El hombre que rompi¨® la barrera racial
Homenaje a Jackie Robinson, s¨ªmbolo del poder negro en el mundo del deporte
En la noche del martes (madrugada del mi¨¦rcoles en Espa?a), el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, compareci¨® en el estadio Shea de Nueva York para rendir homenaje a Jackie Robinson, que hace 50 a?os se convirti¨® en el primer jugador negro de las grandes ligas de b¨¦isbol. El debut de Robinson, el 15 de abril de 1947, con los colores de los Brooklyn Dodgers, el equipo neoyorquino que hoy opera en Los Angeles, abri¨® el camino a una constelaci¨®n de atletas negros, desde Jim. Brown hasta Michael Jordan y ahora Tiger Woods, que ha revolucionado los deportes profesionales en EE UU.Nueva York se paraliz¨® aquel d¨ªa que Robinson pis¨® la cancha por primera vez como jugador de las denominadas big leagues. El asombro era doble, porque a la extraordinaria calidad de juego de Robinson se a?ad¨ªa el hecho de que su inclusi¨®n en un gran equipo de b¨¦isbol significaba un paso crucial en la integraci¨®n racial en los deportes de equipo y, en consecuencia, en la lucha por los derechos civiles de los negros. Eran tiempos de profundo racismo y segregaci¨®n racial en EE UU, y el propio Robinson siempre contempl¨® lo que hac¨ªa en b¨¦isbol como parte de una misi¨®n mucho m¨¢s grande.
"Robinson fue un ejemplo fabuloso en un momento en que todo el pa¨ªs discut¨ªa de la integraci¨®n racial en nuestras escuelas y la superaci¨®n de las discriminaciones". "Sin afroamericanos como Robinson", a?adi¨®, "dispuestos a arriesgar sus vidas, a aguantar tantos abusos, los avances contra la discriminaci¨®n nunca habr¨ªan ocurrido".
Abusos los hubo de sobra para Robinson. Durante su carrera en las ligas mayores, especialmente al principio, sufri¨® todo tipo de agresiones e insultos por parte de los p¨²blicos y los jugadores de los equipos con los que compet¨ªa. Un entrenador incluso orden¨® a sus jugares que fueran "a por ¨¦l" cada vez que Robinson se les acercaba durante un partido. Pero Robinson era un hombre dores que fueran "a por ¨¦l" orgulloso que nunca se agachacada vez que Robinson se les ba ante nadie y cuyo primer insacercaba durante un partido. Pero Robinson era un hombre orgulloso que nunca se agachaba ante nadie y cuyo primer instinto era sostener sus ideas, sus creencias y su propia dignidad personal. No obstante, sab¨ªa, que para lograr sus objetivos no podr¨ªa responder a las agresiones, porque si alguna vez levantaba la mano contra un adversario blanco estaba acabado. Tambi¨¦n sab¨ªa que el fin de su carrera profesional a causa de un enfrentamiento terminar¨ªa con las esperanzas de miles de sus hermanos de raza.
Robinson lo aguant¨® todo y se convirti¨® en uno de los mejores jugadores de la historia del b¨¦isbol. Su velocidad, espontaneidad y agallas cambiaron este deporte y lo hicieron m¨¢s emocionante y divertido para el espectador. Y como tanta gente en los a?os cincuenta era aficionada al b¨¦isbol, ello supuso que la admiraci¨®n que despertaba entre tantos seguidores blancos supusiera una primera ruptura de sus prejuicios raciales. El martes fue una jornada en la que Robinson, fallecido en 1972, protagoniz¨® los principales espacios de los medios de comunicaci¨®n. Y es que hoy es un h¨¦roe nacional, por razones deportivas y sociopol¨ªticas. De hecho, se habla de dos etapas en la historia del siglo XX norteamencano: antes de Jackie Robinson y despu¨¦s.
Las caracter¨ªsticas que distinguieron el juego de Robinson y que transformaron el b¨¦isbol tuvieron continuidad en muchos otros deportistas negros. El baloncesto y el f¨²tbol norteamericano cambiaron radicalmente con la velocidad, creatividad y capacidad de improvisar que demostraron atletas como Jullus Erving y Gale Sayers. Y ahora, el golf, tradicionalmente el deporte m¨¢s blanco del pa¨ªs, se suma: a la lista con la consagraci¨®n, el pasado domingo, del ni?o prodigio Tiger Woods como el mejor golfista del mundo con solamente 21 a?os de edad. ?Es el Tigre la culminaci¨®n de lo que empez¨® con Robinson? Clinton, que invit¨® a Tiger Woods a acompa?arle en el homenaje a la primera estrella negra del b¨¦isbol, parece ver una conexi¨®n.
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