?ltimas pistas sobre el origen de la humanidad
El hallazgo de dos nuevas especies ilumina los primeros pasos de los hom¨ªnidos
En 1859, Charles Darwin sacudi¨® a la sociedad de su ¨¦poca afirmando que todos los seres vivos del planeta proced¨ªan de organismos del pasado desde los cuales hab¨ªan evolucionado a lo largo del tiempo. Es decir, impl¨ªcitamente ligaba el origen del ser humano con el del resto de las especies, enfrent¨¢ndose a los que ve¨ªan a la nuestra como algo especial y ajena al reino animal, que, por otro lado, tambi¨¦n se interpretaba como resultado de un acto directo de creaci¨®n divina. Aunque estas afirmaciones fueron entendidas por los cient¨ªficos, para el gran p¨²blico las ideas de Darwin se resum¨ªan en que, para los evolucionistas, ven¨ªamos del mono. Pocas veces en la historia de la ciencia se ha simplificado y distorsionado m¨¢s una teor¨ªa tan rica y compleja como la propuesta por Darwin.Desde el punto de vista de la clasificaci¨®n zool¨®gica no hay duda de cu¨¢l es nuestro lugar: somos primates africanos. Estamos m¨¢s pr¨®ximos biol¨®gicamente a chimpanc¨¦s y gorilas de lo que ¨¦stos lo est¨¢n respecto del orangut¨¢n. Pero los hom¨ªnidos no descendemos de los chimpanc¨¦s, sino que compartimos con ellos un antepasado com¨²n que vivi¨® en ?frica hace entre cinco millones y seis millones de a?os.
A lo largo de este siglo, el descubrimiento y estudio de numerosos f¨®siles nos ha puesto en situaci¨®n de entender las l¨ªneas maestras de la historia evolutiva de nuestra estirpe. Conocemos tanto la regi¨®n del planeta como el momento del pasado en que aparecieron los primeros hom¨ªnidos. Hemos descubierto una inesperada y fascinante variedad de tipos diferentes de hom¨ªnidos, entre los que se encuadran los m¨¢s inmediatos antepasados de los humanos modernos, y nuestro conocimiento sobre la biolog¨ªa de todos ellos aumenta cada d¨ªa. Tambi¨¦n estamos en situaci¨®n de comprender la secuencia fundamental de cambios evolutivos que llevaron desde un primate de aspecto similar al chimpanc¨¦ hasta lo que somos hoy d¨ªa, aunque muchos detalles, algunos muy relevantes, permanecen a¨²n poco claros y son objeto de investigaci¨®n y controversia.
Los rasgos caracter¨ªsticos de nuestra especie incluyen un cerebro muy desarrollado, una capacidad ¨²nica para fabricar una amplia gama de instrumentos, un lenguaje articulado y la prolongaci¨®n del periodo de aprendizaje, es decir, de la infancia. Todos estos rasgos se relacionan con lo que de una manera intuitiva denominamos inteligencia. A todo ello debemos a?adir un peculiar modo de caminar. Somos los ¨²nicos primates, y aun vertebrados, que andamos de forma habitual sobre las extremidades inferiores, con la columna vertebral erguida.
Llegar a ser humanos
Desde Darwin, la ciencia se pregunta si el desarrollo ps¨ªquico precedi¨® a la marcha b¨ªpeda, si fue al contrario o si ambas caracter¨ªsticas surgieron y evolucionaron a la vez, que es lo mismo que preguntarse cu¨¢l fue el primer paso de nuestra historia evolutiva, es decir, qu¨¦ nos hizo llegar a ser humanos. Aunque tradicionalmente se consideraba m¨¢s l¨®gico que la adaptaci¨®n primera y fundamental de los hom¨ªnidos fuera el desarrollo de un gran cerebro, hoy d¨ªa hay evidencia paleontol¨®gica como para abordar directamente esta cuesti¨®n. Dejemos hablar a los f¨®siles...?frica fue la cuna de la humanidad. Los f¨®siles de los primeros hom¨ªnidos se han encontrado en el este del continente, en yacimientos situados a lo largo del Rift Valley, una enorme fractura en expansi¨®n de la corteza terrestre que se extiende desde Mozambique hasta el mar Muerto. El vulcanismo asociado a las zonas de fractura de la corteza terrestre intercal¨® capas de cenizas y lavas en los estratos en formaci¨®n. Puesto que estas capas volc¨¢nicas pueden ser fechadas mediante t¨¦cnicas radiom¨¦tricas, es posible establecer con gran exactitud la edad geol¨®gica de los estratos que contienen a los f¨®siles de los hom¨ªnidos, que es como conocer la antig¨¹edad de los propios f¨®siles.
Los hom¨ªnidos f¨®siles m¨¢s antiguos conocidos hasta la fecha han sido hallados a partir de 1992 en la regi¨®n del Awash medio (Etiop¨ªa). El equipo de cient¨ªficos que ha realizado los descubrimientos est¨¢ dirigido por el estadounidense Tim White, y ha bautizado como Ardipithecus ramidus a estos hom¨ªnidos primitivos. Tienen 4,4 millones de a?os, y la fauna de mam¨ªferos con los que aparecen asociados es t¨ªpica del bosque tropical.
Por otra parte, el Ardipithecus ramidus presenta molares cubiertos por una delgada capa de esmalte como los chimpanc¨¦s. Esta caracter¨ªstica est¨¢ relacionada con una alimentaci¨®n a base de frutos, hojas, tallos tiernos y otros productos vegetales blandos que se encuentran en ambientes forestales. En cambio, los dientes de los hom¨ªnidos posteriores presentan una capa de esmalte m¨¢s gruesa, que los protege del desgaste producido por una dieta vegetal que incluye productos duros como ra¨ªces, bulbos, tub¨¦rculos, semillas o nueces, que abundan en ecosistema s menos arbolados.
A pesar de su primitivismo, el Ardipithecus ramidus presenta ya una reducci¨®n de los caninos, y es posible que est¨¦ tambi¨¦n relacionada de alguna manera con la biolog¨ªa social de estos primeros hom¨ªnidos; en los primates en general, los machos tienen caninos mucho mayores que las hembras. Desde el principio, pues, esta diferencia sexual es mucho menor entre los hom¨ªnidos.
As¨ª pues, sabemos que nuestros m¨¢s antiguos antepasados, los primeros hom¨ªnidos, eran unos primates que habitaban la selva h¨²meda y se alimentaban de manera similar a como lo hacen hoy los chimpanc¨¦s. A partir de algunos aspectos de la base del cr¨¢neo se ha sugerido que eran b¨ªpedos y caminaban como nosotros. Esto debe ser contrastado con la evidencia de los huesos de la cadera y de las piernas que han sido encontrados en las ¨²ltimas campa?as de excavaci¨®n, pero a¨²n est¨¢n en estudio. Los resultados a los que se llegue ser¨¢n, sin duda, noticia de impacto en los pr¨®ximos meses.Otra noticia esperada con expectaci¨®n, puesto que a¨²n se debate y quiz¨¢ nunca se alcance a comprender plenamente, es cu¨¢l fue la ventaja adaptativa que tan extra?o modo de locomoci¨®n depar¨® a nuestros primeros antepasados. Ni siquiera est¨¢ clara la relaci¨®n entre el origen de la marcha b¨ªpeda y el paso de un ambiente forestal a ecosistemas de tipo bosque abierto o sabana. Por un lado, ser b¨ªpedo permite acarrear objetos (alimentos, utensilios, cr¨ªas ... ). Por otro, reduce la cantidad de insolaci¨®n que recibe el cuerpo, que adem¨¢s se despega del suelo recalentado, lo que, unido al sudor y la p¨¦rdida de pelo corporal, permitir¨ªa la transformaci¨®n de un primate, un mam¨ªfero forestal, en un habitante de las sabanas.
Contrariamente a lo que suele pensarse, la marcha b¨ªpeda no es menos eficaz en t¨¦rminos de energ¨ªa consumida, sino m¨¢s rentable que la forma cuadr¨²peda de desplazarse por el suelo de chimpanc¨¦s y gorilas, lo que podr¨ªa convertirse en gran ventaja si se han de recorrer grandes distancias para encontrar alimento.
M¨¢s recientemente, un equipo keniano dirigido por Meave Leakey ha encontrado en las orillas del lago Turkana (Kenya) unos f¨®siles de hom¨ªnidos con una antig¨¹edad cercana a cuatro millones de a?os. El nombre elegido para esta nueva especie ha sido el de Australopithecus anamensis. Aunque la morfolog¨ªa de estos f¨®siles es muy primitiva, a diferencia del Ardipithecus ramidus, sus molares tienen una capa de esmalte gruesa, indicando un cambio de dieta y de medio. Adem¨¢s, la fauna f¨®sil hallada junto con los restos de los hom¨ªnidos sugiere un ambiente forestal abierto o una sabana arbolada y con agua. Se ha encontrado una tibia que induce a sus descubridores a afirmar que estos hom¨ªnidos eran b¨ªpedos.
Del siguiente mill¨®n de a?os se tiene noticia de hom¨ªnidos en dos regiones diferentes de ?frica. Por un lado, los f¨®siles et¨ªopes y tanzanos de la especie Australopithecus afarensis, entre los que se incluye el famoso esqueleto apodado Lucy por su descubridor en 1974, el estadounidense Donald Johanson. Del estudio de Lucy y otros f¨®siles de la especie se concluye que estos hom¨ªnidos fueron perfectamente b¨ªpedos, adaptaci¨®n que requiere modificaciones profundas en el esqueleto, desde la anatom¨ªa del pie hasta la de la base del cr¨¢neo.
Entre hace tres y 1,5 millones de a?os, el registro f¨®sil recoge una multiplicaci¨®n de formas de hom¨ªnidos. La raz¨®n de esta diversificaci¨®n puede encontrarse en un fen¨®meno com¨²n al resto de los seres vivos del planeta, y que se conoce como radiaci¨®n adaptativa: cuando los mecanismos evolutivos dan lugar a un tipo realmente nuevo de organismo, capaz de explotar los recursos del medio de una forma diferente y original o de aprovechar nuevos recursos, la selecci¨®n natural favorece su diversificaci¨®n. Los hom¨ªnidos representaban una nueva forma de ser primate capaz de abandonar el bosque tropical y consumir los productos vegetales que ofrec¨ªa una sabana que, con un cambio clim¨¢tico global, iba gan¨¢ndole cada vez m¨¢s terreno a las selvas.
Tres l¨ªneas evolutivas
Los hom¨ªnidos de este periodo pueden dividirse en tres l¨ªneas evolutivas. Por una parte est¨¢n los Paranthropus, que desarrollaron un impresionante aparato masticador, con grandes muelas para procesar alimentos vegetales muy energ¨¦ticos, pero al mismo tiempo duros. El soporte ¨®seo de los dientes y de los m¨²sculos que intervienen en la masticaci¨®n, es decir, la mand¨ªbula y los huesos de la cara, experimentaron una expansi¨®n muy marcada y caracter¨ªstica.La primera especie de esta l¨ªnea es esteafricana (Paranthropus aethiopicus) y vivi¨® hace 2,5 millones de a?os cerca del lago Turkana. Especies descendientes y con una especializaci¨®n todav¨ªa m¨¢s exagerada habitaban Sur¨¢frica (Paranthropus robustus) y el este de Africa (Paranthropus boisei) alrededor de un mill¨®n de a?os despu¨¦s, antes de extinguirse finalmente. La segunda l¨ªnea est¨¢ representada por una ¨²nica especie, Australopithecus africanus. Con un aparato masticador menos desarrollado que el Paranthropus, esta especie estuvo aparentemente restringida al sur del continente, y sus f¨®siles tienen entre tres millones y dos millones de a?os.
Finalmente, la tercera l¨ªnea evolutiva est¨¢ relacionada con nosotros mismos. En diciembre de 1996, Johanson y su equipo publicaron el hallazgo en Etiop¨ªa de un maxilar de homo asociado a utensilios de piedra toscamente tallados de hace 2,3 millones de a?os. Siendo ¨¦sta una nueva forma de ser hom¨ªnido, de nuevo se produjo una radiaci¨®n de especies: Homo rudolfensis, Homo habilis, Homo ergaster, y quiz¨¢ otras de las que el registro f¨®sil es a¨²n muy pobre.
A la espera de ampliar la informaci¨®n sobre el Ardipithecus ramidus y el A.anamensis, parece existir un consenso general en admitir que A.afarensis fue el ¨²ltimo antepasado com¨²n del resto de los componentes del grupo humano (Paranthropus, A.africanus y homo). Otros somos de la opini¨®n de que existi¨® otra especie de hom¨ªnido m¨¢s antigua y de anatom¨ªa m¨¢s primitiva que la del A.afarensis, que constituy¨® el ¨²ltimo antepasado com¨²n del resto de los hom¨ªnidos. Los datos publicados hasta la fecha sobre el Ardipithecus ramidus nos llevan a considerar a esta especie como la candidata ideal para ocupar tan aristocr¨¢tica situaci¨®n. En cuanto a los primeros humanos, nos situamos entre aquellos que defienden que ser¨ªan del tipo Homo habilis y descender¨ªan del A.africanus o de una especie pr¨®xima a ¨¦sta.
'Homo habilis'
El Homo habilis no era, en realidad, de aspecto muy diferente del A. africanus. El esqueleto m¨¢s completo de que disponemos es OH 62, descubierto por White y Johanson en 1986. Aunque mucho m¨¢s fragmentario, lo que se conoce de OH 62 recuerda mucho a Lucy. Sin embargo, el Homo habilis hab¨ªa experimentado cierta expansi¨®n del cerebro y alguna reducci¨®n del aparato masticador, y fabricaba rudimentarios utensilios de piedra. ?stos le abrir¨ªan el camino hacia las prote¨ªnas animales, que se encuentran de otro modo inaccesibles bajo gruesas capas de piel en los animales muertos, o al tu¨¦tano . de los huesos que quedan cuando los depredadores han terminado con sus presas, o les ayudar¨ªan a procesar la parte m¨¢s dura de su alimento vegetal. A partir del Homo habilis surgi¨® el Homo ergaster, que supone un tipo radicalmente distinto de hom¨ªnido. Con un cerebro y una estatura mucho mayor que en los hom¨ªnidos precedentes, esta nueva especie fabricaba adem¨¢s un repertorio de instrumentos variado y de talla elaborada.Quiz¨¢ una de las cuestiones abiertas m¨¢s candentes en la actualidad la constituya la salida de los hom¨ªnidos del continente africano y su dispersi¨®n por el resto del Viejo Mundo. El protagonista de esta historia pudo ser el Homo ergaster o quiz¨¢ el Homo erectus. En cualquier caso, los primeros humanos arribaron a Java hace m¨¢s de un mill¨®n de a?os (tal vez hace 1,5 millones de a?os), alcanzaron las estribaciones del C¨¢ucaso hace m¨¢s de un mill¨®n de a?os y, tal como atestiguan los f¨®siles humanos hallados en el yacimiento de la Gran Dolina de la burgalesa sierra de Atapuerca, llegaron ,a Europa occidental hace, al menos, 800.000 a?os.
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