La moda 'Le Pen'
Los productos del campo espa?ol y los veh¨ªculos que los transportan son a menudo objeto al entrar en Francia de la violencia de agricultores de aquel pa¨ªs, quienes, amparados en la pasividad de las fuerzas del orden, vuelcan camiones, queman hortalizas, amenazan conductores, porque les disgusta que lo importado sea bueno y barato.Por su parte, las organizaciones de agricultores espa?oles responden, no s¨®lo. pidiendo en derecho que los Gobiernos y la Comunidad Europea repriman y castiguen desmanes, sino empleando m¨¦todos cada vez m¨¢s reprobables para hacerse o¨ªr de las autoridades. En especial, han pedido a los consumidores espa?oles que boicoteemos (palabra b¨¢rbara e importada) los productos franceses a la venta en tiendas, supermercados y grandes superficies.
La ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, ha expresado su protesta ante todas las autoridades concernidas, lo que es de elogiar, y ha expresado vigorosamente su condena del proceder de los b¨¢rbaros de allende la frontera, como corresponde a su cargo y firmeza de car¨¢cter. Pero la ministra ha ido m¨¢s lejos y ha cruzado la raya de lo aceptable.
En unas declaraciones recogidas por la prensa ha dicho lo que sigue: "Ni apruebo ni desapruebo las llamadas al boicot contra productos franceses en respuesta a las agresiones sufridas por camioneros espa?oles en Francia". No me detendr¨¦ acriticar su uso de las preposiciones, pues dijo m¨¢s cosas rechazables en sustancia. A?adi¨® que le, "parece muy bien que los ciudadanos miren los c¨®digos de barra de los productos y si son franceses no los compren". Concluy¨® de esta forma (no se fijen en la sintaxis): "Este tipo de presiones, en algunos momentos, sirven".
Un pol¨ªtico, por mucho que ans¨ªe aumentar el n¨²mero de sus votantes, debe extremar la prudencia y evitar el populismo, especialmente cuando forma parte del Gobierno de la naci¨®n. Eso es lo que distingue a los estadistas de los oportunistas. La ministra de Agricultura tiene madera de gobernante y debe evitar la polilla de la imprecisi¨®n mitinera.
Digo imprecisi¨®n porque las marcas francesas a menudo designan productos hechos ¨ªntegramente con materia prima y mano de obra espa?ola. S¨¦ de una gran superficie de origen franc¨¦s (aunque tambi¨¦n propiedad de peque?os accionistas espa?oles) que obtiene en Espa?a el 98% de suministros de frutas y hortalizas, el 92% de su pescader¨ªa, el 94% de la carne que vende. Adem¨¢s, la casi totalidad de los productos l¨¢cteos son de origen local por la necesidad de frescura. Tras estas declaraciones, el p¨²blico chauvinista tender¨¢ a rechazar todo lo que huela a Francia, con da?o a la postre de muchos de nuestros compatriotas.
Sospecho que la ministra, cuando dice que las presiones sirven, no estar¨¢ refiri¨¦ndose a la que sufren los agricultores e industriales espa?oles por raz¨®n de un mal dirigido boicot de productos franceses. Mas al dar su apoyo moral a la campa?a de organizaciones como Asaja y Coag, se convierte en responsable de los excesos que puedan llegar a cometer sus miembros.
Me pregunto qu¨¦ dir¨ªan ustedes de un presidente de equipo de f¨²tbol que declarara que ni aprueba ni desaprueba la violencia verbal de los forofos de cabeza rapada, pero que dice entender que no puedan contener su ira y reconoce que en el fondo esas explosiones violentas sirven para animar al equipo. No deber¨ªa la ministra de ponerse a la cabeza de ciertos ultrasures de la agricultura.
El p¨²blico es sensato y no har¨¢ caso de esas incitaciones, en especial despu¨¦s de leer las preciosas indicaciones que contiene mi columna. Pese a todo me inquieto. En toda Europa cunde la moda de prestar atenci¨®n a la ret¨®rica de pol¨ªticos como te Pen y de aprobar su condena energum¨¦nica de "los fomentadores de la inmigraci¨®n y los euromondialistas". La ministra deber¨ªa ser la primera en rechazar medidas mostrencas y discriminatorias, al tiempo que exige de Par¨ªs y Bruselas que se haga justicia.
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