La lidia del toro malo
Cuando aparece un toro que no se deja hacer el toreo lucido y est¨¦tico que ahora se estila o, en su defecto, esconde sus posibilidades bajo una aparente dificultad, casi todos consideran que s¨®lo es posible ali?ar y matarlo como buenamente se pueda. Craso error.Hay toros, como el de Palha, bien lidiado en segundo lugar por Javier V¨¢zquez el pasado d¨ªa 23 en Las Ventas, que, entre signos de mansedumbre y peligrosidad, dejan entrever -una arrancada larga a capotazo correcto; obediencia al mando, cuando existe; templanza si se la ofrece...- futuras cualidades.
Los toros casi nunca cambian de condici¨®n; s¨ª desarrollan potencias ocultas cuando se los sabe lidiar. Para ello es necesario observarlos atentamente en todas sus acciones para apreciar cualquier reacci¨®n benigna, por leve que fuere.
La res a la que nos referimos tuvo detalles positivos entre muchos negativos. Cuando un toro descubre, aunque sea un atisbo, alguna cualidad, es porque la tiene, s¨®lo hay que saber aprovecharla. Si embisti¨® con la cara alta la mayor¨ªa de las veces y en contadas ocasiones la humill¨®, habr¨¢ que averiguar por qu¨¦ y actuar en consecuencia.
El matador no debe perder de vista las evoluciones del animal y sacar conclusiones de sus reacciones. Para ello es necesario echar valor al asunto, mente fr¨ªa y -lo m¨¢s importante- saber elegir el repertorio t¨¦cnico, la aplicaci¨®n id¨®nea...
Por eso es tan importante disponer de unos peones que no s¨®lo banderilleen bonito, sino que sepan apreciar las variaciones del animal y aplicar el mejor toreo en cada momento: el que muestre al maestro las entra?as del mismo.
El toro malo, casi nunca ilidiable, aunque existe, tambi¨¦n ofrece signos. Casi todos acusan tendencias a tablas, su refugio natural, por lo que es preciso aumentar la vigilancia a la salida de la suerte de banderillas para que no persigan peligrosamente a los ejecutantes.
Muchos matadores, como sucedi¨® la tarde de referencia, se empecinan en torear en posici¨®n contraria a la ortodoxa y en terrenos inadecuados. Si el animal se obceca en abrigarse en los adentros, ?a qu¨¦ reiterar en sacarlo a toda costa? Si quiere tablas, ?tablas a ¨¦l! Tambi¨¦n all¨ª se puede torear. Lidiar, m¨¢s.
Cuando no se piensa ante un toro con dificultades sobreviene la confusi¨®n y aumento de peligro para todos los actuantes. Si los auxiliares dudan y toman el olivo, el matador, a menos que sea experimentado, se hunde con ellos en la impotencia, como le ocurri¨® a Pauloba con el tercero del mismo d¨ªa.
La falta de experiencia es la culpable de que esto ocurra ante un toro con problemas. Los toreros, acostumbrados a torear animales bonancibles, flojos y descastados, se ven en dificultades al enfrentarse a uno que difiere de la generalidad. Situaci¨®n parecida a la del alumno que no sabe contestar a cierta pregunta y responde con la disculpa: "Ese tema no viene en mi libro". Y en ese caso tienen raz¨®n: esa lecci¨®n apenas se estudia, porque no hay necesidad. Pero cuando sale un pregonao...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.