Los mobutistas preparan la evacuaci¨®n
La poblaci¨®n teme que los soldados se lancen al pillaje antes de rendirse
No hay p¨¢nico, pero el miedo se nota en el rostro de la gente de Kinshasa y en la cotizaci¨®n del d¨®lar (se cambia a 190.000 nuevos zaires, 15.000 m¨¢s que ayer). Los destacados prohombres del mobutismo, carne de exilio la mayor¨ªa, hacen acopio de papel en moneda (divisas fuertes) y viven con sus familias en el hotel Memlin o en el Intercontinental, los que ser¨¢n defendidos por las tropas extranjeras en caso de evacuaci¨®n. Los m¨¢s previsores lograron su visado a Europa o enviaron a sus mujeres e hijos a un viaje de prevenci¨®n e hicieron la sabia mudanza de sus bienes m¨¢s preciados y aguardan ahora la orden de estampida. Los mercadillos de la capital rivalizan torpes en cachivaches, verduras y frutas del tr¨®pico. No hay psicosis de escasez, pero algunos de los productos b¨¢sicos m¨¢s populares, como la mandioca, comienzan a faltar de los tenderetes.No hay p¨¢nico, pero hay miedo a los pillajes. El problema no son los rebeldes ni los posibles combates que se puedan librar en las calles de la capital, dice la gente. El problema es ese Ej¨¦rcito que dice estar ah¨ª para defenderles de un enemigo invisible pero cada vez m¨¢s pr¨®ximo. El boca a boca, las radios for¨¢neas y una ristra de per¨ª¨®dicos de ocho p¨¢ginas son el medio de informaci¨®n. Los rumores fluyen como el r¨ªo Zaire (el segundo m¨¢s caudaloso tras el Amazonas). Muchos ciudadanos ya tienen preparadas las banderas blancas que les ha pedido Laurent Kabila. Es una ciudad dispuesta a la rendici¨®n incondicional.
Mientras llega ese temido d¨ªa D, los soldados aprovechan sus ¨²ltimos tragos de placer. Paran autom¨®viles, exigen dinero y molestan a las chicas que tratan de hacer la calle. Los militares zaire?os que supuestamente protegen el aeropuerto son los que m¨¢s suerte tienen. Ayer tuvieron la oportunidad de detener a varios de los periodistas extranjeros que se acercaron a comprobar la verosimilitud de los rumores que situaban a Kabila en las puertas de la ciudad. En Terminus Kingasani, un claro f¨¦tido a s¨®lo unos centenares de metros del aeropuerto de N'Djili, una banda de soldados de las FAZ (Fuerzas Armadas de Zaire), los que protagonizan los saqueos en los lugares que huyen, detuvieron a tres periodistas, dos italianos y uno espa?ol (el enviado especial de El PA?S) y con m¨¦todos cuarteleros exigieron papeles y carn¨¦s, jugaron a buenos y manos durante una hora y al final exigieron bravucones por la libertad de los supuestos esp¨ªas de Kabila una generosa propina de 200 d¨®lares. El regateo lo dej¨® en s¨®lo 20. Otros, como el fot¨®grafo de France Presse, tuvieron menos suerte. La mordida fue mayor y la escenificaci¨®n de la detenci¨®n incluy¨® esposas.
Si estos soldados decidieran darse al pillaje de toda la ciudad, como ya suciedi¨® en 1991 y 1993, las fuerzas extranjeras que se hallan acantonadas en el vecino Congo cruzar¨ªan el r¨ªo. Son cerca de 4.000 hombres (inclu¨ªdos los 1.400 marines a bordo del buque de asalto estadounidense Nassau, que se halla anclado en aguas internacionales). Hay norteamericanos, franceses, brit¨¢nicos (reforzados hace unos d¨ªas con 300 soldados m¨¢s) y portugueses. Su misi¨®n proclamada es s¨®lo la evacuaci¨®n de los ciudadanos occidentales, unos 7.800 antes de que algunas embajadas sugirieran la salida inmediata de sus nacionales.
Esa fuerza tiene tama?o y medios suficientes como para ampliar su cometido inicial y tomar el centro de la ciudad, el barrio de Gombe, donde est¨¢n la mayor¨ªa de las embajadas. Esta posibilidad es, adem¨¢s, un elemento disuasorio. Los generales zaire?os, que son los que ordenar¨ªan a su soldadesca el inicio de los saqueos, deben tener en cuenta que los pillajes tendr¨ªan esta vez graves consecuencias.
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