M¨ªnimo juego, m¨¢xima rentabilidad
La selecci¨®n de Clemente salv¨® el ¨²ltimo obst¨¢culo serio en su camino mundialista
Alfonso, que se sac¨® otro penalti, resolvi¨® con habilidad y teatro un partido perfectamente olvidable si no fuera por la trascendencia del resultado. Espa?a abre la puerta del Mundial con una victoria que no mereci¨®. En realidad, nadie mereci¨® nada: ni la victoria, ni la derrota, ni el empate. Fue un limbo de partido, deficiente en todos los aspectos Espafla estuvo en su peor versi¨®n y pas¨® un mal rato en la primera media hora. Luego Clemente cambi¨® el dibujo, hizo traslado de jugadores y se estabiliz¨® la cosa. S¨®lo eso, porque f¨²tbol no hubo.Las preguntas abundaron en la primera parte, que result¨® pesad¨ªsima. Los checos presentaron algunas novedades que fueron mal recibidas por el equipo espa?ol. El cambio de dibujo se concret¨® en la desaparici¨®n de la figura del l¨ªbero. En lugar del montaje habitual, con tres centrales y los carrileros, los checos tiraron tina l¨ªnea de cuatro y Nemec por delante, atento a Kiko De la delantera se descolgaba Smicer para taponar a Guardiola y Nedved hac¨ªa pareja natural con Hierro, que volvi¨® a pasar inadvertido como centrocampista. Durante los ¨²ltimos tres a?os, Clemente ha proclamado que Hierro tiene m¨¢s condiciones en el medio, una apreciaci¨®n reciente y discutible. En sus primeros tiempos como seleccionador, Clemente ubic¨® a Hierro como defensa central, que es lo suyo, aunque el jugador se resista a aceptarlo. A Hierro le gusta soltarse, llegar y buscar el gol. Pero eso es una especializaci¨®n que manifiesta otras limitaciones sustanciales corno centrocampista: juega con una sola marcha, es demasiado previsible con el bal¨®n y su falta de velocidad le deja detr¨¢s de la jugada. Este hombre, que adivina con la categor¨ªa de los grandes cuando juega como central, es muy vulnerable en el cap¨ªtulo defensivo en el medio campo. Y adem¨¢s su presencia como conductor desmejora la producci¨®n de Guardiola, que pierde perspectiva, sitio y manejo.
Otro problema capital fue el desconocimiento de Amavisca de las funciones como lateral. Se sinti¨® fuera de su elemento y pas¨® un mal rato durante la primera media hora. Latal, un jugador potente, tenaz y de largo recorrido, le puso en dificultades, ayudado por Wagner. Ra¨²l apenas acud¨ªa en ayuda de Amavisca y se extend¨ªa la impresi¨®n de que la superioridad de los checos por esa banda pod¨ªa desequilibrar el partido. Entre unas cosas y otras, Espa?a sufr¨ªa un d¨¦ficit en casi todos los apartados: defend¨ªa mal, no constru¨ªa y ten¨ªa desconectadas a todas las l¨ªneas. Kiko, Ra¨²l y Alfonso apenas eran espectadores de un partido que ven¨ªa mal dado. La selecci¨®n gast¨® media hora en tapar agujeros, sin sentirse protagonista del juego. En ese periodo, los checos confiaron en el talento de Nedved y en las llegadas de Smicer y Wagner, que perdieron dos ocasiones magn¨ªficas.
Clemente midi¨® la gravedad de los problemas y meti¨® mano en el dibujo. Hierro pas¨® al centro de la defensa, Alkorta se traslad¨® a la banda izquierda, Amavisca qued¨® liberado de sus estrictas obligaciones como lateral y Ra¨²l se incorpor¨® como segundo delantero. All¨ª estaba el viejo rombo, una soluci¨®n que tuvo efectos inmediatos. Espa?a se recuper¨®, tom¨® contacto con la pelota y oblig¨® a pensar a los checos. El equipo se estabiliz¨® con rapidez, aunque siempre le falt¨® juego. Fue un partido decepcionante que se solucion¨® como es costumbre en los ¨²ltimos tiempos. Un penalti abri¨® la victoria sobre Yugoslavia en Valencia, otro permiti¨® el empate en Belgrado y ¨¦ste entrega medio billete para Francia.
Tambi¨¦n como es habitual, Alfonso fue el protagonista del penalti. Amavisca recuper¨® el bal¨®n y lo cedi¨® a Ra¨²l, que vio el desmarque de Alfonso y le meti¨® el pase. Era la primera jugada digna de tal nombre de la selecci¨®n espa?ola. Para cualquier avisado, era la situaci¨®n que quiere Alfonso. Con la pelota, en el ¨¢rea y mano a mano con un defensa, en este caso el portero, que se vio desbordado y estir¨® la mano de forma innecesaria, porque Alfonso hab¨ªa perdido foco con relaci¨®n a la porter¨ªa. Probablemente no toc¨® a Alfonso, pero el gesto fue suficiente. El delantero espa?ol se fue al suelo con mucho aparato. El ¨¢rbitro interpret¨® aquello como penalti. Hierro lo convirti¨® y de repente se produjo una sensaci¨®n extra?a: Espa?a ganaba el partido sin ning¨²n m¨¦rito.
Pocas veces se ha visto una producci¨®n m¨¢s pobre. Fuera del gol, Espa?a s¨®lo lanz¨® otro remate, un tiro de Urz¨¢iz en la segunda parte que sali¨® varios metros a la izquierda de la porter¨ªa. El segundo tiempo fue un ejercicio trabajoso y feo de los dos equipos. La ubicaci¨®n de Hierro como central tuvo un efecto beneficioso porque domin¨® el juego alto y volvi¨® a anticipar con eficacia. Con la pelota apenas hubo nada relevante. Guardiola no hizo sentir su calidad en la direcci¨®n, Kiko pas¨® inadvertido y el esforzado ejercicio de Ra¨²l no se concret¨® en nada brillante. Pero al menos hab¨ªa un espesor defensivo que hab¨ªa faltado en el primer tiempo. As¨ª se puede interpretar porque los checos se desvanecieron. No llegaron nunca hasta Zubizarreta, de la misma manera que los delanteros espa?oles no se acercaron jam¨¢s a Srnicek, dos datos que hablan de las caracter¨ªsticas de un partido deficiente y plomizo, re, suelto por Alfonso con la picard¨ªa que le caracteriza.
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