Espa?a, sin hacer los deberes

El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ofrecer¨¢ hoy ante el plenario de la ONU, con una duraci¨®n de siete minutos -el mismo tiempo concedido a Greenpeace y otros jefes de Gobierno-, un discurso que no se diferenciar¨¢ b¨¢sicamente del de sus hom¨®logos europeos, proyectado en tres cuestiones b¨¢sicas: el agua potable, la energ¨ªa y la ecoeficiencia.A partir de ah¨ª, Aznar se concentrar¨¢ en exponer el mensaje de las principales preocupaciones espa?olas medioambientales, que vienen a ser, seg¨²n fuentes de La Moncloa: los oc¨¦anos, la desertificaci¨®n, la pesca y los recursos pesqueros, el turismo sostenible y el cambio de h¨¢bitos del consumo y la producci¨®n, as¨ª como tambi¨¦n la situaci¨®n del Mediterr¨¢neo y el prop¨®sito de reforzar el compromiso de invertir buena parte de las ayudas a los pa¨ªses en desarrollo en proyectos medioambientales (hasta ahora ese porcentaje asciende a un 35%).

Pero, al margen de esas buenas intenciones, Espa?a, como la mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados que acuden a la cumbre, se presenta sin los deberes cumplidos. Por ser un pa¨ªs con un horizonte amplio de crecimiento consigui¨® una especie de bula en las reducciones de di¨®xido de carbono que los pa¨ªses ricos se fijaron para el a?o 2010: disminuir para esa fecha entre un 10% y un 15% los niveles de emisiones alcanzados en 1990. A fecha de hoy, Espa?a ha incrementado sus emisiones contaminantes en un 15% y, dado el nivel de crecimiento que auguran los analistas econ¨®micos, esa cifra superar¨¢ con creces el margen concedido, que es no sobrepasar en el 2010 un incremento del 17% del di¨®xido de carbono.

En al ¨¢mbito de la biodiversidad, Espa?a tampoco aprobar¨¢ el examen. Se comprometi¨®, como todos los firmantes de R¨ªo, a establecer una estrategia nacional sobre biodiversidad, un campo en el que no se han dado un solo paso tras las t¨ªmidas andandas realizadas hasta que el PP alcanz¨® el poder. Ni siquiera se han desarrollado peque?as iniciativas paraprofundizar las declaraciones de impacto ambiental de los proyectos de carreteras en su trazado completo -no por tramos aislados, como se hacen ahora-, los planes hidrol¨®gicos de cuenca o los urban¨ªsticos.

En el frente m¨¢s ambicioso para las aspiraciones espa?olas, como es la lucha contra la desertificaci¨®n, al haber presentado a Murcia como ciudad candidata para acoger la sede mundial de la ONU, las posibilidades de conseguirlo se mantienen dudosas. Sus competidoras son Montreal y Berl¨ªn. Ninguna de estas potenciales sedes son el paradigma de la desertificaci¨®n, pero sin duda gozan de mejor posici¨®n y recursos que Murcia. En cumplimiento de las directrices del Gobierno de Aznar, Murcia, como cualquier otra ciudad que aspire a sede de un organismo internacional, deber¨¢ asumir ella sola o con su regi¨®n, los gastos de su mantenimiento, una carga excesivamente pesada para una capital como la del sureste espa?ol.

Acci¨®n y menos palabras son las propuestas que las organizaciones ecologistas han pedido al presidente Aznar y a los delegados de la cumbre. La CODA o Greenpeace, junto a Third World Network, ser¨¢n las ¨²nicas dos ONG invitadas al uso de la palabra en esta cumbre de Nueva York.

Para Cristina Narbona, protavoz parlamentaria de la oposici¨®n y ex secretaria de Estado de Medio Ambiente, incluso faltan las palabras: "En el discurso de investidura como presidente, Aznar dedic¨® un minuto a esta preocupaci¨®n. Habl¨® de reducir un 20% las tarifas energ¨¦ticas, pero no mencion¨® que ese ahorro se lograr¨ªa por un uso m¨¢s intensivo de las energ¨ªas renovables".