?Una opini¨®n interesada?
Conocer qui¨¦nes est¨¢n detr¨¢s de los medios de comunicaci¨®n -la naturaleza de su propiedad- o qui¨¦n es qui¨¦n en la variopinta gama de columnistas, tertulianos y opinadores en general que pueblan el mundo de la comunicaci¨®n es un dato clave para medir con alguna exactitud su solvencia y la credibilidad que merecen. Sin ese conocimiento, el ciudadano se halla desorientado. No est¨¢ en condiciones de comprender determinadas orientaciones editoriales e ignora las motivaciones ¨²ltimas de opiniones aparentemente independientes -es decir, no movidas por otro inter¨¦s que el que se desprende del an¨¢lisis riguroso de los hechos-, y que incluso se adornan en ocasiones de una aura de buen sentido y brillantez intelectual. En esta situaci¨®n dice haberse encontrado Antonio F. Mar¨ªn, de Cieza, Murcia, en relaci¨®n con el columnista de EL PA?S en temas socioecon¨®micos Pedro Schwartz, del que desconoc¨ªa su condici¨®n de presidente del Instituto de Estudios de Libre Comercio (ldelco), un organismo que el lector describe como "un lobby de las multinacionales Pryca, Continente y Alcampo".Este lector confiesa sentirse enga?ado por EL PA?S, del que es comprador habitual, por no haberle informado del cargo desempe?ado por el columnista y de que, por tanto, "sus opiniones son totalmente subjetivas". En concreto, el lector cuestiona la opini¨®n vertida en la columna del 31 de mayo pasado titulada La moda "Le Pen", en la que se afirmaba lo siguiente: "El p¨²blico es sensato y no har¨¢ caso de esas incitaciones, en especial despu¨¦s de leer las preciosas indicaciones que contiene mi columna". Esa columna estaba dedicada al an¨¢lisis del conflicto provocado por los ataques de los agricultores franceses a los productos del campo espa?ol y al boicoteo de las organizaciones de agricultores espa?oles a la venta de productos franceses en Espa?a.
Lo primero que hizo el Defensor del Lector, como siempre en estos casos, es escuchar al afectado por la queja. Pero antes de dar cuenta de su respuesta procede referirse a lo que el Libro de estilo dice sobre los art¨ªculos de opini¨®n. Su punto 2.78 establece que ¨¦stos llevar¨¢n, tras la ¨²ltima l¨ªnea, un pie de autor en el que "se indique el cargo, t¨ªtulo, militancia pol¨ªtica (en su caso) u ocupaci¨®n principal, o la que est¨¦ o estuvo relacionada con el tema abordado". Y a?ade que esta norma "es extensible a las colaboraciones de las p¨¢ginas de Opini¨®n tanto como a las tribunas que se publiquen en las dem¨¢s secciones". EL PA?S aplica rigurosamente la norma a esos supuestos. Pero ?por qu¨¦ no hace lo mismo con las columnas que aparecen semanal o quincenalmente en sus diversas secciones? La raz¨®n es que no se trata de art¨ªculos de opini¨®n propiamente dichos -no abordan temas generales como los publicados en la secci¨®n de Opini¨®n, ni tampoco temas parciales y, en general, controvertidos como las tribunas que aparecen en las distintas secciones-, sino de an¨¢lisis de acontecimientos pol¨ªticos o socioecon¨®micos muy a ras de la noticia. De ah¨ª que el perfil de columnista sea el de un acreditado, profesional de la informaci¨®n o experto analista vinculado al mundo acad¨¦mico. La habitualidad de la forma y la transparencia de su perfil profesional hacen innecesario el pie de autor. Es posible, sin embargo, que el pie de autor fuera inexcusable, como apunta el lector de Cieza, en el caso de Pedro Schwartz a causa de la amplitud de cargos y compromisos que acumula no s¨®lo en el campo profesional y pol¨ªtico, sino en el econ¨®mico-empresarial. Un campo que desborda ampliamente el acad¨¦mico y period¨ªstico en que se suele mover el com¨²n de los columnistas de EL PA?S. Schwartz afirma que no tiene inconveniente en que figuren sus cargos y compromisos, aunque, seg¨²n reconoce, "la lista ser¨ªa enfadosa".
En cuanto a la cuesti¨®n de fondo, el Defensor del Lector pregunt¨® a Schwartz si cre¨ªa que su condici¨®n de presidente de Idelco le compromete ¨¦ticamente a abstenerse de tratar en su columna temas socioecon¨®micos relacionados directa o indirectamente con el organismo que preside y si su opini¨®n sobre el boicoteo a los productos franceses podr¨ªa considerarse mediatizada por ese cargo. He aqu¨ª su respuesta:
1. "No creo que mi condici¨®n de presidente de Idelco me comprometa ¨¦ticamente a abstenerme de tratar en mis columnas ni en mi programa de televisi¨®n temas socioecon¨®micos directa o indirectamente relacionados con la representaci¨®n que ostento, como tampoco me impide opinar sobre la pol¨ªtica educativa el ser yo catedr¨¢tico de universidad (a tiempo parcial), o de telecomunicaciones el dirigir yo Fundesco [Fundaci¨®n de Telef¨®nica para el desarrollo de la funci¨®n social de las comunicaciones], o de pol¨ªtica en general el ser yo miembro del PP. Aprovecho esta ocasi¨®n para comunicar a los lectores de EL PA?S esas ocupaciones y afiliaciones m¨ªas".
2. "Mi consejo a los lectores de EL PA?S de que se abstengan de secundar el boicoteo de productos comercializados por locales de propiedad extranjera se basa en los hechos que he destacado en mi columna, a saber, que, pese a ostentar marcas extranjeras, su contenido es en m¨¢s de un 90% de fabricaci¨®n espa?ola; y se basa en mi convicci¨®n de que un boicoteo de ese tipo, por no dirigirse contra quienes en Francia utilizan la violencia contra personas y productos espa?oles, ser¨ªa un castigo indiscriminado y contrario a la ¨¦tica social".
Es muy importante que Pedro Schwartz tranquilice a los lectores sobre su independencia de criterio y la no implicaci¨®n de sus relaciones econ¨®mico-empresariales en su funci¨®n de columnista. Pero ?basta esa garant¨ªa personal para resolver esa especie de recusaci¨®n que le plantea el lector de Cieza? La funci¨®n de columnista nada tiene que ver con la de Juez, evidentemente. Pero el hecho de que se le presuma independencia de criterio y honestidad intelectual en sus an¨¢lisis y comentarios le hace asemejarse un poco. Como los justiciables a los jueces, los lectores exigen a los creadores de opini¨®n dignos de ese nombre -desde luego, este lector de EL PA?S en Cieza se lo exige a Schwartz- que no est¨¦n condicionados en sus juicios por otros motivos que los qu¨¦ se derivan del an¨¢lisis riguroso de los hechos. Salvadas las distancias, tambi¨¦n al columnista se le podr¨ªa aplicar lo que el Tribunal Constitucional dice sobre los jueces: "Las razones para su recusaci¨®n no estriban en que cedan a bastardos est¨ªmulos del inter¨¦s o cualesquiera pasiones il¨ªcitas -que de producirse les llevar¨ªa a su condena como prevaricadores [manipuladores en el caso del columnista]-, sino en la sospecha o creencia, por parte de los justiclables [lectores], de que su actuaci¨®n no ser¨¢ todo lo recta, honesta e incorrupta que al decoro y provecho de la justicia [opini¨®n libre y fundada] conviene". La cuesti¨®n es entonces si bastar¨¢ la garant¨ªa personal de Schwartz para despejar las dudas del lector de Cieza u otros lectores respecto de si en determinadas tomas de posici¨®n no ser¨¢ m¨¢s amigo de los intereses que representa como presidente de Idelco, Fundesco y dem¨¢s que de la verdad de los hechos que analiza como columnista.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector o telefonearle al n¨²mero (91) 337 78 36.
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