Oficial y ad¨²ltero
A BASE de coherencia, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos pueden quedarse sin algunos de sus mejores mujeres y hombres por ad¨²lteros. El ¨²ltimo en la cadena ha sido el general Joseph Ralston, que, despu¨¦s de airearse una relaci¨®n ad¨²ltera que mantuvo 10 a?os atr¨¢s, se ha visto obligado a retirar su precandidatura -avalada por el secretario de Defensa, William Cohen- a la jefatura de la Junta de Jefes de Estado Mayor, el puesto m¨¢s elevado al que puede aspirar un militar en Estados Unidos, y en la que es en la actualidad n¨²mero dos. ?Dimitir¨¢ tambi¨¦n de este cargo este general de la Fuerza A¨¦rea, de 55 a?os de edad y veterano de la guerra de Vietnam?Lo ocurrido refleja esa mezcla de puritanismo e hipocres¨ªa de una sociedad que deja corto al Tartufo de Moli¨¦re. Los efectos de las relaciones al margen de los cauces formalmente establecidos pueden ser devastadores para las carreras de actores, pol¨ªticos o financieros. La decisi¨®n de Ralston se produce en este caldo de cultivo en el que, adem¨¢s, el adulterio es considerado como un delito por la legislaci¨®n militar y en que, se g¨²n reflejan las encuestas, se da una condena ab solutamente aplastante del adulterio entre la poblaci¨®n. No obstante, una mayor¨ªa se declara tambi¨¦n a favor de su despenalizaci¨®n en la legislaci¨®n militar. Este ¨²ltimo episodio llega d¨ªas despu¨¦s de que la teniente Kelly Flinn, de 26 a?os, la primera mujer piloto de un bombardero B-52, se viera obligada a abandonar las Fuerzas Armadas para evitar un consejo de guerra por adulterio, desobediencia y enga?o. Y cuando el presidente Clinton se enfrenta a una acusaci¨®n de Paula Jones de acoso sexual.
El propio Clinton ha aprobado la retirada de la candidatura de Ralston y pedido un sistema "razonable, coherente y equitativo" para todos los militares. Las cr¨ªticas al Ej¨¦rcito por enjuiciar con raseros m¨¢s estrictos a las mujeres que a los hombres han cundido al comparar c¨®mo se castigaba duramente a la teniente Flinn, pero se propon¨ªa al general ad¨²ltero para encabezar la Junta de Jefes de Estado Mayor. Al considerar que el asunto hab¨ªa cobrado unas dimensiones excesivas, el general Ralston ha decidido tirar la toalla. Ahora bien, el doble rasero sigue existiendo en unas Fuerzas Armadas mixtas, en las que las mujeres representan el 25% de las nuevas incorporaciones a filas. Las acusaciones de violaciones presentadas por varias mujeres militares profesionales contra algunos de sus colegas se han desestimado o han languidecido.
Este tipo de problemas en las Fuerzas Armadas son nuevos, propios de una nueva composici¨®n de sus integrantes. Pero los responsables Pol¨ªticos y militares no han acabado de resolverlos. El secretario de Defensa ha anunciado que se va a revisar la cuesti¨®n de la penalizaci¨®n del adulterio, as¨ª como otras disposiciones que deber¨¢n corregirse ante el hecho de que cada vez hay m¨¢s mujeres en las Fuerzas Armadas. En todo caso, la despenalizaci¨®n del adulterio urge. Incluso por eficacia, si no es por convencimiento de los propios ciudadanos estadounidenses.
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