Se reedita el 'Manual del distra¨ªdo', la obra cumbre de Alejandro Rossi

Hace m¨¢s de 15 a?os, cuando lo public¨® Anagrama en su llamada Serie Informal, el libro pas¨® casi inadvertido. Tan s¨®lo alg¨²n esp¨ªritu a¨¦reo tom¨® nota de su profunda ligereza, de su voluntad antirret¨®rica, de su libertad estil¨ªstica, y lo fue pasando entre los cofrades como un santo y se?a. Ahora,inscrito en una colecci¨®n perfectamente formal, protegido de la intemperie por una espl¨¦ndida cubierta de Frederic Amat y cinco pr¨®logos de otros tantos miembros destacados de la cultura latinoamericana -Carlos Monsiv¨¢is y Octavio Paz, entre ellos-, se reedita el llamado Manual del distra¨ªdo, la obra cumbre de Alejandro Rossi (1932).

Mexicano nacido en la ciudad italiana de Florencia, ensayista tentado por la narrativa y viceversa, hombre de obra escasa, pero sutil y meditada, Rossi es un escritor, ya son palabras de su editor, Jorge Herralde, "que muestra un gusto por el pensamiento libre y un indispensable amor por el detalle, los benditos detalles, que dec¨ªa Nabokov".La reedici¨®n del Manual coincide con la publicaci¨®n de La f¨¢bula de las regiones -tambi¨¦n en Anagrama-, una colecci¨®n de cuentos inscritos" al decir de su autor, "en una geograf¨ªa desolada y bald¨ªa".

Rossi se reconoce especialmente vinculado a un hombre: Jorge Luis Borges. Como Borges escribi¨® en la legendaria Sur de Victoria Ocampo gran parte de su obra literaria, Rossi escribi¨® su Manual en las revistas Plural y Vuelta. Como a Borges y a Bioy Casares, tambi¨¦n a ¨¦l le anima una inteligencia parad¨®jica, extraterritorial, en absoluto conclusiva. Paz lo. dice as¨ª en su pr¨®logo: "?Es un fil¨®sofo o un distra¨ªdo? Por la penetraci¨®n y la agudeza de la mirada es un fil¨®sofo o, m¨¢s bien, un moralista de la estirpe de Montaigne. Por la ligereza y la elegancia de la escritura, por la felicidad de sus frases, por los vericuetos en los que se arriesga sin extraviarse, por las minucias que lo detienen y por la ir¨®nica perplejidad con que sigue a una sombra o se deja perseguir por otra, es un distra¨ªdo".

El autor habl¨® en Barcelona recientemente de su Manual desde varios puntos de vista. Como un libro de m¨²ltiples g¨¦neros "donde s¨®lo se evita la escritura afor¨ªstica, g¨¦nero imperial y pedante" (aunque luego hubo de rebajar esos adjetivos una octava cuando el di¨¢logo se *encar¨® con Lichtenberg, evocado en su propio libro). Como un prop¨®sito estil¨ªstico radicalmente alejado del "realismo m¨¢gico, de toda esa exuberancia, de su gusto por lo t¨ªpico, lo curioso y lo singular".

Y como un libro, tambi¨¦n, inevitablemente marcado por su origen period¨ªstico, "aunque s¨®lo sea por el formato", y que extiende su deuda, descontada la borgiana, a los hermanos Lira, Raimundo y Mar¨ªa Rosa, fil¨®logos; a Jos¨¦ Bianco, y a Alfonso Reyes, aquel al que Borges consideraba el mayor escritor del siglo. La conversaci¨®n con Rossi deriv¨® hacia su trato con protagonistas del exilio espa?ol. Especialmente con el fil¨®sofo Jos¨¦ Gaos (de quien ha publicado una antolog¨ªa), a quien defini¨® como el "proyecto filos¨®fico de Ortega y Gasset y Garc¨ªa Morente".