Muerte en el cuartel
SER?A EXCESIVO afirmar que el ministro, de Defensa, Eduardo Serra, despej¨® ayer todas las dudas sobre el desdichado caso del cabo Samuel Ferrer, muerto en la Escuela de Monta?a de Candanch¨² (Huesca) por disparo del sargento Juan Carlos Miravete. El informe de Serra al Congreso, largo y minucioso, ofrece una panor¨¢mica completa, minuto a minuto, de los hechos que ac¨¢baron con la muerte del cabo, pero no aclara finalmente las causas de la tragedia. El informe oficial concluye que el sargento Miravete dispar¨® "accidentalmente" sobre el cabo Ferrer, una presunci¨®n que los partidos de la oposici¨®n consideran precipitada y que evidentemente hay que poner en cuarentena a la vista de los antecedentes del sargento.Debe reconocerse, sin duda, el inter¨¦s del ministro de Defensa por informar r¨¢pidamente a la opini¨®n p¨²blica y a los representantes pol¨ªticos de los hechos ocurridos en Candanch¨². Es igualmente loable su decisi¨®n de destituir al coronel director de la Escuela de Monta?a por permitir que el sargento ostentase el mando de la escuela -en ausencia de superiores- en el momento en que se produjeron los hechos. Nada negativo hay que decir tampoco de las medidas de correcci¨®n anunciadas contra los mandos que no hicieron constar la afici¨®n a la bebida en la ficha personal del sargento autor del disparo, ni de la anunciada determinaci¨®n de controlar o suprimir el alcohol en los cuarteles.
Pero no hay explicaci¨®n admisible al hecho de que en el expediente militar del sargento Miravete no figurara su condena de 1985 a un a?o de prisi¨®n menor por disparar -tambi¨¦n accidentalmente- y matar al sargento Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez Bueno en el Regimiento de Cazadores de Alta Monta?a en Sabi?¨¢nigo (Huescal). Las coincidencias y reincidencias son dif¨ªciles de explicar y, sobre todo, m¨¢s dificiles de admitir.
Es cierto que en t¨¦rminos administrativos los hechos negativos pueden ser borrados de un expediente tres a?os despu¨¦s de cumplida la condena que se impuso por ellos. Pero que en t¨¦rminos legales sea posible el borr¨®n y cuenta nueva no evita las responsabilidades de los mandos que mantuvieron al sargento Miravete en el servicio a sabiendas de su inclinaci¨®n por el alcohol y, en el mejor de los casos, de su afici¨®n a jugar con armas cargadas. Caben pocas dudas de que una gesti¨®n razonable hubiera apartado del servicio de armas al sargento Miravete despu¨¦s de su condena.
En un primer momento, la muerte del cabo Ferrer se quiso explicar a los familiares y a la polic¨ªa como un desgraciado accidente provocado por una ri?a en la que el cabo habr¨ªa intentado mediar. El informe oficial. reconoce incluso que uno de los testigos de los hechos, un sargento primero, arroj¨® al retrete el casquillo de la bala que mat¨® a Samuel Ferrer, y esta ocultaci¨®n de pruebas ha sido castigada con la prisi¨®n militar.
Este intento de manipulaci¨®n de los hechos, m¨¢s propio de cofrad¨ªas cerradas que lavan sus trapos sucios en casa, cuadra mal con el funcionamiento de un ej¨¦rcito disciplinado, democr¨¢tico y responsable ante el poder civil. Y, desafortunadamente, tampoco ha sido explicado.
El Gobierno, en suma, debe investigar a fondo las causas de la facilidad con que el sargento Miravete mantuvo, su puesto en el Ej¨¦rcito despu¨¦s de acontecimientos tan graves como los que protagoniz¨® hace m¨¢s de doce a?os. Limitar su actuaci¨®n a las sanciones, correcciones y destituciones conocidas. equivale a mirar de lado para no ver la irresponsabilidad y complacencia con una conducta que ser¨ªa totalmente inadmisible en la sociedad civil.
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