L¨¦ger recuerda en el Pompidou los d¨ªas en que el progreso produc¨ªa libertad

?El arte tiene que ser necesariamente cr¨ªtico? El entusiasmo, la alegr¨ªa, el placer, ?s¨®lo pueden evocarse desde la nostalgia? La antol¨®gica dedicada por el Centre Georges Pompidou entre el 29 de mayo y el 29 de septiembre -en Madrid podr¨¢ verse a finales de octubre y en Nueva York en febrero de 1998- a la obra de Fernand L¨¦ger viene. a recordar que el arte moderno guarda un lugar para los artistas felices y optimistas, que se dejan llevar por las grandes corrientes del siglo.

L¨¦ger confiaba en que la m¨¢quina liberar¨ªa al hombre de la servidumbre del esfuerzo f¨ªsico, en que todos aprender¨ªamos a servirnos mejor del tiempo libre y que el arte o la belleza estar¨ªa en todas partes, en los objetos de la vida cotidiana o en la extensi¨®n infinita de la ciudad contempor¨¢nea. Nacido en 1881, con buena formaci¨®n como arquitecto y una enorme curiosidad como motor de su esp¨ªritu creativo, Fernand L¨¦ger se instala en Par¨ªs a principios de siglo. All¨ª se har¨¢ amigo de Archipenko, Chagall, Apollinaire, Picabia, Mondrian, Delaunay, Malaraux, Milhaud, Man Ray o Le Corbusier.En su primera ¨¦poca pinta siguiendo el consejo de C¨¦zanne: "Tratar la naturaleza a trav¨¦s de cilindros, esferas y conos". El resultado son telas como Nus dans la for¨ºt (1909). La guerra, en la que participa como camillero en el frente de Verd¨²n, "ha influido m¨¢s", dijo, "en mi evoluci¨®n pl¨¢stica qu¨¦ la visita a todos los museos del mundo", porque "no hay nada m¨¢s cubista que una guerra como ¨¦sta, que trocea a un hombre en varios pedazos y los env¨ªa a los cuatro puntos cardinales".

Las 220 pinturas y dibujos que expone el Pompidou retratan la coherente evoluci¨®n del artista, desde su pasi¨®n inicial por el cubismo hasta un feliz matrimonio entre abstracci¨®n y figuraci¨®n a partir de la reintroducci¨®n de colores puros. Una breve, pero fecunda, experiencia como cineasta -"a principios de los a?os veinte el cine me interesaba tanto que estuve a punto de abandonar la pintura"- le lleva a realizar Ballet m¨¦canique (1924), en la que "la c¨¢mara me permite hacer mover objetos que no se mueven nunca". Durante cuatro a?os no puede sacarse de la cabeza una visita que hizo, acompa?ado de Duchamp y Brancusi, al Sal¨®n de la Aviaci¨®n. Marcel Duchamp, despu¨¦s e mirar durante largo rato los aeroplanos les espet¨®: "La pintura est¨¢ acabada. ?Qui¨¦n puede hacer mejor esta h¨¦lice? ?Tu puedes mejorar esto?".

El retorno de la figura humana, a veces "sometida al orden geom¨¦trico que rige para las m¨¢quinas, pintada de manera voluntariamente inexpresiva", en otros casos en contraste abierto con los objetos y con los estilos, acaba desembocando en obras de gran formato, la mayor¨ªa de ellas realizadas durante su exilio en los EE UU (entre 1940 y 1945). Cuando acaba la guerra se inscribe en el PC y, al mismo tiempo, realiza algunos encargos de inspiraci¨®n religiosa. Una cierta tendencia al "muralismo" y una nueva preocupaci¨®n por el equilibrio y la armon¨ªa hacen que la mayor¨ªa de telas de L¨¦ger de este ¨²ltimo periodo sean calificadas de "acad¨¦micas" o de "obras perfectas amenazadas por la inercia". Para otros es un fin de trayecto l¨®gico, de plenitud, de reconciliaci¨®n de contrarios en un nuevo clasicismo.

Cat¨¢logo y v¨ªdeo

La retrospectiva muestra un artista "casado" con su ¨¦poca, que evoluciona con ella, que sabe sacar de cada cambio lo que hay de mejor o de positivo, un optimista que al final se muestra un tanto proclive a la generalizaci¨®n del para¨ªso deportivo, maquinista y urbano. El acontecimiento se acompa?a de la publicaci¨®n de una multitud de libros, incluidos el excelente cat¨¢logo y la imprescindible recopilaci¨®n de los textos t¨¦oricos del artista en Fonetions de la pinture. El cineasta Alain Bergala ha realizado, con motivo de la exposici¨®n, un v¨ªdeo de 52 minutos sobre Ios motivos de una vida", que es un trabajo sobre los temas de dinamismo en la pintura de L¨¦ger, tan llena de gr¨²as, h¨¦lices, bicicletas, remolcadores y m¨¢quinas.