Kuerten gana el Roland Garros de los desheredados
Bruguera no culmin¨® su retorno a la c¨²spide al caer en tres 'sets'
Fue el Roland Garros de los desheredados, el torneo de los parias de la tierra batida. Iva Majoli super¨® a la gran favorita Martina Hingis en la final femenina, y el brasile?o Gustavo Kuerten se impuso ayer al por dos veces ganador (1993 y 1994) Sergi Bruguera, 6-3, 6-4 y 6-2. Nadie conoc¨ªa a G¨²ga Kuerten hace dos semanas. Ahora es un ¨ªdolo en su pa¨ªs, un nuevo fen¨®meno deportivo, el campe¨®n mundial oficioso sobre la pista de arcilla y un indudable soplo de aire fresco en la jerarqu¨ªa ten¨ªstica. Con 20 a?os, una gran simpat¨ªa natural y un tenis cargado de alegr¨ªa, Guga jug¨® ayer la primera final de su vida, y la gan¨® como si nada, en s¨®lo tres mangas y sin ning¨²n problema. Pese a todo su esfuerzo, Bruguera no tuvo opciones. El jugador espa?ol confirm¨® su retorno a la c¨²spide tras un 1996 aciago por las lesiones, pero se qued¨® a un paso de coronar su recuperaci¨®n.Sergi Bruguera plante¨® el partido desde el fondo de la pista. Muy, muy al fondo. El espa?ol trataba de teledirigir el encuentro con golpes profundos y angulados, dejando la pista -y el esfuerzo- al brasile?o. Pero Kuerten no se dej¨®. Su saque era espl¨¦ndido, mejor que el de Bruguera, lo que le permiti¨® ganar en blanco sus dos primeros servicios. El sorprendente Kuerten, de quien se esperaba un cierto agarrotamiento por los nervios y la responsabilidad -era la primera final importante de su a¨²n corta carrera-, se tom¨® el asunto con un desparpajo asombroso. Bailaba, atacaba, buscaba el contrapi¨¦ de su adversario y jugaba con una alegr¨ªa casi insultante para un Bruguera que lo probaba todo sin ¨¦xito. Si cortaba el golpe, Kuerten le cortaba la devoluci¨®n. Mientras uno su fr¨ªa, el otro disfrutaba. La primera manga, 6-3, cay¨® del lado de Guga de forma natural, en media horita.
Y las cosas ya no cambiaron. Los pies de Guga Kuerten cargaban con el recorrido m¨¢s duro del torneo -hab¨ªa tenido que vencer a gente tan dura como Muster, Kafelnikov y Medvedev para llegar a la final-, pero no se les notaba. Guga estaba fresco como una rosa y cuando Bruguera le ofrec¨ªa un intercambio maratoniano, lo aceptaba y se impon¨ªa. Era ¨¦l quien mandaba. Mostraba la potencia de un Ronaldo, la tranquilidad de un Romario y la explosividad de un Roberto Carlos. Kuerten volvi¨® a ganar dos servicios en blanco y logr¨® el break en el cuarto juego del segundo set.
Bruguera, por detr¨¢s en el marcador, ten¨ªa que arriesgar. Trat¨® de ajustar sus golpes al m¨¢ximo y buscar las l¨ªneas, confiando en que Guga no pudiera aguantar por mucho tiempo a un ritmo tan fuerte. El espa?ol rompi¨® el servicio de] brasile?o y logr¨® la igualada a tres. Con 4-4, Kuerten pareci¨® perder precisi¨®n y Bruguera exhibi¨® sus mejores golpes. Gracias a una devoluci¨®n portentosa desde el ¨¢ngulo, de rev¨¦s a dos brazos y utilizando la raqueta casi como una pala de cesta punta, el espa?ol gan¨® un punto extraordinario e hizo revivir, por un momento, su condici¨®n de favorito. Todo el mundo segu¨ªa esperando que Bruguera resucitara y Kuerten acusara el esfuerzo. Todo el mundo, menos Guga. Con una facilidad pasmosa, rompi¨® de nuevo el servicio de Bruguera y se hizo con la segunda manga.
Bruguera estaba contra la pared. Romper el servicio de su rival era ya cuesti¨®n de vida o muerte. En el primer juego tuvo el break al alcance de la mano, 15-40, pero Guga se crec¨ªa en lugar de acoquinarse. El choque termin¨® en el sexto juego de la tercera manga. Kuerten le rompi¨® las piernas a Bruguera con una dejada maravillosa y, en el siguiente punto, repiti¨®. Era el break, el quinto, y, con 4-2 a favor del aspirante. Entre v¨ªtores y aplausos, Guga jug¨® los ¨²ltimos puntos relajado como si se tratara de una vuelta de honor. No hubo final dram¨¢tico: Guga gan¨® el punto definitivo, alz¨® los brazos y sonri¨®.
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