Derecho de asilo y acci¨®n democr¨¢tica
La aventura angole?a del opositor guineano Severo Moto corresponde seguramente a un disparate pol¨ªtico, sobre el que todav¨ªa existe, sin embargo, poca informaci¨®n. Pero la propuesta de revisi¨®n de su estatus como asilado pol¨ªtico en nuestro pa¨ªs constituye una respuesta equivocada de suma gravedad. En primer lugar, de llevarse a cabo, significar¨ªa una violaci¨®n tanto de las normas como de los usos y comportamientos democr¨¢ticos internacionales. En segundo lugar, constituye un grave error pol¨ªtico. Y en tercer lugar, aunque no el ¨²ltimo en importancia, constituye una se?al de alerta sobre los derroteros adoptados por la pol¨ªtica espa?ola hacia Guinea Ecuatorial.El Gobierno espa?ol se bati¨® recientemente por la limitaci¨®n del derecho de asilo en el seno de la Uni¨®n Europea; es decir, entre pa¨ªses democr¨¢ticos y embarcados en un proceso de uni¨®n pol¨ªtica. Y, pese a ello, perdi¨® la batalla, porque, de acuerdo con muchas voces, la Uni¨®n ha acabado primando la existencia de garant¨ªas de protecci¨®n frente a eventuales arbitrariedades de pa¨ªses democr¨¢ticos. En contraste, en este caso no puede existir ninguna duda sobre lo que significa el derecho de asilo. El r¨¦gimen de Obiang constituye una dictadura que ha sido repetidamente condenada por sus violaciones de los derechos humanos y que ha sumido al pa¨ªs en una situaci¨®n econ¨®mica y social lamentable como resultado de la corrupci¨®n y avidez por el lucro del dictador y el n¨²cleo dirigente reunido en torno a ¨¦l.Plantear la revisi¨®n del estatus de asilado de Severo Moto, con motivo del hecho y car¨¢cter de sus actividades pol¨ªticas contra la dictadura, es abandonar la l¨®gica de la concepci¨®n democr¨¢tica del derecho de asilo y sustituirla por el mercadeo pol¨ªtico. Espa?a est¨¢ legitimada, como cualquier pa¨ªs, a plantear qu¨¦ actividades de los asilados estimula y cu¨¢les desalienta o incluso proh¨ªbe. Pero revisar el mismo asilo equivale a dar carta de legitimidad al r¨¦gimen que ha provocado la petici¨®n de amparo. Adem¨¢s, sugerir al dictador que un derecho de este tipo puede resultar negociable parece, como m¨ªnimo, la peor de las pedagog¨ªas sobre la relevancia de los derechos humanos.
La idea de la revisi¨®n del asilo ha aparecido, adem¨¢s, envuelta en una actitud comprensiva hacia el Gobierno guineano, que parece basarse en la creencia de que ahora s¨ª que va a existir un proceso de democratizaci¨®n. Desgraciadamente, esta idea no tiene ning¨²n fundamento, y la adopci¨®n de este tipo de actitud constituye en s¨ª misma un serio error pol¨ªtico. En unos pocos a?os, Guinea Ecuatorial ha conocido unas elecciones legislativas, unas elecciones municipales y, finalmente, unas presidenciales. En el inicio de cada andadura electoral estuvo una supuesta actitud de verdadera reforma, y un apoyo pol¨ªtico y financiero de Espa?a y de la comunidad internacional. Cada uno de los procesos result¨® finalmente un aut¨¦ntico fiasco, y fue conde nado por la oposici¨®n democr¨¢tica, Espa?a y la comunidad internacional. Todos los progresos logrados en el camino (legalizaci¨®n de partidos, reducci¨®n del n¨²mero de presos pol¨ªticos, ayuntamientos democr¨¢ticos ... ) han sido literalmente arrancados y mantenidos a duras penas por la oposici¨®n. El Gobierno de Aznar no dispone de ninguna clave particular para transformar el car¨¢cter de la dictadura, y s¨ª, en cambio, una peor situaci¨®n para presionar a favor de la democratizaci¨®n real. La confirmaci¨®n de la existencia de importantes reservas petrol¨ªferas, as¨ª como la antidemocr¨¢tica derrota impuesta a la oposici¨®n en las ¨²ltimas elecciones presidenciales, han provocado una inflexi¨®n en la correlaci¨®n de fuerzas favorable a la dictadura. Actitudes transigentes con la falta de democratizaci¨®n s¨®lo tendr¨¢n la virtualidad de afianzar el Gobierno dictatorial. Bastar¨¢ esperar unas pocas semanas para que quien lo desee pueda comprobar el rastro de la nueva "actitud" p¨²blica espa?ola en un incremento de las provocaciones a los partidos democr¨¢ticos, detenciones de militantes dem¨®cratas, malos tratos y un largo etc¨¦tera de violaciones de derechos humanos.
El hecho acontecido supone una se?al de alerta sobre el estado de confusi¨®n e inoperancia alcanzado por la pol¨ªtica espa?ola hacia Guinea Ecuatorial, y plantea la necesidad de una reflexi¨®n urgente por parte de todos. ?sta es la primera vez que Guinea Ecuatorial salta a la luz p¨²blica, tras el cambio gubernamental producido en nuestro pa¨ªs. Y los acontecimientos han revelado que no hay pol¨ªtica definida hacia Guinea Ecuatorial, que no hay siquiera discusi¨®n de planes y que, sobre todo, no existe ninguna traducci¨®n pr¨¢ctica de la orientaci¨®n de consenso en pol¨ªtica exterior que los principales partidos (Gobierno y oposici¨®n) dicen defender. De hecho, ¨¦sta es una tendencia que viene de m¨¢s lejos. Ya el ensimismamiento y la falta de reflejos de los partidos espa?oles con motivo de las ¨²ltimas elecciones espa?olas, as¨ª como sus enfrentamientos, fueron aprovechados por Obiang para llevar a cabo, sin apenas contratiempos, su farsa electoral presidencial.
Pero es precisamente ahora cuando es m¨¢s necesaria una pol¨ªtica coherente. Por una parte, el dictador juega a consolidarse apoy¨¢ndose en las nuevas perspectivas de ingresos para el r¨¦gimen, basados en la falta de escr¨²pulos democr¨¢ticos y sociales de las compa?¨ªas petroleras. Por la otra, el ejemplo zaire?o recorre el continente africano estimulando la idea de que es posible desprenderse de algunos dictadores con acciones armadas y apoyos bien elegidos. El futuro de Guinea Ecuatorial parece as¨ª aprisionado entre el fatalismo de la continuidad del desastre pol¨ªtico y social de la dictadura y el peligroso espejismo de la virtualidad de la violencia. Si Espa?a quiere contribuir a la democratizaci¨®n de Guinea deber¨ªa dise?ar una pol¨ªtica activa, basada en el consenso, que incluya tanto las exigencias democr¨¢ticas al r¨¦gimen como la ayuda a la consolidaci¨®n de las fuerzas de la oposici¨®n. La consolidaci¨®n de estas fuerzas, que conllevar¨¢ la desaparici¨®n de tentaciones aventureras, forma parte de las condiciones para un futuro democr¨¢tico de Guinea Ecuatorial.
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