Una orquesta legendaria

Actu¨® la Sinf¨®nica de Filadelfia, con su titular Wolfgang Sawallisch. La personalidad de este maestro muniqu¨¦s es el ¨²ltimo eslab¨®n de una tradici¨®n casi perdida, que simb¨®licamente podemos arrancar de Mahler y Nikisch; y la de la orquesta norteamericana que, fundada a principios de siglo, mantiene una calidad ejemplar, porque cuanto hace suena a natural y sin la vanidad con que suele manifestarse el virtuosismo.Todas las secciones de instrumentistas merecen trato de excelencia, pero adem¨¢s est¨¢n tan equilibrados y cohesionados, que cuando tocan desaparecen hasta los problemas de ac¨²stica. Con tan maravillosos mimbres, los de Filadelfia trenzaron su homenaje a Brahms a trav¨¦s de las Variaciones-Haydn y la Tercera sinfon¨ªa, pero tambi¨¦n desde los pentagramas entra?ables de Schumann (Sinfon¨ªa n¨²mero 3 y Concierto para viol¨ªn, protagonizado por Franz-Peter Zimmermann) y los admirativos, y en muchos aspectos seguidores, de Dvorak en su S¨¦ptima sinfon¨ªa.

El mundo contempor¨¢neo, en la invenci¨®n de Wolfgang Rhim (Karlsruhe, 1952), dedic¨® su reverencia al m¨²sico hamburgu¨¦s con una nueva obra inspirada en Brahms, al que Rhim ya hab¨ªa dedicado, en 1988, sus Brahmsliebewalzer. Ahora, parte de los Ernster Gesang (canciones serias sobre textos b¨ªblicos), compuestos en 1896.

El segundo programa de la orquesta norteamericana incluy¨® la Sinfon¨ªa en re menor, de Schumann, en la versi¨®n primera (1841); las Variaciones, de Brahms y la Sinfon¨ªa en re menor, de Dvorak, de 1885. Y ante la legendaria formaci¨®n de Filadelfia, y ante el saber y el expresarse hondo, sobrio, magistral, de Sawallisch, no cabe otra reacci¨®n sino la m¨¢s extremadamente entusiasta. Orquesta de sonido, color y estilo muy europeos, sirve a un maestro de suyo exigente en todo lo que demanda en todos los aspectos. Tuvimos pues m¨²sica-m¨²sica.