya consideraba desde octubre de 1983 "objetivos militares" a los "funcionarios de las c¨¢rceles del Estado donde se encuentren presos pol¨ªticos vascos". Ese mes asesin¨® al m¨¦dico del penal del Puerto de Santa Mar¨ªa, Jorge Suar Muro.
La suerte impidi¨® que el pasado lunes, d¨ªa de la vista de los recursos en el Tribunal Supremo por el encarcelamiento de la c¨²pula de HB, el comando Madrid saltara de nuevo a las primeras p¨¢ginas de los diarios e incrementara los siete atentados mortales que lleva desde enero. Ayer, ETA quiso dar gas al frente de makos, echando mano de uno de sus grupos m¨¢s mort¨ªferos, el comando Donostia, con un doble objetivo: extender el miedo entre los funcionarios de prisiones y recordar al Gobierno que Ortega Lara sigue en el agujero.
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