Borr¨®n y cuenta nueva para la provincia
A finales de enero de 1996, la comisi¨®n presidida por el ex senador estadounidense George Mitchell entreg¨® un informe al Gobierno conservador presidido por John Major en el que daba su veredicto sobre la disposici¨®n de los grupos paramilitares de Irlanda del Norte sobre la entrega de armas. A juicio del ex senador y amigo personal del presidente Bill Clinton, pretender que el IRA y los grupos armados pro unionistas se deshicieran de sus respectivos arsenales, al comienzo de las negociaciones sobre el futuro del Ulster, era una utop¨ªa. En cambio, Mitchell se?alaba la posibilidad de que una comisi¨®n internacional se hiciera cargo de todo el proceso "paralelarriente" a las negociaciones pol¨ªticas.Al mismo tiempo, el ex senador fijaba seis principios -el m¨¢s importante de ellos el compromiso p¨²blico con los medios pac¨ªficos para obtener los fines deseados- que tendr¨ªan que ser acatados por la totalidad de los partidos pol¨ªticos representados en la mesa negociadora. John Major acogi¨® positivamente el informe Mitchell, pero su Gobierno vacil¨® a la hora de aplicarlo. En su lugar, d¨ªas despu¨¦s, el Gobierno conservador brit¨¢nico puso en marcha un proceso electoral en el Ulster para elegir democr¨¢ticamente a los partidos que habr¨ªan de sentarse en la mesa negociadora.
La respuesta del IRA fue la, ruptura de la tregua que hab¨ªa durado m¨¢s de 17 meses, haciendo estallar el 9 de febrero de aquel 1996 una potent¨ªsima bomba en la zona de los Docklands en Londres, que se cobr¨® dos vidas y millones de libras en p¨¦rdidas econ¨®micas. A partir de ese momento y aunque la mesa negociadora que tiene a su cargo hallar un acuerdo pol¨ªtico en la provincia se form¨® el 6 de junio del a?o pasado y se ha venido reuniendo intermitentemente, el proceso de paz qued¨® seriamente da?ado.
La oferta presentada oficialmente ayer por el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, viene a ser el ¨²ltimo esfuerzo posible por resucitar un moribundo. Significa algo as¨ª como borr¨®n y cuenta nueva sobre los supuestos errores del anterior Gobierno, aunque nadie garantiza que bajo las nuevas circunstancias el IRA est¨¦ dispuesto a ofrecer un nuevo y definitivo alto el fuego.
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