Dos fuegos
En Francia no tienen ni idea de qui¨¦n es Aznar. En cambio saben perfectamente lo que es una patata. En momentos dif¨ªciles, la gente-regresa a lo profundo, lo que no es bueno, claro. Los ejemplos de profundidad dial¨¦ctica en nuestro pa¨ªs son terribles: ah¨ª est¨¢ Puerto Hurraco o la guerra civil. En Francia, lo m¨¢s profundo que tienen, adem¨¢s de los tub¨¦rculos, es Le Pen, una combinaci¨®n explosiva atemperada por el pensamiento cartesiano, que coloca las cosas en su punto medio. Lo malo es que el punto medio de ellos no es el nuestro; all¨ª hablas con un posgraduado de derechas y parece un socialdem¨®crata que ha le¨ªdo a Sartre, desde luego, y no confundir¨ªa a Saramago con Sara Mago, esa escritora inexistente de la que, seg¨²n lenguas, Esperanza Aguirre se declaraba admiradora.Y es que es muy dif¨ªcil dar con el centro. Aznar inici¨® la larga marcha hacia ese punto hace 20 a?os y todav¨ªa no ha llegado. Claro que sali¨® de la Falange, que queda un poco lejos de la cultura, incluso de la cultura agraria. Por eso no se entera de lo que sucede en Francia con nuestros productos hort¨ªcolas. Aznar y su camionero vallisoletano, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, no entienden que haya gente dispuesta a defenderse de la competencia quemando ver duras pudiendo quemar peri¨®dicos. A la Espa?a profunda siempre le ha dado m¨¢s miedo la letra impresa que los pimientos morrones: de ah¨ª nuestra tradici¨®n dinamitadora de cabeceras independientes. No olvidemos que Fraga est¨¢ convencido de que los espa?oles le debemos la libertad de prensa. As¨ª que los agricultores franceses nos queman las cebollas y el Gobierno espa?ol incendia los peri¨®dicos no afines a su pensamiento profundo. La cosa est¨¢ que arde y el bombero, Pujol, jugando al euro, que es la manga riega de los pol¨ªticos de ahora. Dios nos ampare.
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