Una vez m¨¢s, Christian Zacharias

Vuelve el pianista alem¨¢n Zacharias a la serie de grandes int¨¦rpretes para continuar la interpretaci¨®n de las sonatas de Franz Schubert, en el segundo centenario de su nacimiento. Y, como hace unas semanas, el Auditorio Nacional se llen¨® de un p¨²blico que admira tanto la m¨²sica del gran vien¨¦s como las versiones de su int¨¦rprete germano.Escuchamos tres sonatas que datan de 1817, 1823 y 1826 y que responden a lo que en Schubert es esencial: la pura musicalidad, la simplicidad estructurada a veces en tan grandes formas como las de la Sonata en sol mayor, la ausencia de vanidad y de ret¨®rica y la renuncia continua al uso de f¨®rmulas y soluciones convencionales. Quiz¨¢s sea esto lo que otorgue a la mel¨®dica schubertiana una decisiva originalidad y un valor perdurable.

Antes que otra cosa resulta necesario dar con la materia, c¨®mo conseguir una pasta sonora rica de tonalidades y unificada por la fuerza de unos l¨ªmites crom¨¢ticos libremente elegidos. Despu¨¦s el inmenso pianista que es Christian Zacharias trenz¨® la continuidad mel¨®dica que parece extra¨ªda de las auras populares o de los ecos po¨¦ticos m¨¢s estrechamente ce?idos al lied. Todo ello determina una suerte de alma que da sentido, raz¨®n y emociones a la m¨²sica profunda, entra?ada y sin trampa de un compositor ver¨ªdico y trascendente.

La autenticidad de la invenci¨®n schubertiana, la sutileza de un sentimiento amoroso que nunca estalla en pasi¨®n, la melancol¨ªa que no se hace drama para esconderse en la ¨²ltima intimidad del autor y de cuantos escuchamos, supone una experiencia art¨ªstica de muchos kilates. M¨¢s a¨²n cuando Zacharias, m¨¢s que interpretar, encarna la herencia de Schubert hasta convertirla en su m¨²sica. Tambi¨¦n en la m¨²sica de cuantos escuchan, con lo qu¨¦ el proceso comunicativo de la expresi¨®n est¨¦tica llega a su plenitud.

El ¨¦xito fue tan grande como la solidaridad de todos con el pianista.