La II Cumbre de la Tierra hereda los problemas no resueltos tras la alerta de R¨ªo

Hoy comienza en Nueva York la II Cumbre de la Tierra, heredera de la celebrada en 1992 en R¨ªo de Janeiro. Los retos son enormes: el efecto invernadero no cesa, subsiste el alarmante problema de la desaparici¨®n de especies y ecosistemas y, presidi¨¦ndolo todo, el subdesarrollo de gran parte de la humanidad frena cualquier progreso medioambiental, pese a que una pol¨ªtica globalizadora y sostenible se hace cada vez m¨¢s imprescindible. Aunque las instancias internacionales, tras R¨ªo, evidencian mayor sensibilidad, los avances son inconcretos y peligrosamente lentos.

R¨ªo termin¨® con euforia y muchas promesas. La euforia no ha sobrevivido a la falta de voluntad pol¨ªtica para cumplir los escasos resultados concretos: la declaraci¨®n de intenciones llamada Programa 21, el Convenio sobre Cambios Clim¨¢ticos y el Convenio de Biodiversidad, a los que luego se a?adi¨® el de Desertificaci¨®n.Pero cinco a?os m¨¢s tarde los resultados positivos, si existen, son en su mayor parte inconcretos y se inscriben en la creciente aunque lenta toma de conciencia mundial. Hay una mayor atenci¨®n a lo medioambiental en el Banco Mundial, hay redes de observaci¨®n cient¨ªfica de la Tierra que permiten conocer su estado, o est¨¢ la creciente imbricaci¨®n del medio ambiente en la econom¨ªa. "Un nuevo lenguaje de responsabilidad se est¨¢ hablando en los consejos de administraci¨®n", reconoce la organizaci¨®n Panos pero, en temas globales, Ia inercia del proceso de toma de decisiones tiende a perpetuar la inacci¨®n", se?ala Vivianne Castro, de Acci¨®n por la Tierra.

Y el Programa de Naciones Unidas para Medio Ambiente (PNUMA), motor de la Cumbre, atraviesa una gran crisis, el concepto de desarrollo sostenible no logra plasmarse, y la desaparici¨®n irreversible de especies y ecosistemas sigue a un ritmo impresionante, igual que el crecimiento demogr¨¢fico. La mera acu?aci¨®n de la palabra biodiversidad no ha bastado contra el empobrecimiento.

Los convenios citados, quiz¨¢ por irreales, se han convertido en un cors¨¦ burocr¨¢tico, y las mayores preocupaciones de los Gobiernos parecen estado m¨¢s en albergar alguna de las secretar¨ªas de los tratados que en dotarlos de contenidos. En cuanto al cambio clim¨¢tico, los cient¨ªficos afirman tener suficiente base para la acci¨®n preventiva, pero los compromisos pol¨ªticos tardan.

Pero tampoco se pueden negar avances. Se est¨¢n tomando medidas con plazos concretos en temas como los residuos y las emisiones y vertidos contaminantes, al menos en Europa y EEUU.

Efecto invernadero

Se alzan voces que denuncian que el esfuerzo que represent¨® la Cumbre de la Tierra es una estrategia agotada, que ante un problema global la comunidad internacional no est¨¢ preparada. La agudizaci¨®n en estos cinco a?os de las emisiones de efecto invernadero, la desaparici¨®n de especies y ecosistemas y el subdesarrollo de la mayor parte de la poblaci¨®n, se?alan los expertos, no permiten augurar un futuro optimista si no hay nuevas v¨ªas de actuaci¨®n.