Escritores catalanes, gallegos y vascos irrumpen en el mercado editorial en castellano
Autores en lenguas minoritarias se?alan la pervivencia de "prejuicios"
Uno de cada cuatro espa?oles tiene una lengua materna distinta del castellano y cerca de siete millones de personas pueden leer literatura en catal¨¢n, gallego o euskera. Pese a las obvias dificultades econ¨®micas y editoriales y a los constantes conflictos pol¨ªticos, dos d¨¦cadas de democracia han alumbrado una notable n¨®mina de edcritores en lenguas peninsulares minoritarias. Esta indudable consolidaci¨®n, que permite incluso que algunos autores en catal¨¢n o en gallego puedan vivir de la literatura, no se ha traducido -nunca mejor dicho- en una proyecci¨®n suficiente en el conjunto de Espa?a. Pero el camino de la normalidad comienza a abrirse paso lentamente en el mercado espa?ol.
A nombres consagrados como Quim Monz¨®, Manuel Rivas y Bernardo Atxaga se suman cada d¨ªa m¨¢s autores que son traducidos al castellano. Sellos editoriales como Alfaguara, Anagrama o Pen¨ªnsula apuestan cada d¨ªa m¨¢s por narrativas tan cercanas y a la vez tan distantes.Aunque el fen¨®meno de las traducciones peninsulares apunta ya m¨¢s a una tendencia de normalizaci¨®n que a una moda pasajera, los veteranos que han intentado servir de puente entre culturas denotan un cierto cansancio. Es el caso del cr¨ªtico literario y novelista catal¨¢n Robert Saladrigas que confes¨® recientemente en Madrid su escepticismo: "M¨¢s all¨¢ de unos autores muy concretos no existe inter¨¦s en el resto de Espa?a por conocer las literaturas minoritarias. Algunos no nos podemos quejar, pero lo bien cierto es que los escritores pagamos los platos rotos, somos los cabezas de turco, de las pugnas pol¨ªticas. A la hora de la verdad, en las literaturas minoritarias un texto se valora m¨¢s por su lugar de procedencia, por los prejuicios a favor o en contra que puede generar, que por su calidad literaria".
En la misma l¨ªnea se manifiesta Xavier Moret, periodista y escritor, quien sostiene sin dudar: "Es falso ese argumento de que no se traducen al castellano m¨¢s escritores en catal¨¢n por su falta de inter¨¦s. Lo cierto es que poqu¨ªsima gente del mundo editorial se interesa por autores espa?oles que no escriban en castellano". Traductora del catal¨¢n al castellano y novelista en los dos idiomas, Flavia Company atribuye a "una cierta dejadez debida a la proximidad que sean tan escasas las traducciones dentro de Espa?a". "Salvo que se trate de autores muy populares", a?ade Company, "o que hayan ganado alg¨²n premio nacional de literatura resulta muy dif¨ªcil contar con versiones en castellano de sus obras". La expresi¨®n "barrera de prejuicios" figura en las declaraciones de todos aquellos que -participan de una concepci¨®n m¨¢s pluricultural de la literatura espa?ola.
Demasiado pr¨®ximos
Para X¨¨nia Buss¨¦, de la editorial Pen¨ªnsula y del grupo Edicions 62, "los prejuicios no s¨®lo proceden del campo de la pol¨ªtica, sino que abarcan tambi¨¦n a la industria del libro, a muchos lectores y a una mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n". "A veces", se?ala Buss¨¦, "se traducen autores de pa¨ªses lejanos y lenguas minoritarias, pero el exotismo del catal¨¢n no resulta atractivo precisamente por su proximidad". Este grupo editorial, con una vertiente en castellano y otra en catal¨¢n, resalta como un fen¨®meno alentador que sellos de la importancia de Alfaguara o de Tusquets est¨¦n a punto de publicar traducciones de una biograf¨ªa de Josep Pla o de la primera novela de Inma Monz¨®, respectivamente. El director de Alfaguara, Juan Cruz, anuncia pr¨®ximas versiones en castellano de poemas de Rivas, de un libro de Carlos Barral y de la ya citada biograf¨ªa de Pla, obra de Cristina Badosa. Por su parte, Anagrama viene editando desde hace a?os a autores como Monz¨®, P¨¤mies y De Palol, entre otros.Con m¨¢s de ocho millones de hablantes y una potent¨ªsima industria editorial en Barcelona y centros menores en Valencia y en Palma, la literatura en catal¨¢n resulta la m¨¢s emblem¨¢tica a la hora de analizar este aumento de traducciones y al mismo tiempo la que goza de mayores posibilidades de futuro. Pero al comp¨¢s del descenso de tama?o, los escollos aumentan para los tres millones de gallego hablantes, de los que s¨®lo el 40% puede leer en su lengua materna. As¨ª lo describe el novelista gallego. Xuxo de Toro, que cuenta ya con tres novelas traducidas al castellano en Ediciones B: "Claro que hay m¨¢s autores en gallego que merecer¨ªan versiones en castellano, pero los perif¨¦ricos tropezamos todav¨ªa con esa identificaci¨®n de cultura espa?ola con cultura en castellano. Todav¨ªa se nos contempla con anomal¨ªa, con una cierta actitud de preguntarse por qu¨¦ no escribimos en castellano".
Incluso en el ejemplo del Pa¨ªs Vasco, donde apenas 800.000 personas hablan euskera, el enorme ¨¦xito de Bernardo Atxaga en los ¨²ltimos a?os ha permitido una mayor difusi¨®n de su literatura en otras lenguas. El soci¨®logo Juan Mar¨ªa Torrealday, director de la revista Jakin y autor de un libro sobre este tema, se?ala que "se trata de un fen¨®meno bastante nuevo en el que Atxaga supone la punta de lanza". "Asistimos", comenta Torrealday, "a un proceso positivo de normalizaci¨®n. Es cierto que la barrera de prejuicios comienza a romperse, pero s¨®lo a partir de un pu?ado de nombres y no por un reconocimiento global".
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