El veneno
LA FINANCIACI?N de los partidos pol¨ªticos es uno de los problemas m¨¢s significativos que tiene planteados la democracia en general y la espa?ola en particular. Tal trascendencia se explica por la senda peligrosa en que han entrado las" organizaciones pol¨ªticas para sufragar su funcionamiento, m¨¢s caro y complejo cada d¨ªa. El cobro de comisiones, la exacci¨®n de tributos irregulares, las mordidas e impuestos revolucionarios en las obras p¨²blicas, la creaci¨®n de sociedades de servicios fantasma, etc¨¦tera, se han convertido en turbias fuentes de suministro de dinero sin control y a las que, por desgracia, muy diversos partidos de distinta ideolog¨ªa parecen haber recurrido de forma nada escrupulosa, con grave da?o de su credibilidad ante unos ciudadanos a los que se exige transparencia y austeridad en sus relaciones con el Estado.El caso Filesa (que afecta al PSOE), cuya vista preliminar comienza hoy, y el juicio por el caso del t¨²nel de S¨®ller (que tiene como protagonista al PP), en Palma de Mallorca, son ejemplos suficientes de la desviaci¨®n democr¨¢tica que supone la Financiaci¨®n irregular de los partidos pol¨ªticos. Filesa y S¨®ller no son casos iguales. En el primero, se investiga la creaci¨®n por parte del PSOE de una trama de sociedades (Malesa, Filesa y Time Export) dedicadas a la captaci¨®n organizada de fondos procedentes del sector privado. Hay 26 acusados, aunque tras siete a?os de investigaci¨®n Judicial no se conoce con nitidez la identidad concreta de quienes crearon las sociedades. La vista preliminar examinar¨¢ probablemente la petici¨®n de nulidad del proceso por defectos en la instrucci¨®n del sumario por el juez Marino Barbero. El precedente del caso Naseiro (tesorero del PP), en el que fue anulada la principal prueba de la acusaci¨®n por defectos de forma (escuchas telef¨®nicas sin autorizaci¨®n judicial), pesa ominosamente sobre Filesa.
El juicio del t¨²nel de S¨®ller presenta perfiles muy expl¨ªcitos, aunque las cantidades desviadas sean inferiores. Gabriel Ca?ellas, ex presidente de Baleares, est¨¢ acusado de prevaricaci¨®n y cohecho, por percibir 50 millones del empresario Antonio Cuart a cambio de la concesi¨®n injusta del t¨²nel de peaje.
Los sistemas corruptos de financiaci¨®n podr¨ªan ser analizados espuriamente como la respuesta l¨®gica de los partidos a los cambios pol¨ªticos y sociales que han encarecido su funcionamiento y que han reducido sus ingresos por cotizaci¨®n de militantes. Las organizaciones pol¨ªticas, que se sosten¨ªan anta?o b¨¢sicamente con el trabajo gratuito de sus militantes, semejan hoy empresas con gastos exorbitantes, cuyos dirigentes se comportan como ejecutivos y perciben retribuciones a veces tan elevadas como ellos. Al fen¨®meno de profesionalizaci¨®n de la pol¨ªtica hay que a?adir el probable descenso de las cotizaciones de los militantes. Esto se explica en gran parte por el escaso inter¨¦s que tiene para los ciudadanos participar en organizaciones poco transparentes y gobernadas por las decisiones lejanas de un peque?o n¨²mero de elegidos.
Pero ser¨ªa lamentable asumir tales explicaciones como irremediables. La primera invocaci¨®n ante casos como Filesa o el del t¨²nel de S¨®ller es recordar que los partidos est¨¢n obligados a cumplir las normas: la Ley de R¨¦gimen Electoral, de 1985, y la Ley de Financiaci¨®n de los Partidos Pol¨ªticos, de 1987. En segundo lugar, que tales leyes prev¨¦n fuentes de financiaci¨®n p¨²blica suficientes. Por ¨²ltimo, que si en alg¨²n caso no lo fuesen, porque se demostrase una desviaci¨®n cr¨®nica de los gastos de funcionamiento -afirmaci¨®n harto discutible-, existen procedimientos establecidos para modificar las normas actuales. No hay matices.
La sociedad espera de ambos juicios que desvelen y castiguen las tramas de financiaci¨®n ilegal de los partidos y que ¨¦stos saquen de su esclarecimiento la conclusi¨®n de que los ciudadanos han dicho basta a tales pr¨¢cticas. Ninguna instituci¨®n democr¨¢tica puede sobrevivir a la corrupci¨®n sistem¨¢tica y a la falta de transparencia en las cuentas. Aunque ning¨²n particular se hubiese enriquecido por ello.
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