Francia, a contracorriente

( ... ) Francia se convierte en el enfermo de la Europa comunitaria. Ninguno de nuestros grandes vecinos cree de veras en los remedios de nuestra izquierda. Todos temen la excepci¨®n francesa. ( ... ) Todos comprueban que las ¨²ltimas elecciones colocan a Francia a contracorriente del sentido en que marchan el resto de pa¨ªses occidentales hacia una mayor libertad, menos Estado y menos ayudas para afrontar los retos de la mundializaci¨®n. ( ... )La verdadera debilidad de la derecha fue la de no haber sabido, podido o querido encarar los problemas de Francia con sus propias convicciones. En 1995, cuando dispon¨ªa de una amplia mayor¨ªa y de un presidente reci¨¦n elegido, la derecha podr¨ªa haber impuesto -en un breve estado de gracia- reformas profundas y haberse enfrentado, con la fuerza de la ley democr¨¢tica, a la resistencia en la calle. Existen momentos en la historia de los pueblos en que hay que atreverse a no ceder. Margaret Thatcher no cedi¨®, y hoy resulta curioso ver c¨®mo sus adversarios socialistas le rinden homenaje por lo que gracias a ella se hizo en el Reino Unido. Pero, en lugar de ello, en Francia las huelgas de servicios -cada vez menos p¨²blicos- y los movimientos de la calle erosionan sin tregua el poder del Estado. ( ... ) De Gaulle supo hacer el trabajo doloroso de la Argelia francesa, pero el de los arca¨ªsmos del Estado-providencia quedan pendientes.

8 de junio