Po¨¦tica de una violinista

De la mano de Iberm¨²sica volvi¨® a Madrid la violinista Midori (Goro Mi Dori), la japonesa de Osalca que cuenta 25 a?os y tiene tras de s¨ª una brillant¨ªsima carrera. Debut¨® de ni?a bajo la direcci¨®n de Zubin Melita en Nueva York, despu¨¦s de estudiar con Delay y Zuckerrnann. En uni¨®n del pianista Robert McDonald, Midori hizo una limpia y sobria versi¨®n de la Sonata en la mayor, D. 574, de Schubert, antes de internarse por el camino colorista y la fantas¨ªa de la Sonata en la menor, en el car¨¢cter popular rumano, de George Enesco, tan fascinante de vida como rica de matices dentro de ese modo suave, refinadamente po¨¦tico con el que la entiende la gran int¨¦rprete.Tras una espl¨¦ndida versi¨®n del Preludio y Allegro, de Fritz Kreisler -una de esas felices p¨¢ginas que el bienhumorado vien¨¦s presentaba como trascripciones, aunque fueran de su entera cosecha-, la Sonata en la mayor, de C¨¦sar Franck, obtuvo de Midori y, su colaborador una de las mejores versiones que recordamos. Todo parec¨ªa natural, l¨ªrico y fluido; los procedimientos franckianos no por rigurosos velaban la naturaleza intimista, la cantabilidad casi quebradiza por tan refinada, a lo largo del incesante fantasear que no era libertad de los int¨¦rpretes, sino intensa fidelidad al pensamiento del compositor.