"Madrile?os y andaluces compartimos la hospitalidad"
Lleva Jos¨¦ S¨¢nchez Luque 33 de sus 46 a?os residiendo en Madrid, pero, con todo y con eso, no perdona bajo ning¨²n concepto esa escapadita mensual a su Fuente-T¨®jar del alma, el diminuto pueblo cordob¨¦s que le vio nacer. "No soy andalucista, ni nacionalista, ni nada de eso, y entre los madrile?os me siento completamente integrado, pero mi tierra tiene un im¨¢n inigualable", se excusa. En los c¨ªrculos Pol¨ªticos se le conoce como concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Fuenlabrada (164.000 habitantes), pero en lo auton¨®mico es el representante ante la Junta de Andaluc¨ªa de las 32 casas regionales diseminadas por todo Madrid. Andaluz "at¨ªpico de los que hay muchos", S¨¢nchez Luque abomina de folclorismos, casta?uelas y panderetas, y reivindica los valores de un pueblo "algo ¨¢crata pero con muy buena gente, honrada y trabajadora".Pregunta. Dicen las estad¨ªsticas que hay cerca de 600.000 andaluces viviendo en la Comunidad de Madrid. M¨¢s que madrile?os, seguro.
Respuesta. Es cierto, sobre todo, en las localidades del Sur. Y lo bueno es que nunca nos hemos sentido inmigrantes, sino que estamos como en nuestra propia casa. En Madrid resulta muy f¨¢cil integrarse: aunque las tradiciones sean totalmente dispares, los madrile?os comparten con los andaluces la virtud de la hospitalidad. Aqu¨ª nadie te pregunta de d¨®nde vienes, a diferencia de lo que les sucede a mis paisanos en otras comunidades, caso de la catalana.
P. Tan integrados como se sienten, ?por qu¨¦ esa enorme necesidad de volver la mirada hacia el sur?
R. No se trata de nada material, desde luego, y a veces resulta complicado explicarlo, pero es una necesidad ineludible. Cada vez que voy a mi pueblo y puedo dedicar tres o cuatro d¨ªas a sembrar la hortaliza en mi huertecillo, me quedo como nuevo. Vamos, que ni me molesto en comprar el peri¨®dico, por un suponer.
P. ?Para qu¨¦ sirven ahora mismo las casas regionales?
R. Deben servir como embajadas de Andaluc¨ªa, como centros de difusi¨®n de nuestra cultura que permanezcan abiertos, sin distingos, a todo aquel que lo desee. A¨²n hay mucho que trabajar en este sentido, porque m¨¢s de un paisano m¨ªo mantiene esa cerraz¨®n del "somos lo mejor del mundo" que a m¨ª tanto me cuesta digerir.. Como pretendamos que las casas de Andaluc¨ªa son para los andaluces, esto se acaba.
P. Afrontemos el pesado lastre de los t¨®picos. ?Identifica su tierra con tonadilleras, sevillanas y sombrerito cordob¨¦s?
R. Hay algunos andaluces que s¨ª; a m¨ª me molesta y me resulta terriblemente doloroso. En mi tierra hay un folclor riqu¨ªsimo, pero algunos se empe?an en hablar s¨®lo de una de sus formas. Pues que conste que yo no s¨¦ bailar sevillanas, tampoco se me da bien cantarlas, no he estado en el Roc¨ªo en toda mi vida, los toros me dan un poco igual, y encima tengo mala pata para contar chistes.
P. ?C¨®mo es Andaluc¨ªa?
R. La verdadera es la de esos pueblos del interior en los que la gente se levanta a las cinco de la madrugada para doblar el espinazo en el olivar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.