Del salmo al bolero
El agn¨®stico Ricardo Cantalapiedra es uno de los compositores del cancionero popular religioso
Un ¨¢rbol geneal¨®gico con dos t¨ªas abadesas, un pasado de monaguillo en el monasterio cisterciense de Santa Mar¨ªa de Carrizo, seis a?os en un seminario y varios meses amenizando con Julio Iglesias las catequesis de algunas parroquias madrile?as hubieran asegurado a Ricardo Cantalapiedra un puesto en el equipo de profetas de Dios. Por eso es una l¨¢stima que este tipo, duro e ilustrado gracias a los curas, sea un agn¨®stico: en verdad tiene una voz profunda y grave, francamente divina para ir por esos mundos predicando.No pudo ser. Pero, a cambio, este leon¨¦s de 53 a?os, que abandon¨® hace tres lustros la m¨²sica para dedicarse al periodismo -aunque estos d¨ªas deambula por los escenarios madrile?os reencarnado en Rocky Bolero-, ha legado al cancionero lit¨²rgico decenas de temas que millones de feligreses espa?oles y latinoamericanos entonan a diario en la celebraci¨®n de los ritos cat¨®licos.
Fue en 1970 cuando una casa discogr¨¢fica le ofreci¨® grabar un disco de salmos. Cantalapiedra, entonces cantante protesta, acababa de terminar la mili y necesitaba dinero. Hizo la grabaci¨®n en una semana y al poco tiempo se escuchaba en todas las parroquias. "Es emocionante", dice, "ver a 500 personas en una misa coreando tus canciones". La casa de mi amigo, Volver¨¦ a cantar, Pueblo m¨ªo, Hombre de barro o El profeta son algunas de ellas.
Por su trayectoria se le puede definir como un cl¨¢sico de su generaci¨®n: infancia y primera juventud en el seminario -"donde ejerc¨ªa de empoll¨®n y sacaba unas notas de la hostia"- y una segunda etapa de transici¨®n en la OJE (Organizaci¨®n Juvenil Espa?ola) para acabar afiliado al clandestino PCE. Se vino a Madrid hace 30 a?os para estudiar filosof¨ªa y periodismo y se aloj¨® en el colegio mayor P¨ªo XII. Aqu¨ª, en 1967, debut¨® como cantante con muy poca fortuna.
Los ¨¢cratas, al grito de "OPUS no", le arruinaron su primera actuaci¨®n. La segunda oportunidad le lleg¨® poco meses despu¨¦s en el escenario del Palacio de la M¨²sica. Se trataba de un festival organizado por el colegio de los Sagrados Corazones y actuaba con un ex alumno que intentaba sus primeros pasos en la canci¨®n y vilipendiado tambi¨¦n por la anarqu¨ªa`. Era su amigo Julio Iglesias, con el que Ricardo iba todos los domingos a ayudar a los curas que impart¨ªan catequesis en una parroquia de Aluche.
"Interpret¨¢bamos a d¨²o Ojos de Espa?a y Cosacos de Kaz¨¢n. Julio no sab¨ªa qu¨¦ hacer con las manos y estaba tan nervioso que se agarr¨® a mi hombro. Todav¨ªa tengo la se?al. Al terminar, me dijo: 'Ricardo, si me tengo que dedicar a esto no se qu¨¦ voy a hacer con las manos'. Ese mismo a?o, Julio gan¨® el Festival de Benidorm con La vida sigue igual y yo grab¨¦ Baladas frente a la guerra, mi primer disco".
Sus buenas vibraciones con el departamento musical eclesi¨¢stico no le evitaron los problemas con la censura. En uno de sus discos, De oca a oca, los censores prohibieron nueve de las once canciones que inclu¨ªa. "En un pueblo de Astorga donde ofrec¨ª un recital tuve que cantar durante media hora la misma canci¨®n porque el comandante de la Guardia Civil me hab¨ªa prohibido casi todo el repertorio. Y con ¨¦l en primera fila no pod¨ªa hacer otra cosa. En cambio, logr¨¦ colarles temas tan fuertes como ¨¦ste: 'Qu¨¦ bello es mi pa¨ªs. / Si todos fueran as¨ª, / no habr¨ªa comunismo / y s¨ª mucho turismo. / Me encantan los partidos, / de f¨²tbol, claro est¨¢. / Tambi¨¦n admiro a Castro / Urdiales, claro est¨¢. / Y a los l¨ªderes chinos / de Formosa, claro est¨¢".
Al mismo tiempo que se prohib¨ªan sus discos, en muchos internados religiosos obligaban a los alumnos a aprender de memoria sus canciones de iglesia. A estas alturas, Cantalapiedra hab¨ªa dejado de creer, pero le ca¨ªan bien los cristianos progres y se reun¨ªa con ellos. "En los ¨²ltimos d¨ªas de la transici¨®n, la iglesia del Esp¨ªritu Santo (la del instituto Ramiro de Maeztu) se llenaba de artistas y pol¨ªticos: los cantantes , de Agua Viva, Patxi Andi¨®n y muchos socialistas que luego llegaron a ser ministros. "Se organizaban aqu¨ª aut¨¦nticos m¨ªtines, porque los que nos un¨ªa m¨¢s que Dios es que todos est¨¢bamos hasta los cojones del franquismo".
En 1982 decidi¨® abandonar la canci¨®n y convertirse en un buscador de adjetivos, en un junta palabras del periodismo, la literatura y la cr¨ªtica musical. Gan¨® dos premios literarios importantes, el Ignacio Aldecoa y el Ciudad de San Sebasti¨¢n, que le animaron a seguir escribiendo. M¨¢s tarde, trabaj¨® con el primer equipo de Lo que yo te diga para Radio Madrid, fue guionista de El Gran Wyoming en La noche se mueve y public¨® su primer libro, Bestiario urbano. En la actualidad se dedica, sobre todo, al periodismo y tiene tres libros preparados, entre ellos ?l libro secreto de los camareros, "unos tipos que son todos esp¨ªas y me han ense?ado el Madrid profundo".
Cada a?o y medio m¨¢s o menos reaparece fugazmente como Rocky Bolero. "Este personaje es el producto del mono de escenario y me ataca de vez en cuando. Estuve 15 a?os cantando y otros tantos como cr¨ªtico y a lo tonto, el cabr¨®n de m¨ª sabe ya un huevo. Rocky es el producto de toda esa experiencia, que canta boleros s¨®lo para divertirse y enamorar a las mujeres".De la religi¨®n le ha quedado buen rollo. Respeta a los creyentes y la idea de Dios nunca dejar¨¢ de fascinarle: "Porque si Dios no existe y manda tanto, si existiera ser¨ªa el cop¨®n".
Cuando le ataca la melancol¨ªa, Ricardo Cantalapiedra se maquea como el protagonista de un tango y deja caer su figura, tan recortada como la de Lucky Lucke, por los garitos madrile?os de la golfer¨ªa ilustrada: la Boca del Lobo, el caf¨¦ del Foro, la Comedia y otros que prefiere guardar en secreto para que no los descubran. Dicen que tiene una novia que se llama Michelle. Nadie la conoce pero siempre aparece cuando la magia de la noche se ha evaporado. Entonces, ella se lo lleva sigilosamente, a la francesa. En realidad, es un solitario que esta siempre bien acompa?ado: "El amor, como las ostras y todas las cosas sublimes, intento tomarlas poco a poco para que me sigan encantando. Y nunca amo a nadie m¨¢s que a m¨ª mismo porque eso s¨ª que es pecado y te lleva a la perdici¨®n".
Cuenta que se enamor¨® de Madrid el mismo d¨ªa que lleg¨® y sus dos barrios preferidos llevan nombre de hero¨ªna, Manuea Malasa?a y Clara del Rey: Esta ciudad es mi pasi¨®n. No abr¨ªa vivir sin ella. Es la capital de la copla, del flamenco, el rock urbano, es la ciudad de los desatinos y las desmesuras y resiento que, tras una larga temporada de muermo, estadios viviendo un renacimiento. A veces me digo: 'Ricardo, t¨² eres una puta', porque de esta ciudad me ha terminado gustando casi todo".
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