Luces y sombras de Laurent Kabila
El nuevo 'hombre fuerte' zaire?o ha derrocado a Mobutu y conquistado un pa¨ªs gigantesco en menos de siete meses
La fulminante ofensiva de Laurent Kabila y su Alianza de Fuerzas Democr¨¢ticas de Liberaci¨®n de Congo-Zaire pasar¨¢ a los anales de la estrategia y la historia militar. En menos de siete meses han conquistado un pa¨ªs de cerca de dos millones y medio de kil¨®metros cuadrados (casi cinco veces el mapa de Espa?a) y acabado con el r¨¦gimen de Mobutu Sese Seko, carcomido por m¨¢s de tres d¨¦cadas de dictadura y corrupci¨®n rampante. Cierto que enfrente ten¨ªan un Ej¨¦rcito envilecido, m¨¢s acostumbrado al pillaje y la extorsi¨®n que a la guerra. Ni siquiera los mercenarios contratados por Mobutu o el apoyo de las fuerzas de ¨¦lite de la guerrilla anticomunista angole?a de UNITA, que se jugaba su ¨²ltimo cartucho, pudieron dar la vuelta a una ofensiva que arranc¨® en octubre del a?o pasado junto a la frontera con Ruanda. Fue entonces cuando Kabila proclam¨® lo que a muchos, que no hab¨ªan o¨ªdo jam¨¢s su nombre, les pareci¨® una bravuconada: "El nuestro es un movimiento contra la tiran¨ªa y la corrupci¨®n, en favor de la libertad y la vida. Debemos derribar a Mobutu y arrojarle al polvo de la historia". A fines de noviembre, sus tropas se hicieron con el control de la regi¨®n de Kivu, fronteriza con Uganda, Ruanda y Burundi, y la sombra oronda de Kabila empez¨® a cobrar cuerpo.A medida que sus hombres fueron corroyendo el pa¨ªs del r¨ªo Zaire y fueron cayendo como fruta madura las principales ciudades del pa¨ªs (Kisangani en marzo, Mbuji-Mayi y Lubumbashi en abril), la talla de Kabila creci¨®, Estados Unidos dej¨® de sostener p¨²blicamente a Mobutu y empezaron a aflorar interrogantes sobre este hombre que parec¨ªa surgido de la nada. El viernes pasado, Mobutu abandon¨® la capital del pa¨ªs, y ayer las tropas de Kabila pisaron, sin apenas combatir, las calles de Kinshasa. La poblaci¨®n, como en el resto de las ciudades conquistadas, recibi¨® a las columnas de Kabila como a libertadores, esperanzados en que el futuro no puede ser peor que el atroz pasado. Pero ?qui¨¦n es Laurent Kabila?
Nacido en Moba, junto al lago Tanganica, en la rica regi¨®n minera de Shaba (que acaba de recuperar tras el triunfo de los rebeldes su antiguo nombre de Katanga), hace 56 a?os, Kabila sinti¨® pronto fascinaci¨®n por el marxismo y estudi¨® filosof¨ªa, seg¨²n su primo Gaetan Kakudji, en Francia, y seg¨²n otros, en la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. De Europa regres¨® a fines de los cincuenta para sumarse al movimiento independentista lanzado por Patrice Lumumba y Pierre Mulele. Tras el asesinato de los dos l¨ªderes por la larga mano de Mobutu, Kabila lanz¨® con su amigo Gaston Soumialot la llamada revuelta de los simba (le¨®n en suajili, una de las lenguas que junto al franc¨¦s y el ingl¨¦s habla Kabila).
A pesar de su facilidad para la ret¨®rica, Kabila no era un revolucionario modelo. O al menos as¨ª lo vio Ernesto Che Guevara, que viaj¨® en 1965 al Congo para luchar junto a Kabila y se encontr¨® con un revolucionario que nunca pisaba el frente y una guerrilla que prefer¨ªa el alcohol y las mujeres al combate. Tras fundar el Partido Revolucionario del Pueblo en 1967, y salvo espor¨¢dicas apariciones, Kabila permaneci¨® en la sombra durante cerca de veinte a?os. El nuevo l¨ªder zaire?o dice que pas¨® ese tiempo "en el maquis", mientras que otros aseguran que se dedic¨® al contrabando de oro en un mini-Estado junto al lago Tanganica, tolerado hasta 1977 por el dictador.
La decisi¨®n del Gobierno de Mobutu de expulsar a los banyamulenges (tutsis zaire?os residentes en el este de Zaire desde antes de que se convirtiera en colonia belga) desencaden¨® en octubre del a?o pasado una revuelta que Kabila encabez¨®, y a la que consigui¨® que se sumaran disidentes y etnias hartas de la bota de Mobutu: tutsis zaire?os, tutsis ruandeses, zaire?os no tutsis, antiguos lumumbistas, tigres katangue?os descendientes de los gendarmes secesionistas, oportunistas de toda laya y desertores del Ej¨¦rcito del leopardo.
Tras abandonar su marxismo inicial, Kabila ha hecho gala de un estilo socialdem¨®crata y manifestado su inter¨¦s en firmar nuevos contratos con las compa?¨ªas mineras occidentales, que desde hace semanas ya han comenzado a enviar a sus ejecutivos a las zonas controladas por los rebeldes para forjar nuevos lazos con el poder emergente. Sin embargo, su rotunda negativa a que equipos de la ONU investigaran las denuncias de atrocidades cometidas por sus tropas contra los refugiados hutus han arrojado sombras inquietantes sobre su verdadero talante.
Amigo del presidente ugand¨¦s Yoweri Museveni y del hombre fuerte ruand¨¦s Paul Kagame, con buena qu¨ªmica con el surafricano Nelson Mandela, Kabila tiene en sus manos sacar a Zaire (rebautizado Congo) de la noche mobutista. El ¨²ltimo n¨²mero de Le Monde Diplomatique recoge las revelaciones que un diplom¨¢tico estadounidense hizo en abril pasado al diario belga La Croix. Seg¨²n este diplom¨¢tico, la conquista (o reconquista) de Zaire hab¨ªa sido cuidadosamente planificada un a?o y medio antes bajo la inspiraci¨®n de Uganda y Ruanda, que, como EE UU, manten¨ªan contactos regulares con Kabila. El plan, que se ha cumplido de forma, implacable con una celeridad sorprendente, preve¨ªa la limpieza de los campos de refugiados hutus ruandeses (efectuada en gran parte por el propio Ej¨¦rcito ruand¨¦s, mientras la diplomacia estadounidense bloqueaba cualquier iniciativa militar o humanitaria), que supon¨ªan una continua amenaza para Kigali por los ataques de los responsables del genocidio de 1994. Una segunda fase preve¨ªa la conquista de las ciudades, dejando de lado la impenetrable e incontrolable densa selva tropical, para asegurarse el tesoro de guema que supon¨ªan las ricas regiones mineras (Katanga y Kasai Orienta]), para, al final, "hacer caer a Kinshasa y a Mobutu", mientras se manten¨ªa la estrategia permanente de ganarse "el apoyo de la poblaci¨®n zaire?a".
Kabila y su Alianza han alcanzado sus ¨²ltimos objetivos militares. Francia, como en Ruanda, ha vuelto a apostar por el caballo equivocado. Estados Unidos se ha cobrado una pieza de caza mayor, decisiva en la reordenaci¨®n geopol¨ªtica del continente tras el Final de la guerra fr¨ªa.
Basta ver al entorno de Kabila, j¨®venes biling¨¹es (dominan el franc¨¦s y el ingl¨¦s) como Bizima Karaha, encargado de Asuntos Exteriores, un m¨¦dico tutsi zaireno y educado en ?frica del Sur, o Mawampanga Mwana Nanga, encargado de Justicia, doctor en Econom¨ªa por la Universidad estadounidense de Pensilvania, para comprobar que Kabila no est¨¢ solo. Washington celebr¨® el s¨¢bado el fin de Mobutu. Ahora queda por saber si el pueblo zaireno va a poder comenzar a salir, bajo los claroscuros de Kabila, de las tinieblas.
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