El lado oscuro de la gran esperanza roja
El ¨¦xito electoral es el primer enemigo de Lucha Obrera en Francia
Arlette Laguiller fue la sorpresa de las elecciones presidenciales de 1995. Por primera vez en cuatro comparecencias superaba el 5% de los votos y 1.615.552 franceses respaldaban una candidata que trata a los diputados de "lacayos bien pagados de la patronal" y que se r¨ªe de "ese ej¨¦rcito de cretinos m¨¢s o menos diplomados que afirman que la lucha de clases ha dejado de existir". Para ella, Chirac y Jospin, Balladur o Seguin son "tipos que reptan ante los ricos". En definitiva, ese mill¨®n y medio largo de votos era para una mujer que dice que "las urnas s¨®lo han proporcionado a los trabajadores falsas victorias".El ¨¦xito sorprendi¨® a la propia empresa, la trotskista organizaci¨®n Lutte Ouvri¨¦re (LO, Lucha Obrera), pese a que las encuestas ya pronosticaban algo semejante. Es m¨¢s: temiendo ser v¨ªctimas de un enga?o capitalista, encargaron, por primera vez desde 1968, un sondeo de opini¨®n. El resultado hizo que Arlette se plantease la constituci¨®n de "un partido que represente de verdad los intereses de los trabajadores, los parados y los j¨®venes".
Hab¨ªa que salir de la clandestinidad, de una vida repleta de prudencias y suspicacias, ir en busca del elector. "Bastar¨ªa con que se afiliase a LO el 2% o 3% de los 1.615.552 que votaron mi candidatura". ?El cuento de la lechera? Nunca se sabr¨¢.
El pasado verano, LO vivi¨® una primera escisi¨®n importante, la de la Voix des Travailleurs (Voz de los Trabajadores). El partido organiza en periodo vacacional giras en busca de dinero y afiliados. Se sirve para ello de roulottes y env¨ªa a los militantes a predicar la buena nueva de la revoluci¨®n. Para no perjudicar la moral de quienes est¨¢n solos, las parejas no pueden dormir juntas. Eso les pareci¨® excesivo a quienes creen en esa apertura hacia la sociedad y en Burdeos y Rouen aparecieron disidentes. Su moral comunista es distinta de la moral comunista oficial, y todos hablan y escriben del affaire sin nunca explicar que ese famoso affaire tiene que ver con la intrusi¨®n del poder y la pol¨ªtica en la cama. Es el lado oscuro, a priori solo de "boy scout de bragueta", de un grupo que tiene explicaci¨®n y alternativa para todo.LO ha visto, pues, c¨®mo sus iniciativas de expansi¨®n tropezaban con la imposibilidad de controlar entonces el partido o la secta, tal y como muchos consideran a LO, entre otras cosas porque no tiene sede social, sino tan s¨®lo una direcci¨®n postal y un contestador. La direcci¨®n en la sombra, ejercida por un misterioso camarada, Hardy -un alias-, prefiere renunciar a sus planes. Arlette lo justifica: "El problema es que el 5,2% de las presidenciales se les ha subido a la cabeza a algunos. Eso ha creado desacuerdos. Hay quien no est¨¢ dispuesto a respetar la disciplina pol¨ªtica de LO".
En 1997, LO presenta candidatos en 321 circunscripciones sobre 577. Laguiller, a sus 57 a?os, reci¨¦n jubilada del Cr¨¦dit Lyonnais, ha convocado a los suyos el largo fin de semana del 17 al 19 de mayo. "Es importante que ante el auge de la extrema derecha aparezca una aut¨¦ntica extrema izquierda capaz de influir en la vida pol¨ªtica". El fantasma del gran partido trotskista sigue ah¨ª -"¨¦sta podr¨ªa ser una etapa en la construcci¨®n de una gran formaci¨®n"-, pero la tozuda y deprimente realidad aplaza eternamente su plasmaci¨®n: "Quer¨ªamos hacer propuestas a los comunistas, pero est¨¢ claro que Robert Hue (secretario nacional del PCF) prefiere tener ministros. Votar al PCF es lo mismo que votar al PS". Para conservar la fe hay que insistir en que los amaneceres rojos y radiantes quedan a¨²n lejos, explicar que se est¨¢ atravesando un t¨²nel capitalista y que la salida no se distingue. Lo mejor es mantenerse todos bien juntitos.El programa de 1997 no ofrece sorpresas. LO quiere requisar toda empresa beneficiaria que intente una reducci¨®n de plantilla, reclama tambi¨¦n un aumento lineal del salario m¨ªnimo y, sobre todo, que "paguen la crisis los responsables de la misma, aquellos que se aprovechan de ella. Con s¨®lo la mitad de los beneficios de las grandes empresas del pa¨ªs podr¨ªamos asegurar un salario decente a los tres millones de parados de hoy". Para Arlette, "las crisis son inevitables en la econom¨ªa de mercado, un sistema est¨²pido e irracional".
La verdad es que los clandestinos militantes de LO son muy eficaces infiltrados en los sindicatos cl¨¢sicos y algunas direcciones empresariales, como la de GEC-Alsthom, han explicado porque les temen: "No intentan negociar, sino preparar la coordinaci¨®n de las luchas sociales. Y son quienes mejor conocen los derechos de los trabajadores, mejor que nosotros o que la jerarqu¨ªa de los sindicatos". Con su voz de indignada, pero tranquila, Laguiller concluye diciendo que "no soy ingenua y s¨¦ que la revoluci¨®n ser¨¢ sangrienta, pero, sin duda, menos que las guerras. Por tanto...".
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