El gastr¨®nomo que no pis¨® la cocina
Un libro recoge las opiniones culinarias de Josep Pla como homenaje en su centenario
"Nunca fue practicante, en realidad nunca pis¨® la cocina ni cogi¨® una sart¨¦n. Todas las recetas se las contaban los pescadores o los payeses, y, sobre todo, una cocinera que tuvo durante mucho tiempo". A la altura de sus 83 a?os, Josep Martinell recuerda su larga amistad con Josep Pla y las aficiones del escritor ampurdan¨¦s. "En aquella ¨¦poca", evoca Martinell, "los hombres de casa bien como Pla nunca entraban en la cocina. Fui amigo suyo desde la posguerra hasta su muerte en 1981 y puedo asegurar que era una persona muy inteligente, con una gran capacidad de adquirir conocimientos y de transmitirlos con su pluma".Cosmopolita y viajero, pero profundamente ampurdan¨¦s y localista a un tiempo. Josep Pla pase¨® su boina a modo de signo de identidad por medio mundo. Junto a esta prenda que le cubr¨ªa la cabeza, el escritor catal¨¢n profes¨® tambi¨¦n un amor apasionado por la cocina de su comarca, una de las zonas m¨¢s bellas de Catalu?a, donde confluyen los aires del cercano Pirineo con las brisas de ese Mediterr¨¢neo abrupto y recogido que forma la Costa Brava. Este car¨¢cter mestizo de regi¨®n monta?osa y mar¨ªtima ha concedido al Ampurd¨¢n una sabidur¨ªa popular en la preparaci¨®n tanto de carnes como de pescados. Aunque el Ampurd¨¢n figura como uno de los destinos gastron¨®micos preferidos de los catalanes y de muchos visitantes, Pla hac¨ªa estas observaciones en 1972: "En el Ampurd¨¢n existe cierta cocina familiar que hoy d¨ªa, de hecho, se est¨¢ acabando de una manera segura e inevitable. Era tina cocina buena; o al menos as¨ª nos lo parec¨ªa a los naturales del lugar".
Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n ha editado y prologado ahora en Una edici¨®n en castellano el libro de Pla Lo que hemos comido (Destino) y aver destac¨® "la apuesta por la tradici¨®n en el paladar" del intelectual ampurdan¨¦s. Con su habitual socarroner¨ªa. V¨¢zquez Montalb¨¢n resalt¨® la coincidencia actual con Pla de movimientos de antiguos progresa favor de una slow-food (comida lenta). "Pla", coment¨® V¨¢zquez Montalb¨¢n durante la presentaci¨®n del libro en Madrid, dentro de los actos de homenaje del centenario,"tiene una retina como Balzac ante las nuevas pautas gastron¨®micas o simplemente alimentarias, desde la sospecha de que al menos en la cocina cualquier tiempo pasado fue mejor y que la sociedad burguesa, peque?o-burguesa para ser m¨¢s exactos, lo hab¨ªa impregnado todo de adocenamiento y prisa".
Seg¨²n relatan muchos catalanes, Pla cre¨® escuela como te¨®rico del comer. Algunos disc¨ªpulos alcanzaron tambi¨¦n renombre cultivando la literatura gastron¨®mica, como N¨¦stor, Luj¨¢n o Joan Perucho. Otros, como confesaba el escritor Valent¨ª Puig al t¨¦rmino de la presentaci¨®n del libro, deben sus kilos de m¨¢s a la devoci¨®n de su padre por Pla.
Por fortuna, deben pensar muchos seguidores de Pla, el escritor ampurdan¨¦s muri¨® en 1981 en Llofriu (Girona) antes de asistir a la invasi¨®n desaforada de hamburgueser¨ªas, bocater¨ªas, telepizzas y todo tipo de comida artificial y de consumo fren¨¦tico. Nacido en Palafrugell en 1897 en el seno de una familia de la burgues¨ªa rural, Pla nunca se despeg¨® del paisaje de su infancia pese a haber vivido largos a?os en varias capitales europeas como corresponsal de peri¨®dicos y revistas catalanas.
Melancol¨ªa de los sabores de la infancia rezuman las p¨¢ginas de Lo que hemos comido en unos guisos de carnes, en la elaboraci¨®n de los pescados o en la cocci¨®n de los arroces en un Ampurd¨¢n ya desaparecido. Tanto V¨¢zquez Montalb¨¢n como Martinell o Andreu Teixidor, el director de Destino, mostraron ayer su a?oranza por una cocina de fogones y pucheros que quiz¨¢ nunca regrese a la mesa. A pesar de los pesares, V¨¢zquez Montalb¨¢n se permite un cierto canto de esperanza cuando se?ala en una ilustrativa descripci¨®n de la obra de Pla: "Puede ser interpretado como un nost¨¢lgico y reaccionario notario de unas normas de vida obsoletas, pero tambi¨¦n como profeta de una nueva convenci¨®n de vivir futura, superada la era del crecimiento material cueste lo que cueste del colesterol y del infarto de miocardio".
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