'Rigor mortis'
Inmersos en nuestro propio plan de estabilidad y en los signos positivos de la coyuntura -en un ejercicio de solipsismo-, apenas ha habido reflexiones sobre lo sucedido en la ¨²ltima reuni¨®n del Ecofin, celebrada en Holanda. All¨ª se ha producido la derrota de las posturas m¨¢s flexibles de la UE y una victoria de los pa¨ªses econ¨®micamente m¨¢s intransigentes, encabezados por Alemania y Holanda.En ese Ecofin se aprob¨® b¨¢sicamente el reglamento del Pacto de Estabilidad que regir¨¢ para los pa¨ªses que participen en la tercera fase de la UEM. En esencia, lo aceptado endureci¨® a¨²n m¨¢s el riguros¨ªsimo pacto aprobado en la cumbre de Dubl¨ªn, en diciembre del pasado a?o.
A saber: que las sanciones que se apliquen a los pa¨ªses que superen un d¨¦ficit p¨²blico del 3% (una multa fija del 0,2% de su PIB y otra variable de una d¨¦cima por cada punto de m¨¢s de d¨¦ficit) ser¨¢n acumulables en su parte m¨®vil, multiplicando su efecto disuasorio. En segundo lugar, que el Ecofin dispondr¨¢ de un cierto grado de discrecionalidad pol¨ªtica para imponer las sanciones a los pa¨ªses, pero tras una declaraci¨®n de extremo rigor en la pr¨®xima cumbre de Amsterdam. Por ¨²ltimo, que el dinero que se acumule por las multas a los heterodoxos no se incorporar¨¢ al presupuesto comunitario, sino que lo aprovechar¨¢n tan s¨®lo los pa¨ªses virtuosos, los pa¨ªses in, de forma proporcional a la parte al¨ªcuota que les corresponde.
Estos acuerdos suponen, de hecho, la negaci¨®n de la coyuntura, y dan car¨¢cter perpetuo a las desigualdades de partida de los pa¨ªses que compondr¨¢n la UEM. Se elimina la pol¨ªtica fiscal como m¨¦todo de correcci¨®n de situaciones recesivas, una vez que tambi¨¦n ha desaparecido la pol¨ªtica monetaria laxa, ya que esta ¨²ltima se ha dejado en manos de un banco central europeo independiente, cuyo primer objetivo es evitar la inflaci¨®n. Con este Pacto de Estabilidad se ha eliminado toda flexibilidad para que el d¨¦ficit p¨²blico juegue su papel tradicional de estabilizador antic¨ªclico.
Por otra parte, tambi¨¦n desaparece la posibilidad de utilizar los instrumentos centrales de la pol¨ªtica econ¨®mica aplicados hasta ahora para disminuir las diferencias infraestructurales (no digamos las prestaciones del Estado de bienestar) que hay entre los pa¨ªses de Norte y los del Sur. Entre Espa?a y Alemania, por ejemplo.Y por ¨²ltimo, se consolida la realidad de un pacto de estabilidad (que como concepto te¨®rico es imprescindible si la convergencia quiere ser sostenible y duradera) que cuando sanciona a un pa¨ªs deficitario lo convierte por el sistema de multas, irremediablemente, en m¨¢s deficitario. Ataca al d¨¦ficit, con m¨¢s d¨¦ficit, sin contemplar otras multas de car¨¢cter pol¨ªtico (por ejemplo, dejar de forma temporal al pa¨ªs que viola la convergencia sin representaci¨®n pol¨ªtica en alguno de los ¨®rganos ejecutivos de la UEM). Con estas normas, los dirigentes de la UE han asumido una consideraci¨®n ideol¨®gica, y no instrumental, del d¨¦ficit. El recurso al d¨¦ficit, como han demostrado paradigm¨¢ticamente los norteamericanos -cuyo modelo tanto gusta a algunos-, puede ser necesario y estar justificado para recuperar los atrasos en la dotaci¨®n de capital y servicios p¨²blicos, o para hacer frente a desequilibrios o recesiones. El d¨¦ficit ha de ser controlado con rigor, pero tambi¨¦n utilizado con flexibilidad y no abolido por principio, so pena que el rigor devenga en rigor mortis para los ciudadanos.
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