Waigel mantiene el plan para revaluar el oro a pesar de la f¨¦rrea oposici¨®n del Bundesbank
La reprimenda del Bundesbank contra los planes del Gobierno federal de revalorizar en un 60% las reservas de oro y divisas y convertir la diferencia en efectivo, para tapar agujeros de la deuda derivada de la unificaci¨®n alemana, unida a la respuesta del poder ejecutivo en Bonn de sostenella y no enmendalla, abre una crisis de alcance imprevisible. Las repercusiones de esta crisis pueden ir mucho m¨¢s all¨¢ del puro enfrentamiento y afectar a toda Europa y su proyecto de moneda ¨²nica: numerosos analistas consideran que la ingenier¨ªa financiera de Bonn pone en peligro la credibilidad del euro.
El Banco Federal alem¨¢n, el Bundesbank, el m¨¢s celoso guardi¨¢n de la estabilidad, replic¨® como picado por la tar¨¢ntula ante los planes del ministro federal de Hacienda, el socialecristiano b¨¢varo Theo Waigel (CSU), quien ya no sabe qu¨¦ hacer para tapar los agujeros, que aparecen por doquier, a la hora de confecionar y cumplir con los d¨¦ficit previstos en el Presupuesto y lo exigido por el Tratado de Maastricht.Ayer, fiesta en Alemania, el poderoso ministro de Finanzas convoc¨® una rueda de prensa para responder los ataques del presidente del Bundesbank, Hans Tietmeyer. Waigel subray¨® ante la prensa que revalorizar¨¢ las reservas de oro al 60% del mercado, lo que supone entre cinco y seis billones de pesetas. El objetivo de Waigel es que al revalorizar las reservas de oro se puedan reducir indirectamente el d¨¦ficit p¨²blico.
Durante meses no se cans¨® Waigel de exigir por toda Europa la "aplicaci¨®n estricta de los criterios de Maastricht", "ni una d¨¦cima detr¨¢s de la coma del 3% del PIB en el d¨¦ficit, "tres es tres. y nada m¨¢s". Pero Waigel parece haber ca¨ªdo en su propia trampa, cuando qued¨® de manifiesto que Alemania no puede saltar el list¨®n impuesto por ella misma. Las ¨²ltimas estimaciones fiscales, con un nuevo tremendo agujero, parecen haber sumido en p¨¢nico a Waigel. No se explica de otra forma que se haya lanzado, y tras ¨¦l el Gobierno federal, con su propuesta de revalorizar las reservas de oro y divisas, sin antes haberse asegurado la bendici¨®n apost¨®lica de los cancerberos del Bundesbank en Francfort.
La cabeza de Waigel
Waigel trata tambi¨¦n ahora de vender las acciones de Deustche Telekom que todav¨ªa controla el Estado, sin tener en cuenta que en la privatizaci¨®n se asegur¨® a los compradores que eso no se realizar¨ªa hasta el a?o 2000. La oposici¨®n, socialdem¨®cratas (SPD) y Los Verdes, ya reclaman su cabeza y convocatorias del Parlamento federal (Bundestag) para tratar el caso. No ser¨ªa extra?o que el sill¨®n de Waigel empiece a tambalearse. No obstante, su condici¨®n de presidente de los socialcristianos b¨¢varos (CSU), partido hermano de la democracia cristiana (CDU) del canciller Helmut Kohl, permiten augurar que Waigel no tiene mucho peligro de continuar en su cargo actual.[A las cr¨ªticas pol¨ªticas se han unido las de algunos analistas de los denominados sabios alemanes, que han subrayado que la aplicaci¨®n de estas medidas "de ingenier¨ªa financiera" quitan credibilidad al euro.]
Su salvaci¨®n, por el momento, se debe m¨¢s que nada a los votos de la CSU, indispensables para sostener en Bonn al Gobierno de centro-derecha entre democristianos (CDU-CSU) y Liberales (FDP). No obstante, Waigel podr¨ªa encontrarse con un ajuste de cuentas dentro de la propia CSU y tendr¨ªa abiertos dos frentes al mismo tiempo, en M¨²nich en su propio partido, y contra todos en Bonn, m¨¢s la excomuni¨®n del Bundesbank.
El comunicado del Bundesbank es dinamita pura para el Gobierno de Bonn, que insiste en seguir adelante y sacar por ley la base para imponer al Bundesbank la revaluaci¨®n del oro y la entrega de esos beneficios. No obstante, si esto saliese adelante, posibilidad m¨¢s que problem¨¢tica, porque la mayor¨ªa parlamentaria del Gobierno podr¨ªa resquebrajarse, el Bundesbank ya ha anticipado poco menos que las siete plagas de Egipto: socavamiento de la confianza en la futura moneda ¨²nica europea; cumplimiento inadecuado de los criterios de convergencia de Maastricht; injerencia en la pol¨ªtica monetaria del banco central, contraria a la tradici¨®n alemana y a la concepci¨®n del futuro Banco Central Europeo.
La pregunta ahora es si Waigel y el Gobierno de Bonn ser¨¢n capaces de saltar por encima de semejante excomuni¨®n de los cancerberos de la estabilidad de Francfort. Por a?adidura, el presidente del Bundesbank, Hans Tietmeyer, y los suyos se saben apoyados nada menos que por dos tercios de la opini¨®n p¨²blica alemana, que se opone al euro y quiere seguir con uno de los m¨¢ximos s¨ªmbolos de la identidad alemana, m¨¢s que el himno y la bandera ? el marco, y, no se muestran dispuestos a sustituirlo por lo que llaman con desprecio dinero esperanto o dinero monopoly.
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