La hora del empleo
LA ECONOM?A espa?ola no encontrar¨¢ probable mente en el futuro un clima m¨¢s propicio para consolidar las reformas estructurales y crear empleo. Las condiciones son excepcionalmente buenas. La estabilidad econ¨®mica es elevada, gracias al descenso continuado de la inflaci¨®n. Los costes salariales est¨¢n disminuyendo. Y la patronal y los sindicatos han firma do un acuerdo laboral, aprobado el viernes en forma de decreto-ley por el Consejo de Ministros, que simplifica y abarata el despido, al tiempo que refuerza el empleo estable. Adem¨¢s baja el coste del dinero, presionado por el descenso de los precios, y el pasado viernes, el Banco de Espa?a volvi¨® a recortar el tipo de, intervenci¨®n en 0,25 puntos y lo situ¨® en el 5,25%. Por a?adidura, los mercados est¨¢n tranquilos y no se especula contra las posiciones espa?olas. Si se dise?ara un escenario ¨®ptimo de estabilidad econ¨®mica y financiera para las empresas, ¨¦ste se aproximar¨ªa much¨ªsimo al que hoy se vive en Espa?a.Con el fin de apoyar la reforma laboral aprobada el viernes, el Gobierno ha puesto en marcha incentivos complementarios para aumentar la contrataci¨®n fija, que entrar¨¢n en vigor al mismo tiempo que la reforma. Consisten en reducciones de la cuota de la Seguridad Social entre el 60% y el 40%, seg¨²n se trate o no de empleo nuevo y en funci¨®n del colectivo al que se le haga el contrato fijo. Incluyen la exenci¨®n del IRPF durante dos a?os para aquellos contratos fijos que realicen las empresas que declaran mediante m¨®dulos, que suele ser el peque?o comercio. ?sta es precisamente la parte m¨¢s discutible de las medidas complementarias de est¨ªmulo al empleo, puesto que afecta al impuesto sobre la renta, un tributo que hasta el momento se hab¨ªa mantenido al resguardo de p¨¦rdidas de ingreso por incentivos sociales. El impuesto sobre sociedades, cuya recaudaci¨®n es m¨ªnima debido al excesivo volumen de deducciones y bonificaciones a la actividad econ¨®mica que pesan sobre ¨¦l, es una buena demostraci¨®n de que la desgravaci¨®n fiscal apenas tiene influencia sobre la creaci¨®n de puestos de trabajo y, en cambio, hace mella en la recaudaci¨®n.
Ser¨ªa una temeridad evaluar ahora la pertinencia y eficacia del recorte de las cotizaciones sociales. El Gobierno ha avanzado una cifra tentativa -200.000 empleos fijos m¨¢s-, pero sin asumir compromisos y adoptando muchas cautelas. Es posible valorar la reforma laboral como una flexibilizaci¨®n necesaria del mercado de trabajo; tambi¨¦n es posible aventurar que la rebaja de las cotizaciones sociales no aumentar¨¢ por s¨ª sola el nivel de empleo en Espa?a, de acuerdo con los referentes conocidos. Pero no hay precedentes de que una reforma laboral y una reducci¨®n de cotizaciones se hayan aplicado al mismo tiempo y de forma coordinada. En un primer an¨¢lisis, la conclusi¨®n m¨¢s adecuada invita a un prudente escepticismo. Las empresas aumentan el n¨²mero de trabajadores contratados en funci¨®n principalmente de sus expectativas de beneficio, y el resto de los factores, aunque pueda ser muy importante, nunca llega a ser decisivo.
Precisamente, la generaci¨®n de empleo es una prioridad absoluta para la econom¨ªa espa?ola. La reducci¨®n sustancial y continuada de la tasa de paro es hasta ahora una inc¨®gnita que ning¨²n Gobierno ha sabido resolver, al margen, por supuesto, de los descensos en el n¨²mero de parados que se producen durante el ciclo econ¨®mico alcista. De poco sirve avanzar en la convergencia nominal si ¨¦sta no acaba aumentando la capacidad para emplear a la poblaci¨®n. Por tanto, siempre con el prudente escepticismo mencionado, puede decirse que las medidas de apoyo al empleo fijo aprobadas ayer van en la direcci¨®n correcta. Es el momento de exigir a las empresas espa?olas, en consecuencia, que demuestren su capacidad para aumentar la inversi¨®n y la producci¨®n y, con ambas, el empleo. Ya no es posible esgrimir a partir de ahora una desventaja comparativa respecto a las condiciones vigentes en los pa¨ªses de nuestro entorno.
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