La LOFAGE y el lecho de Procrustes
Procrustes era un personaje que viv¨ªa a las afueras de Atenas y gustaba de acoger en su casa, con toda la hospitalidad, a los caminantes. A la hora de dormir, les obligaba a acostarse en una de sus dos camas de hierro, una muy corta y la otra muy larga, A las personas altas, las acostaba en la cama corta y para que cupiesen bien, les cortaba los miembros que sobresal¨ªan. A los bajos, les echaba en la cama larga y los descoyuntaba estir¨¢ndolos. En ambos casos los hu¨¦spedes se mor¨ªan.La Ley de Organizaci¨®n y Funcionamiento de la Administraci¨®n General del Estado (LOFAGE), recientemente aprobada, es como los lechos de Procrustes para los Organismos P¨²blicos de Investigaci¨®n (OPIS). En efecto, clasifica a todos los organismos p¨²blicos que dependen de la Administraci¨®n del Estado en dos y s¨®lo dos categor¨ªas: orga?ismos aut¨®nomos (administrativos) y "entidades p¨²blicas empresariales".
Los Primeros se quedan cortos para que en ellos quepan los OPIS, ya que los vuelven a someter a la intervenci¨®n previa del Ministerio de Hacienda, operaci¨®n por operaci¨®n; eliminan la unidad contable y de gesti¨®n de los proyectos, programas y contratos de investigaci¨®n, que suelen tener car¨¢cter plurianual y suelen incluir fondos para personal, equipamiento, fungibles, viajes, etc¨¦tera; obligan a someter el nombramiento de becarios y contratados a la autorizaci¨®n previa del Ministerio de Ad ministraciones P¨²blicas y Ministerio de Hacienda, e impiden que los organismos dispongan de un presupuesto estimativo, oblig¨¢ndoles a seguir el procedimiento lento e ineficaz de la generaci¨®n de cr¨¦dito.
Los segundos les vienen largos a los OPIS a los que somenten a una cultura empresarial de obtenci¨®n de beneficios a corto plazo que, inevitablemente, provocar¨¢ una gradual reducci¨®n de la investigaci¨®n b¨¢sica hasta su desaparici¨®n, como ha ocurrido ya con algunos centros brit¨¢nicos a los que el thatcherismo convirti¨®, precisamente, en entes p¨²blicos empresariales.
La LOFAGE que, parad¨®jicamente, se aprob¨® el pasado 14 de abril, como la ley de la ciencia se hab¨ªa aprobado el 14 de abril de 1986, supone el mayor ataque perpetrado hasta ahora contra esta ¨²ltima a la que, curiosamente, no menciona a pesar de que la modifica de manera sustancial.
Se ha dicho que la historia de Espa?a se caracteriza por arrancadas de caballo y paradas de burro. La ley de la ciencia fue una arrancada de caballo que posibilit¨®, en sus 10 a?os de vigencia, el mayor desarrollo y crecimiento de la ciencia y la tecnolog¨ªa espa?olas: un sat¨¦lite espa?ol circunvala la tierra; un buque oceanogr¨¢fico espa?ol hace. aportaciones regulares al conocimiento de los oc¨¦anos y las costas ant¨¢rticas; los investigadores espa?oles producen ya m¨¢s del 22% de las ciencia mundial; los supermercados est¨¢n llenos de esp¨¢rragos trigueros, fresas, aguacates, angulas de pasta de pescado, panes de fermentaci¨®n controlada y un sin fin de productos m¨¢s salidos de laboratorios y fincas, experimentales espa?olas. Todo ello en s¨®lo 10 a?os, gracias a un marco adecuado y a una pol¨ªtica expl¨ªcita y decidida de fomento de la investigaci¨®n cient¨ªfica y el desarrollo tecnol¨®gico.
No lo echamos a perder todo con una parada de burro, porque ser¨¢ muy dif¨ªcil volver a empezar de nuevo, dentro de unos anos, cuando otros pa¨ªses se hayan alejado de nosostros hasta una distancia inalcanzable. Con Procrustes acab¨® el h¨¦roe Teseo, al que hab¨ªan llamado los vecinos del recalcitrante personaje para que les librara de aquella pesadilla. Esperemos que la soluci¨®n al problema que plantea la LOFAGE a los OPIS no requiera una intervenci¨®n tan heroica, sino que entre todos los grupos parlamentarios encuentren el modelo jur¨ªdico m¨¢s favorable para el todav¨ªa fr¨¢gil sistema espa?ol de I+D.
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