"No lograremos nunca el sue?o de que se pueda comer de todo sin engordar"
Frederic Bouillaud, investigador del Centro Nacional de Investigaci¨®n Cient¨ªfica (CNRS) franc¨¦s desconoce el dinero que mover¨ªa un f¨¢rmaco basado en su descubrimiento, pero s¨ª sabe que ser¨ªa una cifra "bastante importante". Su grupo y otros dos estadounidenses han encontrado un gen y la prote¨ªna correspondiente, la UCP2, que funciona como una m¨¢quina de quemar calor¨ªas, y han visto en ratones que es m¨¢s abundante en los delgados que en el resto; adem¨¢s, saben que el gen que la produce est¨¢ tambi¨¦n en el hombre. "Podr¨ªamos haber encontrado por fin un gen responsable de que unas personas engorden m¨¢s que otras comiendo lo mismo", dice Bouillaud, de 38 a?os.Pero cuidado: eso no significa que estimulando la producci¨®n de esta prote¨ªna -o sea, acelerando la m¨¢quina de quemar energ¨ªa- con una simple p¨ªldora vaya a convertirse en realidad el sue?o de que se pueda comer de todo, y mucho, sin engordar. "Eso es una exageraci¨®n, lo mismo que decir que hemos dado con la causa de la obesidad", afirma Bouillaud, que colabora con Eduardo Rial del Centro de Investigaciones Biol¨®gicas, en Madrid.
Pregunta. ?Cu¨¢l es la importancia del hallazgo de este gen y de su prote¨ªna asociada?Respuesta. Durante muchos a?os se ha buscado una explicaci¨®n al hecho de que, comiendo lo mismo, unas personas engorden m¨¢s que otras, y de hecho hace dos d¨¦cadas se descubri¨® en roedores un gen implicado en la quema de calor¨ªas, el UCP 1. El problema es que este gen apenas se expresa en el hombre. El que hemos encontrado ahora, UCP2, parece hacer lo mismo, y s¨ª se expresa en casi todos los tejidos humanos. Creo que es muy buen candidato para ayudar a resolver la cuesti¨®n.
P. ?Significa que el gen podr¨ªa estar mutado, o no existir, en las personas obesas?
R. A¨²n no sabemos c¨®mo funciona el gen en humanos. Es muy posible que haya varias copias distintas del gen, mutaciones, con distintos grados de eficacia a la hora de disipar energ¨ªa. Ahora hay grupos de genetistas haciendo estudios epidemiol¨®gicos, buscando asociaciones entre ciertos tipos de mutaciones y par¨¢metros fisiol¨®gicos como obesidad, diabetes, producci¨®n de calor por parte del cuerpo... No se puede decir que sean copias defectuosas del gen, porque quienes las llevaran sobrevivir¨ªan mejor en condiciones de escasez de alimento. Sabremos los resultados antes de fin de a?o.
P. Es decir, que si se confirma su predicci¨®n las mutaciones en el gen ser¨ªan la causa de la obesidad.
R. No. UCP2 no es el gen de la obesidad. La obesidad es multifactorial. Dos causas obvias son un exceso en la ingesta de comida y un d¨¦ficit en el gasto de energ¨ªa, y ambos aspectos est¨¢n influenciados por la sociedad, el ambiente... y desde luego tambi¨¦n por la gen¨¦tica, pero s¨®lo en parte. Y adem¨¢s no hay uno, sino muchos genes implicados en la obesidad. Est¨¢ por ejemplo el de leptina, la hormona de la saciedad, que controla el apetito; y se han examinado unos diez genes m¨¢s. A¨²n no sabemos nada de la relaci¨®n entre ellos. Podr¨ªa haber gente obesa en cuyo sistema el UCP2 funcionara bien, y cuyo problema sea otro.
P. ?Pero estimulando la producci¨®n de UCP2 con un f¨¢rmaco se curar¨ªa la obesidad?R. Se puede intentar manipular el sistema, pero debemos tener cuidado. No se puede disparar a la ligera un mecanismo de quema de energ¨ªa. Adem¨¢s si creamos un f¨¢rmaco que ayuda a disipar m¨¢s energ¨ªa, pero la reacci¨®n del paciente es comer el doble, entonces no servir¨¢ de mucho. Para curar la obesidad hay que mirar al paciente: si alguien est¨¢ comiendo mucho porque tiene problemas personales tal vez podamos ayudarle activando UCP2, pero s¨®lo ayudar. Soy optimista y creo que este hallazgo nos ayudar¨¢ a luchar contra la obesidad en la mayor¨ªa de los casos, pero no creo que encontremos nunca la manera de comer todo lo que queramos sin subir de peso.
P. ?Cu¨¢ndo podr¨ªa comercializarse un f¨¢rmaco basado en UCP2?
R. Bastantes compa?¨ªas farmac¨¦uticas estadounidenses se han puesto en contacto con nosotros, pero desde que sale a la luz un descubrimiento b¨¢sico hasta que se desarrollan aplicaciones pasa mucho tiempo. Primero hay que ver si el sistema funciona como creemos en humanos; despu¨¦s hay que encontrar c¨®mo se activa este gen de modo natural; y Finalmente tratar de manipularlo sin que haya efectos secundarios.
P. ?Por qu¨¦ le sirve al cuerpo un mecanismo para disipar energ¨ªa?R. UCP1, el gen que se descubri¨® primero y que apenas se expresa en humanos, se activa con el fr¨ªo. Pero UCP2 es independiente de la temperatura externa. Es como si hubiera dos sistemas de calentamiento. A¨²n no sabemos para qu¨¦. Tal vez las c¨¦lulas necesitan que haya cierta cantidad de energ¨ªa disip¨¢ndose como calor todo el tiempo, s¨®lo para dar flexibilidad al sistema y permitir que reaccione con m¨¢s rapidez cuando sea necesario. Tambi¨¦n parece que UCIP2 se expresa mucho en el sistema inmune, y puede que tenga relaci¨®n con la producci¨®n de fiebre. Son hip¨®tesis.
P. ?Han patentado el gen?
R. Hemos solicitado la patente a medias con nuestros colegas americanos, pero no sabemos si ser¨¢ aceptada. En realidad, UCP2 era un gen an¨®nimo, es decir, parte de ¨¦l hab¨ªa sido descubierto, pero no se sab¨ªa para qu¨¦ serv¨ªa. Nosotros completamos su secuencia y adem¨¢s dijimos para qu¨¦ era importante. Ahora est¨¢ el viejo debate de qu¨¦ se considera descubrimiento.
P. ?Cu¨¢l es su postura en el debate de si se deben patentar genes humanos?
R. Tal vez suene un poco fuerte, pero creo que es contradictorio presionar a quienes hacen investigaci¨®n b¨¢sica haciendo que la continuidad de su trabajo -el dinero que se les concede- dependa de si producen algo ¨²til a corto plazo, y al mismo tiempo impedir que obtengan dinero cuando descubren algo que lo produce. Hay que mantener un equilibrio. Me parece bien que los conocimientos sobre el genoma humano sean patrimonio de la humanidad, pero la humanidad debe pagar por ello.
P. Ustedes descubrieron el gen, lo pusieron a disposici¨®n de la comunidad cient¨ªfica en las bases de datos de genes y fue entonces cuando los estadounidenses les llamaron. ?Por qu¨¦ comparten ahora con ellos m¨¦ritos y posibles beneficios econ¨®micos?
R. Cuando lo descubrimos tuvimos una larga discusi¨®n en el laboratorio sobre si colocarlo o no en las bases de datos p¨²blicas. Sab¨ªamos que era muy importante y que pod¨ªamos encontrarnos tanto con un competidor como con un colaborador. Ha sido lo segundo. Digamos que nosotros fuimos los primeros en poner las cartas boca arriba, y lo hicimos as¨ª porque no somos especialistas en estudiar la obesidad en ratones. En cambio, los estadounidenses s¨ª lo eran. El trabajo lo hemos hecho juntos.
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