La familia
Resulta muy interesante comprobar por d¨®nde han delatado los peperos su concepci¨®n distinta del vivir. 0 sea, por d¨®nde se les ha visto el plumerillo del Orden, del Fundamento Cristiano y de la Familia, todo con much¨ªsimos bemoles y may¨²sculas. Es cierto que, en el mundo actual, las fronteras entre las derechas y las izquierdas est¨¢n cada d¨ªa m¨¢s borrosas. Se dir¨ªa que la diferencia pasa ahora por detentar el poder o por estar fuera; porque, una vez subidos al sill¨®n, todos tienden a abusar, a silenciar al oponente, a manipular y a eternizarse. El poder es as¨ª, y para eso se ha inventado la democracia: para ponerle freno a esa bestia peluda.Pero los peperos acaban de demostrar que, a pesar de todo, hay diferencias, lo cual me tranquiliza. El ancestro les sale, cual si les brotara un lobanillo, cada vez que se roza el tema de la moral tradicional. A la hora de no indultar a los m¨¦dicos abortistas, por ejemplo (una brutalidad); o con la ley de parejas de hecho.
Los peperos se cargaron esta sensata ley, que no hace sino reflejar la realidad, con el argumento de que podr¨ªa ser una carga econ¨®mica para el Estado. Pero ahora son ellos mismos los que proponen un carisimo desatino, uniones al tunt¨²n de todos con todos (pero sin hijos adoptivos, por supuesto), con tal de evitar que los amancebados, esos guarros, tengan la misma consideraci¨®n social que los matrimonios.
Si no asustara un poco, casi enternecer¨ªa la obsoleta obsesi¨®n que los peperos sienten por la familia. Porque, espoleados por el amor al v¨ªnculo y a la sagrada llama de la maternidad, incluso llegan a proponer medidas progresistas, como que las embarazadas no puedan ser despedidas o que los viudos puedan casarse sin perder su pensi¨®n. Just¨ªsimo todo, desde luego, pero, en ¨²ltima instancia, pura promoci¨®n de la funci¨®n materna y de los bodorrios.
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