Lecci¨®n a aprovechar: el trasvase T-S
ANTONIO LAMELAEl autor considera que el acueducto Tajo-Segura reporta un- gran beneficio al sureste espa?ol, pero a un alto. precio, por lo que propone un mejor aprovechamiento del agua en su uso agr¨ªcola, el reciclaje de las residuales y la desalaci¨®n de las salobres y marinas para, adem¨¢s, no depender m¨¢s que de s¨ª mismos.
De nuevo tenemos en Espa?a los efectos de nuestras sequ¨ªas recurrentes. Por otro lado, se sigue discutiendo sobre la problem¨¢tica planteada por el trasvase de aguas del Tajo al Segura a trav¨¦s de Entrepe?as y Buend¨ªa. Dicho trasvase de aguas fue concebido ¨²nicamente para cuando hubiera "excedentes reales", que siguen sin existir, de acuerdo con las "definiciones oficiales". Y as¨ª ha sido sentenciado por el Tribunal Supremo recientemente -aunque recurrido ante el TC-, por lo que los ¨²ltimos trasvases realizados, y los que se sigan realizando, son "ilegales", ante un silencio generalizado que no llega a entenderse. En toda la cuenca del Tajo no sobra un litro de agua, seg¨²n criterios compartidos en Espa?a y Portugal. En todo caso, el Gobierno de la naci¨®n debe regular cualquier trasvase. Aparte de todo, y sorprendentemente, ahora deber¨¢ sujetarse a un respeto de "m¨ªnimos embalsados", seg¨²n acaba de establecerse, aunque sea con unas cotas rid¨ªculamente bajas, que, en cualquier caso, deber¨ªan ser aumentadas progresivamente, a medida que la Confederaci¨®n del Segura resuelva sus propios problemas, con los medios que tiene a su alcance y que le son exigibles, de manera inexcusable. Es irrebatible que, incluso en estos momentos, en la cuenca del r¨ªo Tajo se siguen notando, muy desfavorablemente, las funestas consecuencias del trasvase de agua, tanto en la zona espa?ola como en la portuguesa; hasta el punto de haber sido tema de campa?a electoral en las ¨²ltimas elecciones presidenciales en la naci¨®n vecina.Es evidente que Entrepe?as y Buend¨ªa, en recientes fechas, han llegado a los niveles m¨¢s altos de los ¨²ltimos a?os, pero no es menos cierto que se deber¨ªa haber superado su nivel actual, de no haber sido por los trasvases. Al d¨ªa de hoy, Entrepe?as est¨¢ al 75% de su capacidad de embalse y el conjunto de los tres embalses -Entrepe?as, Buend¨ªa y Bolarque- est¨¢n al 55%. Sus niveles altos se necesitan, de forma imprescindible, para su "muy diverso desarrollo sostenible", tan respetable como el de cualquier otra regi¨®n espa?ola. El supuesto derecho que los usuarios del trasvase Tajo-Segura tienen de usufructuar el volumen anual de 600 hect¨®metros c¨²bicos -con un m¨ªnimo reciente de 400 hect¨®metros- deber¨ªa serlo ¨²nicamente, y seg¨²n lo legalmente estipulado, en el caso de que esta cifra de excedentes existiera "ciertamente", lo que no se produce desde hace much¨ªsimo tiempo.Es cierto que Murcia y Alicante necesitan agua, pero no debe ser a costa de otras regiones que necesitan "esa misma agua" por razones sociales, econ¨®micas y medio ambientales. Es un agua vital de la que no se puede prescindir, de no ser a costa de muy graves consecuencias, que no se saben valorar, desgraciadamente, y que no se deben minusvalorar con respecto a las opuestas ventajas que aportan al sureste espa?ol. En todo proyecto hay que hacer siempre un "balance integral" de resultados, sin olvidar aspectos positivos y negativos, visibles e invisibles. Si actu¨¢ramos as¨ª en el referido trasvase, raramente ser¨ªa operable. Pues el turismo y la agricultura de la cuenca del Tajo tambi¨¦n deben contar, aparte de un sinf¨ªn de otras m¨²ltiples razones que aconsejan no prescindir de tal agua, con beneficio a?adido, adem¨¢s, a las cuencas hidrogr¨¢ficas vecinas y a las comunidades pr¨®ximas del resto de Espa?a, por razones clim¨¢ticas generales, de las que no se puede prescindir por razones medioambientales. Esta es una de las razones por las que, a nivel mundial, se est¨¢n abandonando los trasvases de agua de cuencas a cuencas o de regiones a regiones. Es pura l¨®gica.
Evidentemente, la cuenca del r¨ªo Segura es deficitaria -como la del Tajo y la mayor parte de las cuencas de Espa?a- y, por supuesto, padece fallos estructurales. Por eso es aconsejable resolver sus problemas estructurales en dicha cuenca, con "todas" las posibilidades y recursos que se tienen en ella, que son muchos, y sin arrastrar, en sus carencias, a la cuenca del Tajo, por no ser justo ni solidario. Las excusas no son admisibles, pues un regad¨ªo que hoy no pueda soportar el precio del agua desalada, de acuerdo con los ¨²ltimos valores que se manejan, es que no es competitivo, o no lo son las t¨¦cnicas empleadas en sus sistemas de riego. ?Se han preocupado los agricultores en descomponer los precios de costes de sus cultivos y valorar la peque?a incidencia que supone el agua -racionalmente utilizada y no despilfarrada- conjuntamente con los dem¨¢s y numerosos componentes que entran en el preci¨® final, hasta que el producto est¨¢ de venta en el mercado? Si lo hacen rigurosamente, se llevar¨¢n una sorpresa. Subsidiariamente podr¨ªa hacerlo el ministerio correspondiente.
Nadie duda de que el acueducto Tajo-Segura es un gran beneficio para el sureste espa?ol, pero tampoco se duda de que lo es a un "precio alt¨ªsimo", que no se debe pagar, por la ruina a la que se arrastra a otras regiones de Espa?a y Portugal, y a su medio ambiente clim¨¢tico general y a su biodiversidad. El sureste espa?ol, por aut¨¦ntica solidaridad, antes de pedir lo que no se le puede dar -salvo casos muy excepcionales que extra?a vez se dan-, debe resolver su problema mediante una pol¨ªtica de un ¨®ptimo aprovechamiento del agua en su uso agr¨ªcola -lastrando seculares rutinasy encar¨¢ndose hacia las nuevas t¨¦cnicas de hoy, dentro de las m¨¢s modernas corrientes mundiales que proliferan en el mundo que va en vanguardia, acompa?ado del reciclaje de aguas residuales -tan provechosas para la agricultura- con la explotaci¨®n racional de sus muy importantes acu¨ªferos y, sobre todo, con la desalaci¨®n de aguas salobres y marinas -lo que es inagotable-, cuyas t¨¦cnicas permiten ya unos precios absolutamente competitivos desde cualquier punto de vista. Con ello, por si fuera poco, s¨®lo depender¨ªan de s¨ª mismos y de sus voluntades -ni siquiera de las nubes- tanto para las zonas costeras como para las del interior. Son problemas t¨¦cnicos ya resueltos y econ¨®micamente asumibles. Es lo que realmente constituir¨ªa un bien para todos los espa?oles, incluidos murcianos y valencianos. Afortunadamente, as¨ª lo aceptan ya algunas de sus mentes preclaras, como he podido comprobar recientemente en esas queridas tierras del sureste. Es la manera de subsanar un grave da?o y error hist¨®rico -que en su momento estuvo justificado, aunque hoy ya noal que necesaria y urgentemente hay que poner fin. Dentro de pocos a?os, nadie entender¨¢ que en alg¨²n momento los espa?oles estuvieron enzarzados en Ilguerras internas de agua", cuando est¨¢n rodeados de ella en las cuatro orientaciones geogr¨¢ficas.
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