El deleznable 'clip' franc¨¦s 'Asesino(s)', abucheado brutal y un¨¢nimemente
La familia Cassavetes, reunida al completo en la comedia 'Sue's so lovely'
ENVIADO ESPECIALSorprendente jornada la de ayer. Por un lado, la c¨¦lebre familia Cassavetes se reuni¨® al completo en la viva y trepidante comedia Sue's so lovely, escrita por John (el padre muerto), dirigida por Nick (el hijo) e interpretada en un papel epis¨®dico por Gena Rowlands (la madre). Pero esta cara amable del d¨ªa tuvo como cruz el c¨ªnico y repugnante film-choc franc¨¦s Asesino(s), un deleznable aborto de clip, que finge combatir la est¨¦tica de la violencia para convertirla en un juego seudointelectual de pim-pam-pum y, por tanto, en apolog¨ªa indirecta del tiro en la nuca. El abucheo fue total, abrumador.
Asesino(s) est¨¢ dirigida por Mathieu Kassovitz, que hace dos a?os gan¨® aqu¨ª un premio menor por la mediocre vaciedad titulada El odio. En aquella ocasi¨®n, Kassovitz se vio beneficiado por una presi¨®n medi¨¢tica e institucional tan descarada, que hizo evidente un ama?o destinado a encumbrar a un joven cineasta con s¨ªntomas claros de incompetencia, un aficionado que, con el don de la osad¨ªa y el enchufe, iba a por todas.El caso de El odio -que es de los que entran en el cap¨ªtulo de la patolog¨ªa de la industria de fabricaci¨®n de clips y otras moderneces por el estilo- se ha repetido estos d¨ªas con Asesino(s). Ah¨ª est¨¢, en radios, papeles e im¨¢genes, la misma atosigante y desvergonzada presi¨®n para que esta basura anticinematogr¨¢fica, construida con equipos t¨¦cnicos muy sofisticados y afinados, d¨¦ el pego a los indocumentados de turno y consagre a este oportunista y simulador profesional. Pero no es f¨¢cil hacer tropezar a la gente dos veces en la. misma piedra, sobre todo cuando es de este grosor (o m¨¢s bien groser¨ªa), y ayer los 2.000 periodistas que llenaban la sala Claude Debussy no se dejaron embaucar y saltaron asqueados: un largo y terrible abucheo un¨¢nime salud¨® como se merece a esta repulsiva exaltaci¨®n del tiro en la nuca disfrazada hip¨®critamente de denuncia de eso que exalta.
El aqu¨ª llamado flim-choc, o m¨¢s bien el clip de embaucamiento publicitario, no resiste el menor an¨¢lisis. Se le mira de soslayo y se le nota que carece de la menor densidad; que basta un soplo para que se derrumbe como un castillo de naipes. En dos a?os, Kassovitz ha aprendido t¨¦cnicas y trucos para anular la respuesta del espectador, pero es lo bastante astuto y listo para darse cuenta de que carece por completo de talento, de que como creador su imaginaci¨®n es un desierto, y encubre su nada bajo un bombardeo de sonidos e im¨¢genes c¨ªnicas, turbias y turbulentas, que acaban indignando o causando risa.
Estas im¨¢genes van destinadas a callar la boca a los incautos y, por su condici¨®n desp¨®tica, a enganchar a los mediocres listos predispuestos a jugar al juego del fascismo audiovisual, peste gesticuladora cada vez m¨¢s cotidiana, m¨¢s de paredes adentro, m¨¢s convertida en ideolog¨ªa la que se afilian gentes que compensan sus carencias personales con formas o f¨®rmulas de negaci¨®n que nada afirman, manierismos de destrucci¨®n que nada construyen.
Los jurados de este festival tienen que afrontar el domingo que viene un severo test, pues si ceden ante la campa?a organizada de presi¨®n industrial y medi¨¢tica (a la que hay que a?adir la del chauvinismo y los intereses menos confesables de este festival) y pican el anzuelo envenenado que esta execrable peliculucha les tiende, su credibilidad profesional quedar¨¢ tocada del ala. Y, por supuesto, habr¨¢ una nueva bronca, quiz¨¢ m¨¢s dura que la de ayer.
Un respiro
El respiro nos lo proporcion¨® la solvente y graciosa filmaci¨®n por Nick Cassavetes de uno de los guiones que su padre dej¨® in¨¦ditos cuando muri¨®. Sues so levely es un gui¨®n muy vivo y divertido, en el que se ve la mano maestra del gran John Cassavetes, pero tambi¨¦n se percibe el inacabamiento del texto, que el cineasta neoyorquino dej¨® a su muerte no enteramente pulido, no redondeado ni listo para rodaje.Pero Cassavetes hijo cubre estas lagunas con un buen trabajo de ritmo y los magn¨ªficos int¨¦rpretes -entre ellos Sean Penn, Harry Dean Stanton y John Travolta- cazan la trepidaci¨®n y se acompasan a ella con una gracia y una soltura que da gloria verlas. Y la liviana hora y media de la pel¨ªcula se respira como un chorro de aire puro dentro de la encerrona de la sala espesa y viciada que dej¨® la nauseabunda inanidad de Mathieu Kassovitz.
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