Bill Clinton pisa suelo latinoamericano por primera vez en su mandato
, El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, piso ayer suelo mexicano, y latinoamericano, por primera vez en sus cinco a?os de gobierno. El acontecimiento, merecer¨ªa un festejo de no ser porque el viaje del mandatario norteamericano se produce en un momento de gran tensi¨®n en las relaciones bilaterales. La visita cobra as¨ª car¨¢cter de junta de vecinos, donde se ventilar¨¢n las recriminaciones mutuas en los temas de narcotr¨¢fico, inmigraci¨®n ilegal y comercio.
EE UU, disgustado por la corrupci¨®n que impera en M¨¦xico, tratar¨¢ de conseguir una serie de prerrogativas en el combate contra las drogas. Despu¨¦s de una estancia de dos d¨ªas en la capital mexicana, donde hoy comienza el programa oficial, Clinton partir¨¢ hacia Costa Rica y Barbados. All¨ª mantendr¨¢ dos reuniones con los presidentes centroamericanos y caribe?os, respectivamente. La agenda mexicana incluye un encuentro con los l¨ªderes de los tres principales partidos pol¨ªticos mexicanos, ahora enzarzados en plena campa?a electoral para los comicios legislativos del 6 de julio.Clinton va a tener que desplegar todas sus armas de seducci¨®n para resta?ar las "heridas" provocadas por los reveses que Estados Unidos ha propinado a M¨¦xico en estas ¨²ltimas semanas. Primero fue el intento del Congreso para revocar la certificaci¨®n que la Casa Blanca otorg¨® a trancas y barrancas al Gobierno mexicano por sus esfuerzos por combatir el narcotr¨¢fico. Y luego vino la entrada en vigor, el 1 de abril, de la ley de inmigraci¨®n, que endurece las condiciones de residencia y agiliza las deportaciones de ilegales. Todo ello provoc¨® en la sociedad mexicana una oleada de indignaci¨®n alentada, dicho sea de paso, por una clase pol¨ªtica que explota sistem¨¢ticamente el nacionalismo y el orgullo patrio para conseguir adhesiones, y m¨¢s en un a?o electoral como este.
De lo que no cabe duda es de que las relaciones entre M¨¦xico y Estados Unidos est¨¢n "narcotizadas" desde el pasado febrero. La detenci¨®n ese mes, del m¨¢ximo responsable de la lucha antidrogas en M¨¦xico, el general Jes¨²s Guti¨¦rrez Rebollo, por su presunta complicidad con Amado Carrillo, el principal capo mexicano, trastoc¨® una cooperaci¨®n que parec¨ªa ir sobre ruedas El presidente mexicano, Ernesto Zedillo, quer¨ªa que se lo tragara la tierra. Y las autoridades estadounidenses se tiraban de los pelos: acababan de pasar al general un documento confidencial con toda la informaci¨®n que manejaban sobre los carteles mexicanos.
Si bien la "certificaci¨®n" qued¨® en pie, la confianza de Estados Unidos se min¨® sin remedio.
Fue entonces cuando la DEA, la agencia antinarc¨®ticos norteamericana, plante¨® una serie de exigencias para continuar con la cooperaci¨®n bilateral, que fueron asumidas por el Congreso y que trae Clinton en la cartera. Entre ellas figuran: aumentar de 52 a 65 el n¨²mero de agentes de la DEA que operan en suelo mexicano; permitirles utilizar armas para su defensa personal; garantizar que los barcos y aviones de EEUU puedan perseguir a narcotraficantes en aguas y espacios mexicanos; extraditar a una serie de delincuentes, y que Mexico ponga en marcha de una vez las leyes contra el lavado de dinero, apenas aprobadas en 1996.
Acuerdo sobre 'blanqueo'
En estos d¨ªas se resolver¨¢ el tira y afloja. Por lo pronto, s¨ª se firmar¨¢ un acuerdo sobre blanqueo de dinero, tal como anunci¨® ayer el ministro mexicano de Exteriores, Jos¨¦ Gurr¨ªa. M¨¦xico se muestra reticente a dejar que los agentes extranjeros vayan armados, pero a cambio deber¨¢ proponer una alternativa para tranquilizar a EEUU. La cuesti¨®n de la entrega de detenidos tambi¨¦n un punto delicado. Las autoridades norteamericanas han negado que haya una lista de "extraditables", pero la realidad parece otra. Seg¨²n informes extraoficiales, Washington desea tener a mano a 50 narcotraficantes.
M¨¦xico no se va a quedar callado. Los representantes mexicanos exigir¨¢n a sus hom¨®logos estadounidenses un mayor control del tr¨¢fico de armas desde EE UU, que se ha convertido en un verdadero supermercado para los criminales mexicanos. Adem¨¢s, insistir¨¢n en que el problema del narcotr¨¢fico no es unilateral: poco se puede hacer para luchar contra los carteles cuando los consumidores estadounidenses gastan al a?o 50.000 millones de d¨®lares.
Otra de las espadas de Damocles que penden sobre la gira de Clinton es la ley de inmigraci¨®n aprobada por Estados Unidos. El presidente escuchar¨¢ lamentos y amonestaciones. Poco hay ya que negociar en este aspecto pero, siquiera en t¨¦rminos testimoniales, Clinton reiterar¨¢ en suelo mexicano su compromiso de no aplicar la ley "de forma draconiana" y de respetar los derechos humanos de los indocumentados. Medio centenar de organizaciones sociales mexicanas han enviado una carta a su esposa, Hillary, en la que le solicitan su intervenci¨®n para suavizar los efectos de la pol¨ªtica antimigratoria de su pa¨ªs. Un total de 17 millones de mexicanos viven en suelo estadounidense. Tres de ellos est¨¢n en situaci¨®n ilegal.
El ¨¢mbito comercial, el m¨¢s fruct¨ªfero en las relaciones entre ambos pa¨ªses, tampoco se libra de las disputas. A pesar de que la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLC) en 1994 ha permitido que M¨¦xico incremente en un 20% sus exportaciones a Estados Unidos, las actitudes proteccionistas que Washington ha seguido manteniendo han causado graves perjuicios a sectores claves de la econom¨ªa mexicana. Los conflictos en la exportaci¨®n de tomate, aguacate, at¨²n y cemento siguen a¨²n en pie.
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