El jazz agradece a Clint Eastwood su pasi¨®n
Publicado un doble compacto con el homenaje de los m¨²sicos al director de 'Bird'
La crema del jazz estadounidense se junt¨® el pasado octubre en el Carnegie Hall neoyorquino para honrar a un insigne aficionado: el actor y realizador Clint Eastwood. All¨ª se grab¨® un doble compacto y un documental titulados Eastwood after hours, que ahora ven la luz. Es el testimonio del agradecimientos del mundo del jazz a uno sus escasos valedores en Hollywood. La m¨²sica con que se identifica a Clint Eastood podr¨ªa ser la firmada por Ennio Morricone o el country de sus comedias rurales, pero, a los 66 a?os, el actor preferir¨ªa verse unido al jazz.
El comienzo de Clint Eastwood como realizador fue Play Misty for me (1971) donde encarnaba a un locutor nocturno al que una oyente desequilibrada insist¨ªa para que tocara su disco favorito, Misty, en versi¨®n del pianista Errol Garner. Aparte de suspense, la pel¨ªcula ofrec¨ªa fragmentos de actuaciones de Cannonball Adderley y Johnny Otis en un festival al aire libre.Desde entonces, los proyectos m¨¢s personales de Eastwood han venido envueltos en aromas de jazz. Su reciente Los puentes de Madison contaba con una banda sonora rebosante de jazz intimista, y sirvi¨® para rescatar del olvido al vocalista Johnny Hartman, un soberbio recreador de est¨¢ndares rom¨¢nticos que incluso lleg¨® a grabar con el saxofonista John Coltrane.
Eastwood tambi¨¦n se atrevi¨® a contar los d¨ªas finales de otro saxofonista de leyenda, Charlie Parker. Suena f¨¢cil, pero Eastwood tuvo que aplicar todo su m¨²sculo de artista taquillero para lograr que se materializara Bird, un pel¨ªcula de casi tres horas de duraci¨®n y compleja estructura: Hollywood no consideraba material aceptable la turbia vida de un adicto a las drogas que, por cierto, tambi¨¦n puso en marcha la revoluci¨®n del be bop. Eastwood no acept¨® diluir la biograf¨ªa de Parker, como se hizo con otra coet¨¢nea suya, Billie Holiday, en El ocaso de una estrella. Al final, se aceptaron sus condiciones: como director, tiene reputaci¨®n de sensatez conceptual y econ¨®mica.
Bird confirmaba tambi¨¦n los rumores que retrataban al Eastwood adolescente como un aspirante a hipster, un aprendiz de m¨²sico -al piano y, luego, en la trompeta- que romantizaba el mundo del jazz- y usaba su talento para entrar en locales vetados a menores donde se serv¨ªa alcohol y hab¨ªa mujeres peligrosas. Vio a Charlie Parker en uno de los conciertos estelares de Jazz at The Philharmonic y se qued¨® prendado de sus quiebros sonoros y de su imagen. Bird se hizo con minuciosa atenci¨®n al detalle, contando con el asesoramiento de las mujeres y los m¨²scos que compartieron sus vidas con Parker. De hecho, el asesor musical de Eastwood, Lennie Niehaus, antiguo m¨²sico de la orquesta de Stan Kenton, gast¨® cantidades respetables aislando el saxo de Parker en a?ejas grabaciones y a?adiendo acompa?amiento con la calidad musical y sonora que se merec¨ªa. Eastwood incluso adoptaba argumentos liberales de culpabilidad colectiva -lo contrario a sus opciones pol¨ªticas habituales- cuando declaraba, en el festival de Cannes de 1988, que Bird "es un acto de justicia hacia Charles Parker que le debemos quienes le dejamos morir solo e incomprendido".
En realidad, Eastwood no cree formar parte del ej¨¦rcito de filisteos. Se identifica m¨¢s bien con otro de sus personajes recientes, el agente especial Frank Horrigan de En la l¨ªnea de fuego, que desahoga las tensiones de su tenso oficio tocando el piano en locales p¨²blicos: "En una de las primeras escenas, llega a casa y pone un disco de Miles Davis. Queda claro que ese se?or tiene buen gusto".
Al piano
Para el concierto de homenaje a Clint Eastwood, la orquesta The Carnegie Hall Jazz Band and Strings cont¨® con espl¨¦ndidos refuerzos, una galaxia d¨¦ invitados que iban desde ilustres jazzmen a reci¨¦n llegados a las enciclopedias del g¨¦nero: los pianistas Kenny Barron, Barry Harris y Jay McShann; los saxofonistas James Carter, Joshua Redinan, James Moody y Charles McPherson; los vocalistas Jiminy Scott y Kevin Mahogany...
Bajo la direcci¨®n de Jon Faddis, esta irrepetible agrupaci¨®n recrea una infalible selecci¨®n de grandes ¨¦xitos del jazz de mediados de siglo y abundantes piezas identificadas con la biograf¨ªa de Eastwood, in cluyendo los temas principales de pel¨ªculas o series televisivas -la historia de vaqueros Rawhide- que ¨¦l protagoniz¨®. As¨ª, la suite de Eastwood after hours, un elegante collage de su colaborador Lennie Niehaus, se convierte en un perfecto retrato en jazz del actor-director.
El propio Eastwood aparece al final del concierto y da las gracias, enfatiza que ese tipo de jazz debe seguir vivo y se acomoda al piano para, evocando sus lejanos d¨ªas como m¨²sico en Oakland (California), tocar el blues que dio nombre al disco, After hours. De paso, aprovecha para bendecir la primera aparici¨®n en el Carnegie Hall del cuarteto encabezado por su hijo, el bajista Kyle Eastwood.
Babelia
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