Kabila, responsable
LAURENT-D?SIR? Kabila est¨¢ ganando la partida en Zaire. Pero justamente por eso debe hacer acopio de responsabilidad. Si llegara a probarse que sus tropas rebeldes est¨¢n detr¨¢s del acoso a miles de refugiados hutus ruandeses en la zona de Kisangani, en el este de Zaire, no s¨®lo la verg¨¹enza ensombrecer¨¢ su camino hacia el poder, sino que tendr¨¢ que acabar dando cuenta de ello. De poco servir¨ªa desplazar al enfermo pero todav¨ªa presidente Mobutu, y a su r¨¦gimen corrupto, si es para sustituirlo por un imitador aventajado en materia de desprecio a los derechos humanos y principios democr¨¢ticos.El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, no se mordi¨® la lengua al acusar a los hombres de Kabila de una "exterminaci¨®n lenta" -la muerte por hambre- de esos refugiados y de falta de humanidad. Pero Kabila niega las acusaciones, que traslada a su vez a los interhamwes, milicianos hutus ruandeses en la zona. El cierre del paso a las organizaciones humanitarias o a la prensa para informar al respecto impide aclarar lo que de verdad est¨¢ ocurr¨ªendo. La decisi¨®n de Kabila de tomar personalmente el control de la repatriaci¨®n de estos refugiados ha tranquilizado, sin embargo, a Annan.
?La soluci¨®n est¨¢ en esa repatriaci¨®n? Desde luego, el limitado puente a¨¦reo permitido por Kabila para trasladar a cerca de 80.000 refugiados resulta a todas luces insuficiente, como tambi¨¦n lo es el plazo de 60 d¨ªas fijado por los rebeldes para completar ese objetivo. Adem¨¢s, la negativa de Ruanda a que estos refugiados regresen directamente a su territorio, sin una criba previa para buscar entre ellos a responsables del genocidio cometido contra los tutsis en aquel pa¨ªs en 1994, dificulta la operaci¨®n. La presencia de tales asesinos en el seno de los refugiados, entre los que se encuentran miles de ni?os y mujeres, no justifica las penalidades que deben sufrir estos errantes.
De forma intolerable, una vez m¨¢s, los refugiados parecen estar convirti¨¦ndose en moneda de cambio de una partida pol¨ªtica y militar. Aunque s¨®lo fuera por esta raz¨®n, se justificar¨ªa la prisa de Estados Unidos por cerrar la crisis de Zaire cuanto antes. Washington ha criticado sin ambages a Kabila por lo que est¨¢ ocurriendo con estos refugiados. Pero la diplomacia estadounidense tambi¨¦n ve en el hist¨®rico guerrillero la alternativa, aunque sea temporal, a Mobutu. A esta actitud no es ajena la firma de un acuerdo con Kabila para explotaciones mineras en el territorio ya bajo su poder por parte de dos importantes empresas, una de ellas estadounidense.
El enviado especial de EE UU, William Richardson, logr¨® ayer su primer objetivo: concertar una reuni¨®n entre Mobutu y Kabila en un lugar neutral. Podr¨ªa celebrarse en breve en un barco surafricano frente a la costa atl¨¢ntica. Kabila dio por supuesto que el objetivo de la reuni¨®n es discutir la salida de Mobutu, pero el presidente zaire?o no ha sido tan expl¨ªcito. Con los rebeldes a tan s¨®lo 500 kil¨®metros de Kinshasa, EE UU est¨¢ intentando evitar un ba?o de sangre en la capital zaire?a, gestionando para ello un alto el fuego y un Gobierno de transici¨®n que convoque elecciones libres.
Europa, como ha propuesto la presidencia holandesa del Consejo de la UE, deber¨ªa al menos enviar una misi¨®n diplom¨¢tica para entablar contacto oficial con Kabila. Pero, una vez m¨¢s, la Uni¨®n Europea va retrasada con respecto a EE UU. Las antiguas potencias coloniales est¨¢n haciendo dejaci¨®n de su responsabilidad hist¨®rica, humanitaria e incluso de sus intereses. Los europeos est¨¢n reforzando su presencia militar -con 5.000 hombres ya en total- en pa¨ªses lim¨ªtrofes para asegurar, si es necesario, una evacuaci¨®n de sus nacionales. Estas fuerzas podr¨ªan tambi¨¦n servir para influir sobre la actitud de Kabila, para que se muestre m¨¢s responsable y magn¨¢nimo en su m¨¢s que probable victoria.
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